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el dedo en el ojo 

Badenas, el catedrático de Vox

El segundo teniente de alcalde de València es una especie de verso libre dentro del universo de Abascal

| 19/02/2024 | 4 min, 54 seg

VALÈNCIA. Resulta cómodo escribir sobre ciertos políticos. El material que ofrecen algunos facilita la labor de hacerlo. Un caso paradigmático de ello es el protagonista que nos ocupa en este número. Juan Manuel Badenas Carpio (València, 1965). Desde su designación como candidato a la alcaldía del Cap i Casal, este catedrático de Derecho Civil nos ha obsequiado con no pocas perlas que vienen a definir al personaje. Su célebre «Ser nazi no es un delito; el pensamiento no delinque» que espetó en una entrevista en Plaza Radio fue, hasta la fecha, su mayor hit. Pero no menos exquisitos fueron su autoproclamación, en declaraciones a la Cadena SER, como vicealcalde, cargo que no existe en el organigrama actual del consistorio, o el vídeo en el que proclamaba que, de estar entre nosotros, Vicente Blasco Ibáñez sería de Vox. Cabe decir que ya apuntaba maneras en campaña. No sacó la sierra mecánica como Milei, pero casi, pues apareció con un taladro «para acabar con el estropicio de los carriles bici. Prepárate Ribó», que en campaña auguraba que el espectáculo llegaba a la ciudad. 

Son solo muestras de su personalidad, que invita a pensar que su querencia es la de incitar a la provocación. Como si formara parte de una estrategia en aras de darse a conocer, de querer acaparar portadas y minutos, de la necesidad de llamar la atención aunque sus planteamientos sean más propios del cuñadismo que de los de un concejal que recibe dinero público como representante de todos y todas. 

Badenas es un provocador nato, aunque a su partido no le haga ninguna gracia. Y ya le han pegado varios toques. El último, que sepamos, fue por lo del nazi. No hizo gracia alguna. Se sabe que no dijo, jurídicamente, ninguna mentira, pero cómo lo dijo y el hecho de repetirlo dos veces, ante la insistencia y cierto estupor de quien le preguntaba (casualmente fue servidor), daba pistas de que era eso lo que quería decir, conocedor de que dejaba una perla encima de la mesa. El problema es que luego tuvo una importante repercusión, provocando esa llamada de atención, que hizo que el catedrático se pusiera nervioso y atacara, como suele hacer su partido, al mensajero, al que afeó, a posteriori, una supuesta tergiversación de sus palabras. Si es que es para echarse unas risas, si es que nos imaginamos en los cuarteles de los voxistas conversaciones del tipo «malditos medios comprados al servicio de las élites» o «periodista bolivariano narcocomunista».

No sé si debieron tergiversar en Madrid sus palabras o sus burlas y retos constantes a María José Catalá en los primeros meses de gobierno, cuando aún no formaban parte de él. Pero tampoco debieron gustar sus métodos, porque cristalizaron con la llegada de una dirigente de Madrid para cerrar la entente, medio desautorizando a Badenas, que en la mencionada entrevista a Plaza Radio reconoció la intervención estatal asegurando que él hubiera apretado más. «Yo tenía unos tiempos y a lo mejor, yo hubiera conseguido un acuerdo mejor».

Pero es que Badenas da juego. A Badenas le da igual que los datos oficiales de ocupación ilegal de viviendas no sean tan escandalosos como ellos aseguran o que los delitos que se cometen anden en la media nacional. «A mí los datos me dan igual, las personas humanas son los datos», decía en un entrevista radiofónica de campaña para acusar a la izquierda de haber convertido la ciudad en una urbe peligrosa. Solo le faltó decir que era poco menos que la favela de Jacarezinho en Río de Janeiro. 

No sabemos si Badenas durará más o menos como concejal de lo que a él le gustaría. Los caminos de Vox son inescrutables. Aunque pueda parecer que Badenas es el perfil ideal, acorde con lo que dicen dirigentes tan vehementes como Garriga o el ahora difuminado Buxadé, su exceso de protagonismo, sus derrapadas y demás pueden apartarlo de la línea política si no lo hacen los votantes con su partido. Porque los apoyos van menguando y algunos analistas ya visualizan que les pase lo mismo que le ocurrió a Ciudadanos o, peor, que acaben como Podemos porque, con tanta purga que lleva la derecha extrema, es posible que acaben matándose entre ellos o colgados por los pies, metafóricamente hablando, que luego la izquierda o en este caso la derecha, malinterpreta las expresiones. Pero volvamos al protagonista. 

Escribía Víctor Maceda en El Temps un artículo dedicado al concejal, con todo lujo de detalles y repasando su carrera. ‘El punki fatxa’ era el encabezamiento que venía de una conferencia que dio Badenas en la sede de Valentia Forum. Su intervención comenzó haciendo alusión a una de las canciones de Siniestro Total: «Os dije que iba a empezar esta conferencia con una frase y como prometí que iba a hacerlo, pues lo hago: Más vale ser punki que maricón de playa». No tendrá Badenas una estética punk. Y aunque la tuviera, jamás debería ser juzgado por ello. Sino por sus hechos, y sus intervenciones, como cargo público que es. Y como cobra con la pasta de todos, al menos, se le debe pedir cierta mesura. No es tener la piel fina, sino exigir un cierto nivel de responsabilidad. 

* Este artículo se publicó originalmente en el número 112 (febrero 2024) de la revista Plaza

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