La miniserie de la BBC, éxito sin precedentes de una ficción seriada en la televisión británica, llegará a España el próximo 24 de octubre de la mano de Netflix. Tras la gran acogida, su protagonista, Richard Madden, conocido por ser Robb Stark en Juego de Tronos, se postula como el próximo James Bond
VALÈNCIA. Bodyguard, la miniserie de la BBC que ha reventado los audímetros de la televisión durante las últimas 6 semanas en Gran Bretaña, lo tiene todo. Tensión in crescendo en un thriller policiaco, ambiente de constante amenaza consecuencia del terrorismo yihadista, política y luchas de poder, corrupción del Estado, un héroe torturado tras su traumático paso por Afganistán y una atracción sexual nada conveniente con una mujer poderosa. Súmenle al coctel que está escrita por uno de los showrunners más aclamados del país, Jed Mercurio, creador de Line of duty, y que está protagonizada por el atractivo Robb Stark de Juego de Tronos (Richard Madden) y la prestigiosa Keeley Hewes (Line of Duty, Doctor Who).
El éxito sin precedentes en la televisión británica, con más de diez millones de espectadores, no es una sorpresa del todo. Line of duty, la serie sobre una unidad anticorrupción, creada por el mismo autor que Bodyguard, ya cosechó excelentes audiencias. Su primera temporada, de las cuatro existentes, alcanzó 4. 1 millones de espectadores, el mejor rendimiento para la BBC Two en 10 años en ese momento. En la actualidad está a punto de rodarse la quinta temporada.
En segundo lugar, bien es sabido que la gran mayoría de actores principales que han pasado por Juego de Tronos han visto incrementarse sus cachés y ofertas de trabajo gracias a la popularidad de la serie y los personajes que han interpretado en la saga de R. R. Martin. Para todo el planeta Richard Madden es Robb Stark, el primogénito de los Stark, asesinado en la convulsa ‘boda roja’. Inesperada e injusta, su muerte fue una de las más lloradas de la historia de la televisión. Y probablemente, o al menos así lo reclamaban en las redes sociales los espectadores de Bodyguard y también apuestan algunos medios, Richard Madden se convierta en el futuro James Bond.
Por otra parte, la conjugación de temas de actualidad que tocan de lleno el imaginario colectivo, como son las constantes amenazas terroristas en las grandes ciudades europeas o la corrupción dentro del sistema, probablemente supongan un desahogo temático para el público británico más allá del omnipresente ‘tema Brexit’. La serie comienza, precisamente, en un tren de cercanías, donde una mujer está a punto de inmolarse con un chaleco explosivo, mientras su protagonista viaja en el mismo tren con sus dos hijos.
La serie pone sobre la mesa, además, determinados dilemas éticos que son comunes en los países occidentales: la idoneidad o no de participar en conflictos bélicos, como el de Afganistan, es uno de ellos. Un tema tal vez más manido, quince años después de la Cumbre de las Azores. Mucho más actual es la corriente política que aboga por tener más mano dura en cuanto a políticas de inmigración y lucha contra el integrismo islámico, un asunto que defiende el personaje de la política Julia Montague (Keely Hawes).
Por último, destacar la guinda del pastel: la aparición reiterada de escenas de sexo y de un desnudo masculino. Bien es sabido que Juego de Tronos abusa de la sexposition. Richard Madden como Robb Stark, precisamente, protagonizó unas cuantas escenas de sexo. Sin embargo, en la BBC, históricamente, este tema siempre ha sido peliagudo para la televisión pública, aunque en los últimos años se han ido mostrando paulatinamente algunos casos. El más mediático es el de la versión modernizada de Poldark. La noche en la que Aidan Turner apareció con el torso desnudo agarrando una guadaña, las redes sociales quedaron en shock y la imagen invadió internet.
El ‘momento Poldark’ se ha repetido en Bodyguard, yendo más allá que la exhibición de un torso. De nuevo es el cuerpo masculino, y no el femenino, el que roba el centro de la imagen, para deleite de parte de audiencia, sin ser en absoluto necesario para la trama. Y una vez más las redes y los medios se revuelven, en diferentes sentidos, ante la imagen. Unos la aplauden, otros la critican. Sea cual sea la opinión, genera ruido social y noticias, y por tanto, notoriedad. Quedaría pendiente reflexionar si la tendencia se traduce en una normalización del cuerpo masculino, en una liberación, antes tabú en televisión, o, como otras opiniones defienden, se trata de cosificación masculina, como ha ocurrido históricamente con el cuerpo femenino.
El actor Richard Madden ha confesado sentirse algo incómodo por su nuevo estatus de símbolo sexual, aunque entiende que forma parte de la fórmula de marketing para que un producto hoy en día tenga mayor relevancia. Sea como fuere, el potente ingrediente no pasa inadvertido y es síntoma de los nuevos tiempos en las series de televisión británicas. Y, desde luego, no desmerece en absoluto el excelente resultado final de todo el producto. El de una ficción que no deberían perderse porque, sin ninguna duda, lo tiene todo.