VALÈNCIA. La Diputación de Valencia, en colaboración con la concejalía de Cultura Festiva del Ayuntamiento de València, pondrá en marcha finalmente la realización de un estudio para conocer el impacto económico de las Fallas en la ciudad de València y los municipios de las comarcas valencianas, un estudio que fue anunciado por el consistorio en 2015 y que, en 2016, la Diputación se quiso sumar, proyecto del que poco se sabía hasta ahora. En concreto, la corporación provincial aportará una dotación de 40.000 euros para la ejecución de la propuesta técnica y económica, mientras que el Ayuntamiento financiará otros 14.000 euros de un proyecto que cuenta con la coordinación de un equipo técnico de la Facultad de Economía de la Universitat de València, a través del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE), y la Oficina PATECO-Comerç i Territori, perteneciente al Consejo de Cámaras Oficiales de Comercio, Industria, Servicios y Navegación de la Comunitat Valenciana.
La vicepresidenta de la Diputación de Valencia, María José Amigó, ha incidido en que la importancia de las Fallas "trasciende lo puramente festivo, teniendo importantes repercusiones en el ámbito cultural, social y económico. Se puede hablar incluso de una industria fallera, ya que de esta actividad dependen numerosos sectores productivos", ha destacado. Es por ello, "Resulta necesario conocer en profundidad los aspectos clave de la fiesta para que las administraciones públicas podamos orientar nuestros esfuerzos e inversiones y, a la vez, los diferentes sectores económicos puedan dinamizar sus actuaciones en favor de un mejor aprovechamiento de las oportunidades que proporciona esta manifestación festiva", ha indicado.
Por su parte, el concejal de Cultura Festiva en el Ayuntamiento de València, Pere Fuset, ha abogado por impulsar "un conjunto de estudios que dimensionen y evalúen su impacto, confiando su realización a entidades y organizaciones de reconocido prestigio en el ámbito técnico y académico". El estudio, que esperan que sea el más ambicioso de entre los realizados hasta el momento, se enmarca dentro del plan estratégico de las Fallas impulsado por el propio edil, con el propósito de estimar el impacto real de la fiesta en los ámbitos económico, social, turístico y medioambiental, así como analizar los beneficios económicos dirigidos a esta manifestación festiva. Para la obtención de los resultados, la propuesta metodológica considerará la celebración de las Fallas 2017, cuantificando el gasto económico asociado a la actividad fallera –y por lo tanto su impacto económico– generado en el ejercicio fallero 2016-2017.
En cuanto al ámbito territorial, se analizará la ciudad de València, al ser ésta la que concentra la mayor actividad fallera, así como un conjunto de ciudades del resto de las comarcas valencianas con presencia de Fallas (Alzira, Gandia, Sagunto, sueca, Torrent y Xàtiva) representativas de la actividad fallera, para las que se ofrecerá información particularizada. La dimensión del estudio supone un reto metodológico de cierta magnitud, que exigirá el desarrollo de una investigación que combine tanto un enfoque cuantitativo como cualitativo. En concreto, se ha realizado una primera identificación de 43 sectores económicos directamente involucrados en la fiesta, que incluyen a artistas falleros, bandas de música, indumentaria, floristería, pirotecnia y hostelería, entre otros.
Fue el 30 de octubre de 2015 cuando por primera vez se habló del estudio de impacto económico, cuando el Pleno del Ayuntamiento de Valencia aprobó impulsar la elaboración de un Plan Estratégico de las Fallas “como primer paso para la búsqueda de herramientas útiles para les fiestas donde se evalúen el impacto económico, social o turístico de las Fallas desde el ámbito científico y con la participación de los diferentes agentes festivos de la ciudad”. Después de reunirse Fuset y Pepe Martínez Tormo, secretario general de Junta Central Fallera, con representantes de la la Cámara de Comercio de Valencia y la Facultad de Economía de la Universitat de València, poco se supo del proyecto, que quedó paralizado hasta que el presidente de la Diputación, Jorge Rodríguez, planteó en otoño de 2016 la necesidad de impulsarlo.