La dirección regional recuerda el acuerdo al que se llegó con los ediles: dejarían el acta si permanecían investigados con el levantamiento del sumario. No obstante, varios concejales quieren mantenerse en el consistorio
VALENCIA. La presidenta regional del PPCV, Isabel Bonig, se enfrenta a uno de sus exámenes más complicados desde que accedió al liderazgo de la formación popular valenciana. El levantamiento de sumario sobre el presunto caso de blanqueo protagonizado se ha producido dejando como investigados -antes denominados imputados- a los concejales y asesores que se encontraban en esa condición.
Fuentes de la dirección regional subrayaban ayer a este diario que el acuerdo al que se llegó hace un mes con los ediles es que dejarían el acta si permanecían investigados cuando se produjera el citado levantamiento del sumario. De hecho, Bonig se mantuvo ayer en esta línea al ser preguntada sobre este particular por los medios de comunicación, si bien hizo hincapié en las "pruebas" que se presentaran.
"La línea del partido está marcada y así lo han asumido los miembros del grupo municipal y se actuará de acuerdo con la línea marcada si se confirman las investigaciones y en base a las pruebas que haya del levantamiento del sumario", recalcó.
No obstante, según algunos dirigentes municipales, al menos varios concejales tienen la intención de mantenerse en el consistorio. De hecho, precisamente se aferran a las palabras de Bonig para recalcar que, a su juicio, el levantamiento del secreto de sumario no aporta esas "pruebas" que demanda la presidenta regional. Unas reflexiones que apuntan a la resistencia a dejar el acta por parte de, al menos, varios concejales del actual grupo municipal popular.
De esta manera, la presidente regional se enfrenta a un reto importante desde que lidera el partido. Si trata de imponer su criterio pero no convence a los concejales de que abandonen, su posición quedará debilitada. Por el contrario, si decide dar un paso atrás y reconsiderar la exigencia del acta a los ediles, evidenciaría un cambio de discurso respecto a la línea roja que había establecido.