VALÈNCIA. Un lugar donde crear, aprender y asesorarse. Un espacio en el que comentar en voz alta lo que puede ser y lo que tal vez es mejor evitar. Así es La Trastienda, el proyecto creativo de la artista Jana Kazimi que toma el espacio valenciano Catástrofe -recién inaugurado por Luna Valle- para ofrecer una terapia abierta para proyectos creativos. Inspirada en la Terapia de proyectos del colectivo La Breva Kazimi traslada La Trastienda a un espacio multidisciplinar que va más allá de la fotografía y que celebra su próxima sesión conjunta el 9 de noviembre: “La finalidad del proyecto es crear un espacio de debate y retroalimentación sana entre artistas; puesta en común lo llaman en bellas artes. Siento que hoy en día los artistas están aislados, trabajan en sus talleres, casas y espacios y rara vez se crea esa dinámica de pedir consejo y apoyo a otros del gremio.”
Generando un espacio donde los artistas se encuentran, lejos de los espacios de producción que suelen ser más solitarios, busca que La Trastienda sea un lugar en el que crear en comunidad: “Creo que se asocia a los artistas con un proceso de trabajo solitario, cuando en verdad, en comunidad, trabajamos y crecemos mejor. Ser artista no significa estar solos”, destaca la gestora del proyecto. Para Kazimi todas las “obras y creaciones necesitan de esa comunidad y puesta en común”, algo que por culpa de las redes sociales se está desvaneciendo: “Siento que los artistas se comunican a través de eso y no hay tanta dinámica humana, me faltan reuniones entre artistas que me aporten crítica constructiva o consejos y tips de herramientas, puntos de vista y recursos que quizás yo no conocía/veía”.

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Respecto a lo que puede aportar este proyecto al tejido cultural valenciano, Kazimi lo tiene claro: comunidad. Un lugar donde ser y pensar las ideas en voz alta, sin miedo a la crítica, de hecho más bien buscándola: “Este proyecto puede aportar conexiones y contactos porque de las sesiones realizadas han salido colaboraciones entre los participantes que vinieron buscando quizás conocer gente o exponer su idea que aún se está gestando y se han encontrado con alguien que apoya esa idea y tiene algo que aportar”. Una idea que viene con una promesa por parte de Kazimi, la de “aportar red de comunidad y apoyo para los artistas valencianos”: “En el mundo ideal me encantaría que todos tuvieran ese espacio dentro sus gremios, por eso estoy creando esa dinámica y por ahora la aterrizo en Catástrofe, un espacio que abre puertas a cualquier iniciativa cultural”.
Aprendiendo de las sesiones ya realizadas, Kazimi destaca que se ha encontrado con perfiles de todo tipo, y “chicos y chicas de diferentes disciplinas”. Para todxs La Trastienda se ha convertido en el lugar en el que hablar sin miedo y aprender de los demás, de comentar en voz alta las preocupaciones y de sentir comunidad. Y para que el arte de la vuelta a la ciudad, Kazimi está también en proceso de crear un repositorio digital para ofrecer a los artistas según lo que ha recibido en las sesiones: “He ido tomando nota de lo que necesitan los artistas y estoy generando un repositorio cultural con un listado de cosas que pueden venir bien a los artistas, desde herramientas digitales hasta periódicos culturales, pasando por salas de exposiciones y tiendas de arte”. Unos materiales que se esconden en La Trastienda, que abre las puertas a quienes se atrevan a decir sus ideas en voz alta.

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