VALENCIA, (EFE). La presidenta del Centro Cultural Islámico (CCI) de Valencia, Mariam Bouroni, considera que debe prevalecer el derecho a la educación, al trabajo y a la libertad de la práctica religiosa sobre la prohibición a llevar yihab, una prenda que supone "un acto de fe" y cuyo uso, afirma, es una decisión "personal y libre" de la mujer musulmana.
Bouroni, quien preside desde el pasado domingo esta entidad, asegura en una entrevista que "nadie es quien" para obligar a una mujer a llevar velo, e incluso algunas practicante del Islam deciden no hacerlo "y no son menos musulmanas que las que lo llevan". Según afirma, esta "lucha" no es solo de Takwa Rejeb, una alumna a la que se prohibió asistir a sus clases en el instituto en Valencia por llevar velo, sino de "otras chicas que se han encontrado con esas barreras" tanto en su formación académica como a la hora de buscar un trabajo, a pesar de estar plenamente cualificadas.
"Son estereotipos y prejuicios muy arraigados en la sociedad", afirma Bouroni, quien insiste en que llevar el velo no es una forma de sumisión o de imposición del hombre sobre la mujer. "Si existen casos en los que su uso es impuesto, como mujeres musulmanas somos las primeras que luchamos contra esa imposición, porque defendemos la libertad", afirma.
Respecto al Niqab, una túnica que cubre completamente el cuerpo y solo deja los ojos al descubierto, lo considera una "interpretación que hacen algunos del precepto religioso" pero respeta a las mujeres que libremente han elegido llevarlo, y recuerda que el 'burka' no tiene "nada que ver con el Islam, es una práctica preislámica".
La presidenta del CCI nació hace 31 años en Túnez y aunque a los 4 años tuvo su primer contacto con España, donde llegó con su familia porque su padre era un refugiado político, no fue hasta 1997, con 11 años, cuando se instaló en Valencia, donde ha desarrollado sus estudios de secundaria y universitarios.
Trabajadora social en una organización que atiende a refugiados de distintas nacionalidades que llegan a España, afirma que eligió esa profesión tras vivir la experiencia de llegar a este país y sufrir una primera fase de inadaptación y cambio cultural. "Quería ayudarles a adaptarse y conseguir, como yo lo he hecho, formar parte de esta sociedad y sentirse uno más".
Vinculada al Centro Cultural Islámico desde que tenía 11 años, Mariam Bouroni explica que a los 15 comenzó a involucrarse en voluntariado en el área de infancia y juventud, durante cuatro años presidió la Asociación de Jóvenes Musulmanes y ahora asume el reto de presidir el Centro.
"Me siento como la hija o el producto del Centro Cultural, ya que uno de sus objetivos es educar a jóvenes preparados para reforzar la integración, la participación ciudadana musulmán de una forma positiva y la lucha de los derecho fundamentales de todos", indica.
Al frente de una directiva compuesta especialmente por mujeres licenciadas en Derecho y Filología Árabe, asegura que quieren mantener las bases fundamentales de sus acciones y abrirse a nuevas iniciativas que puedan mejorar los recursos y reforzar la buena convivencia.
Según afirma, frente al tópico de que la religión musulmana es machista, una de las políticas del Centro Islámico es el "empoderamiento" de jóvenes y mujeres hacia las responsabilidades y hacia una participación más visible en la sociedad. "En nuestra religión los hombres y las mujeres tenemos los mismos derechos y obligaciones".
Aunque cree que la actitud de los españoles hacia los musulmanes "ha ido mejorando" y la sociedad ha ido adaptándose a la llegada masiva de inmigrantes que se produjo entre finales de los años 90 y principios del 2000, considera que hay "mucho trabajo que hacer", especialmente cuando se produce un atentado terrorista.
"Tenemos el reto de trabajar para hacer distinguir que Islam no es terrorismo", asegura Bouroni, quien señala que en los atentados "igual que hacen daño a personas inocentes que mueren sin ninguna causa" los ciudadanos españoles musulmanes también "somos víctimas, porque después de un atentado se nos relaciona con esos terroristas y criminales, cuando en realidad no es así".
Considera que una convivencia pacífica y positiva, donde se rompan las barreras y estereotipos, es una de las vías para cambiar la imagen que asocia a los musulmanes con los "terroristas y criminales" que cometen atentados.
En el campo educativo, señala que la situación en los colegios y universidades está "bastante normalizada" y aunque no han llegado al centro casos de ataques o amenazas por practicar la religión musulmana si ha habido "algún comentario" por parte de un profesor o alumno en este sentido, pero son "casos puntuales". Ha valorado además el hecho de que la Generalitat esté pensando en reglamentar el uso del velo y de la vestimenta islámica en las aulas.