¿QUIÉN DA MÁS?

Ca Marc y Telero o la sublimación del menú del día en Gandia

Mini menús degustación a precio de menú de mediodía

| 02/09/2022 | 6 min, 3 seg

La vuelta de las vacaciones implica muchas cosas. Decir adiós al moreno que tanto ha costado conseguir, dejar atrás la relajación y el sosiego, caer -sí, volver a caer- en la vorágine del día a día y, horror, volver a comer de táper. Atrás quedaron las paellas de chiringuito, las picaetas o las sangrías al sol... snif, snif. 

Pero hay luz al final del túnel, también podemos salir a comer fuera. Y es ahí cuando nos salva el menú del día. Sus opciones suelen variar por día o por semana, por lo que son de lo más estimulante. Y en la capital de La Safor, Gandía, hay dos opciones que elevan a lo más alto esta práctica tan extendida por cientos de restaurantes. Aquí el menú del día se sublima, convirtiéndose en un mini menú degustación, con una calidad apabullante, a precios irrisorios. ¿Quién da más? Así son los mediodías de Ca Marc y Telero, dos pesos pesados en eso de comer bien en la ciudad cuna de los Borgia. 

Del primero, ya nos contó algunas cosas Olga Briasco. Ca Marc  es ese sitio que no te esperas encontrar y sin duda, una de las propuestas más interesantes de la ciudad, que ha sido reconocida con un Solete de la Guía Repsol. Aquí han ido al grano. Solo abren de lunes a viernes y en horario de comidas. ¿Su fórmula? Un menú de mediodía a 25 euros. No buscan hacerse de oro con el restaurante, sino más bien trabajar de forma desahogada y siendo felices, tanto ellos, como sus comensales. Y para ello son necesarios también el descanso y la conciliación familiar. 


Ca Marc es el refugio de un dúo que funciona a la perfección, el del chef Manolo Peiró y su mujer Yolanda Rueda. Uno en cocina, otra en sala. Una plantilla de dos que maneja a las mil maravillas una sala con seis mesas, para unos 15-16 comensales como máximo. Cansado de los grandes restaurantes y las jornadas maratonianas, hace ya ocho años que Manolo decidió dejar aquello atrás y tener su propio espacio. Juntos han conseguido que su restaurante sea un imprescindible, no solo por la calidez que transmiten, sino por lo bien que se come. 

La proximidad y la temporada se sientan a la mesa. Lo suyo es dar valor a la cultura gastronómica gandiense y de La Safor y así la honran nutriéndose de producto de la zona. De la lonja, del huerto de Sento Borrull, que sirve a muchos de los restaurantes de la ciudad ducal... Con ello Manolo, cocinero autodidacta, deja volar la creatividad y crea un menú diferente para cada semana, compuesto de unos 4-5 platos y postre.  


Lo mismo puedes disfrutar de una combinación sorprendente, como unas clóchinas con sobrasada, que de un plato bonito semi curado con berenjena listada de Gandía. En sus menús siempre entra una coca, tan típica de la zona, que elaboran en el restaurante, coronada a lo tradicional como con tomate y panceta curada o en versiones viajeras, como la coqueta mexicana o la de pollo hoisin, además de platazos como la lubina con salsa de caracoles o el arroz de olleta. Hasta el pan, de masa madre, lo hornean ellos mismos y es de esos de los que quizás tengas que pedir más de una ración. 

El otro baluarte del menú de mediodía es Telero. ¿Cómo no había ido antes? Ha sido una de las comidas del verano. En una de las callejuelas del centro de la ciudad, muy cerca del Palacio Ducal de los Borgia, se encuentra este restaurante que se ubica en uno de los locales más antiguos de la ciudad, concretamente en lo que fuera una tienda de telas.

Al frente, otro dúo, el formado por Dora Monzó y Raúl Fenollar. Ella es la verdadera alma de la cocina de Telero, tal y como la describe Raúl. Él, el perfecto hostelero, que pasea por la sala atendiendo y cuidando a sus comensales. Sorprenden su buena planta y altura y claro, si se ahonda más en su historia, nos cuenta que es ex jugador de baloncesto. Sea como fuere, aquí han creado un lugar ya emblemático y muy personal, donde Dora sublima la cocina de la zona con un arte que pocos tienen. 

En esta ocasión también abren los sábados, pero es en los demás días de la semana, cuando sirven su menú Telero a 22 euros con arroz meloso y a 24 euros con carne o pescado del día. Todo casero, de proximidad y de mercado. La idea es elegir entre tres entrantes que se sirven a mesa completa, un principal individual y postre o café. ¿La variedad? Infinita. Y quieres probarlo todo. Puedes combinar a tu antojo entre fantásticas opciones. 

Puedo afirmar, sin miedo a equivocarme, que aquí he tomado uno de los mejores buñuelos de bacalao que he probado jamás. En este caso los rellenan de una brandada extremadamente jugosa, que envuelve un rebozado perfecto. Puede seguirle un espencant para el recuerdo, con salazón de atún rojo, que secan ellos mismos. Dora es una gran conocedora y amante de la cocina de La Safor y es por ello que en el menú de Telero no faltan las cocas de dacsa  ese producto tan de la zona, que puedes pedir a lo tradicional, con tomate, atún, huevo duro y anchoa o de gamba amb bleda o bien aventurarte con una coca de dacsa viajera, en este caso de cochinita pibil

Tras unos entrantes memorables, llega el turno de decidirse por arroz, pescado o carne. De las últimos trabajan con preparaciones clásicas, como el entrecote o lomo de vaca madurado, magret de pato con coulis de frutas, pluma ibérica de bellota... Los pescados, siempre de lonja y del día, varían entre corvina, atún rojo a la plancha o un bacalao confitado y gratinado con alioli de miel. Yo tiraría por los arroces. Curiosamente todos los elabora melosos y qué arroces. Desde un meloso de carrillera de ternera, a uno de setas y confit de pato, pasando por un fabuloso mar y montaña negro con sepia y secreto ibérico o una fideuà melosa con gambas, cigalas y un salteado de ajos tiernos. 

Los postres también son caseros, desde helados mantecados en el restaurante a tartas como la de queso con frutos rojos o la de almendras al café. Mención merece también su bodega, seleccionada por Raúl, que presentan con una carta digital más clara imposible, con etiquetas singulares, D.O, bodega, uva... ¿Será Gandía nuestro nuevo paraíso gastronómico? 

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