VALÈNCIA. Después de que el pasado miércoles saliera adelante la última Ley de Acompañamiento del Gobierno del Botànic de esta legislatura, este viernes fue el turno de los Presupuestos de 2019, también los últimos del Ejecutivo valenciano que preside Ximo Puig. La votación de estas cuentas se retrasó un día debido a que el jueves algunos síndicos y miembros del Consell se desplazaron al Congreso de los Diputados para vivir el pleno en el que se votó la reforma del Estatut de Autonomía que llevaba bloqueada desde hacía siete años.
Así, si la jornada de la modificación de la Carta Magna valenciana sirvió para que los partidos valencianos escenificaran su unión en torno a dicha cuestión -a excepción de Ciudadanos-, la de este viernes valió para que en los tiempos de explicación del sentido del voto cada formación transmitiera buenos deseos al resto de fuerzas políticas y también para que algún diputado sin intención de repetir se despidiera de los parlamentarios con los que ha compartido escaño a lo largo de estos casi cuatro años. Un episodio conmovedor a la par que singular, ya que todavía quedan tres meses hasta que se disuelva el Parlamento y cinco para que se celebren las elecciones.
El momento más aparente lo protagonizó la portavoz de los populares, Isabel Bonig, quien pese a recriminar que estos presupuestos no son "buenos para los valencianos", dedicó prácticamente la totalidad de su intervención a celebrar la confrontación ideas políticas, "nunca de personas".
La líder del PPCV reivindicó la necesidad de no negar al adversario "el derecho a ser escuchado y la buena voluntad de hacer las cosas", así como también censuró que la crispación política en España haya "traspasado todas las líneas rojas del parlamentarismo". "Se lo dice el PP y esta síndica para quien esta legislatura ha sido muy difícil en lo político, pero sobre todo en lo personal, en lo que deja huella en el corazón", justificó visiblemente emocionada. Un mensaje que fuentes del entorno de la dirigente relacionaron con el fallecimiento de la exalcaldesa de València, Rita Barberá.
Bonig también quiso reconocer en su discurso el trabajo realizado por cada grupo parlamentario "siempre con voluntad e intención de trabajar por y para los valencianos" y pedir disculpas "por los errores cometidos" a lo largo de estos años. Unos argumentos aplaudidos por Ciudadanos y los partidos que sustentan el Botànic, a quienes los diputados del PPCV se dirigieron para entregar cajas que contenían 12 uvas con una docena de deseos -también populares, pues era una suerte de programa electoral- para 2019. Eso sí, también los hubo que cuestionaron y deslizaron la intencionalidad electoral con la que el partido de la gaviota mostró en este último debate del año su lado más amable. No en vano, minutos después hicieron circular un vídeo promocional del partido con este momento en el hemiciclo y el discurso de la líder regional.
Mientras, PSPV, Compromís y Podem se congratularon por sacar adelante sin apenas rasguños unas cuentas que contemplan un gasto de 22.092 millones de euros, un 10,7% más respecto que las de 2018. A diferencia del año pasado, -donde la tensión entre el partido que lidera Antonio Estañ y los que integran el Consell a punto estuvo de bloquear los Presupuestos-, la unión entre los tres partidos esta vez quedó expuesta con la intervención del diputado morado David Torres.
El encargado de la negociación de los Presupuestos del próximo ejercicio por Podemos celebró el "récord de enmiendas aprobadas en Les Corts a un grupo parlamentario". Un mensaje que hacía referencia a que en las legislaturas anteriores, el Partido Popular -con mayoría absoluta en el Parlamento- no validó las presentadas por la entonces oposición.
En concreto, este año se han aprobado un total de 115 modificaciones de las cuentas que, a juicio de Torres, suponen "un avance importantísimo en Vivienda, Economía o Políticas Inclusivas". "Ha sido un placer compartir este viaje y la negociación de estos Presupuestos con Toni Woodward (Cs), Mireia Mollà (Compromís), Sabina Escrig y Manolo Mata (PSPV), David de Miguel (diputado no adscrito), Rubén Ibáñez (PPCV)... Yo ya no estaré, pero en mí tendréis siempre un amigo. Me despido, aunque aún me queden seis meses para dar la tabarra", zanjó.
"Vale la pena tener parlamentarios como David (Torres)", respondió la portavoz adjunta de Compromís, Mireia Mollà, que, además felicitó al Consell por haber podido dar luz verde a estos Presupuestos y aseguró que ésta había sido "una legislatura histórica y apasionante, pero también histérica". Su homólogo socialista, Manolo Mata, hizo hincapié en la "suerte" que tienen de estar viviendo en Corts "la épica de la normalidad", y celebró que el Botànic fuese ya "más que una alianza de tres grupos, una manera de vivir y entender la democracia".
En pleno fragor de hermandad, también hubo lugar para las anécdotas. La principal de ellas se produjo cuando en un momento de las votaciones de las enmiendas del PP en el área de Sanidad -la que pedía ampliar los recursos en obstetricia y pediatría en el Hospital de Llíria- el presidente de Les Corts, Enric Morera, dio la orden para que comenzara "la reunión", corrigiendo acto seguido su lapsus por "votación". El error generó risas entre los diputados, pero la alegría se diluyó cuando el sufragio se dio por válido, ya que más de una veintena de diputados no habían votado al pensar que no iba a ser apto. El desliz derivó en que ésta reforma se aprobara con 41 votos favorables y 30 en contra, a pesar de que la intención del Botànic era rechazar esta modificación.
La escena de este viernes fue ciertamente inédita si se compara con los plenos celebrados a lo largo de todos estos meses y, más aún, si se echa un vistazo al contexto nacional. Mientras en Cataluña se vivía una jornada de tensión con la celebración del Consejo de Ministros en Barcelona -el día se saldó con varias detenciones-, el tono, los discursos y los gestos que se produjeron en Les Corts fueron radicalmente opuestos.