VALÈNCIA. La última entrega de la saga Elena Blanco, titulada 'Las madres' (Alfaguara), es anunciada por la editorial como “no se puede ir más lejos”, algo que Carmen Mola desmiente rotundamente: “se puede, y lo demostraremos”. Tanto es así que espera seguir sorprendiendo a los lectores en cada una de las novelas. “El final de la cuarta novela está abonado para una quinta entrega, pero eso depende de la acogida de los lectores y del interés de la editorial”, resalta. Y así lo hace Carmen Mola, o mejor dicho, el trío compuesto por Antonio Mercero, Agustín Martínez y Jorge Díaz, en Las Madres, una novela que tiene de trasfondo la realidad de los vientres de alquiler y la violencia sobre la mujer.
Una entrevista en la que los tres se van complementado y viendo sus características, también reflejadas en sus novelas y cuyos rasgos personales les ha llevado a trabajar en equipo, alejándose de los egos. “Nuestras virtudes correctoras del ego —la humildad, la paciencia, la generosidad y la confianza— ayudan a la relación de tres escritores que de serie tienen su ego subido para lograr llevar a buen puerto una novela parida entre tres cabezas, que eso es complicadísimo”, comenta Antonio.
Una novela, Las Madres, que en su esquema recuerda a La Novia Gitana en la que una joven gitana, Susana Macaya, aparece muerta y a la que alguien le ha introducido gusanos en la cabeza. Una escena que, como prometían los autores, es superada en Las Madres, donde un cadáver de un hombre aparece muerto con un feto dentro. Una imagen con la que surgen un montón de preguntas: ¿quién es el hombre muerto? ¿Por qué tiene un feto? ¿Qué significa eso? Y lo más importante: ¿Quién es esa madre?
“Ahí dentro hay un pequeño ojo, entrecerrado. Puede reconocer los párpados hinchados y, bajo ellos, la blancura del globo ocular.
- Creo que lo que tiene dentro es un feto”
Una imaginación, explican, no bebe de ninguna fuente concreta, aunque cada uno de ellos tiene un autor favorito de novela negra. Así, Antonio Mercero apuesta más por Pierre Lemaitre o Patricia Highsmith, autora que también comparte con Agustín Martínez, aunque también ensalza a Dennis Lehane o Jim Thompson. Por su parte, Jorge opta por Niklas Natt och Dag, autor de 1793 (Trilogía de Estocolmo 1).
Según explica Agustín Martínez, en una reunión surgió esa idea del cadáver con un feto dentro. "Es decir, si en lugar de un cuerpo al que le falta algo —típico asesino que corta dedos— hay un cadáver al que le sobra algo. Y desde ahí se nos ocurrió la idea de un tipo con un feto dentro", relata. Por su parte, Antonio Mercero sostiene que la novela podría haber empezado con un cadáver con un balazo en la cabeza, pero eso está muy visto. "Nosotros nos exigimos originalidad. Y ambas ideas, tanto en la Novia Gitana como en Las Madres, lo son porque yo no las he visto antes. Nos gustan porque disparan un montón la historia y hacen surgir un batallón de preguntas", relata.
- ¿Alguna vez habéis borrado algo por ser demasiado escabroso?
Jorge Díaz: Sí, en la Nena borramos un par de escenas; una o dos violaciones que había que nos parecieron demasiado crudas y, más que por crudas, nos pareció que eran innecesarias porque ya lo habíamos contado. Cuando nosotros mismos consideramos que nos estamos recreando en la violencia, lo borramos. En Las Madres no hemos cortado ninguna escena truculenta.
Agustín Martínez: Esta novela ha tenido muchas versiones y tuvo mucho recorte porque era una novela más extensa, pero no fue por una cuestión de truculencia.
- Follar con ella es como hacerlo con una muerta
- Me la van a desgraciar y ¿para qué me he gastado yo el dinero?
- ¿La vida es tan cruel?
Agustín Martínez: La vida no es tan cruel, o sí. Las cosas malas no ocurren a diario ni al lado de tu casa pero hay casos tremendos, casos de descuartizamiento, casos de caníbales…. Incluso nuestro tema de fondo, la maternidad subrogada y las granjas de mujeres, lo estamos sacando de las granjas de mujeres en la India. No están en Madrid pero existen.
- ¿La novela negra puede servir para la reflexión?
- Jorge Díaz: Yo creo que sí. Creo que es fundamental porque en la novela negra pones un cadáver porque hay una investigación, pero también pones una ambientación, que para nosotros es el Madrid actual. Una vez que retratas una realidad, la de la violencia contra las mujeres, creo que sirve para decir “no se lo están inventando estos tres, es que está ocurriendo”. Y lo mismo con las madres de alquiler, nosotros no somos quién para decirle a la gente si tiene que estar a favor o en contra; lo que intentamos es decir al lector: “oye, que existe esta realidad”. Entonces, si te las traen cerca, piensa si estás de acuerdo o no.
- ¿Para qué tengo que meterme otra vez en esa cloaca?
¿Qué es lo que estamos buscando?
- Mercado negro de vientres de alquiler
- ¿Por qué abordáis el tema de las madres de alquiler?
- Jorge Díaz: Nuestra idea arranca con la idea de un cadáver con un feto dentro. Y cuándo empezamos a preguntarnos de dónde viene ese feto llegamos a las madres de alquiler y, a partir de ahí, nos interesa incluso más que aquella primera imagen.
- Agustín Martínez: Lo que se plantea es una historia que se enfrenta a una serie de realidades sociales y los personajes reaccionan a ellas. Es verdad que nosotros, a lo largo de la novela de Elena Blanco, sobretodo, nos hemos fijado en el mal y cómo ese mal se hace real a través de la violencia y, especialmente, la violencia sobre la mujer. En esta novela nos apetecía plantearnos si quizá la maternidad subrogada es otra forma de violencia sobre la mujer y nos parecía un tema interesante y planteamos esas preguntas al lector para que se forme su opinión.
-Cristo: La confianza es esencial en esta brigada
y no sé si puedo confiar en ti
- Reyes: ponme a prueba
- Este libro también va de polis buenos y polis malos…
Jorge: Aquí todos son malos [risas].
Antonio: En realidad todos son buenos y malos, tanto los de la BAC, que traspasan líneas rojas con frecuencia, como los de La Sección, que también son corruptos, pero también se cuidan, tienen familias, tienen sus sus momentos bonitos y se protegen. Tienen sus valores, pero son corruptos. Nos gustan los personajes poliédricos, que no sean de un solo brochazo. Todos somos así.
- ¿Quién de vosotros juega el rol de policía malo?
[Al Unísono]: Jorge. Antonio: Es el que se irrita en las reuniones, el que de pronto brama y da un puñetazo en la mesa. Agustín: Es un poco a lo Fernando Fernán Gómez.
Jorge: ¿Pregunta quién es el asesino psicópata delincuente? [Al Unísono]: Agustín —aunque sus páginas no han sido censuradas—.
- ¿Y el policía bueno?
Antonio: Por eliminación, yo. Soy el que pone el corazón y el que consigue que las novelas de Carmen Mola puedan llegar al público en unos términos legibles porque, si es por ellos, sería absolutamente ilegibles. Harían vomitar a las cámaras.
“Solo intento ser honesta. Te quiero Ángel. Y quiero que
estemos juntos, y por eso mismo no voy a ocultarte nada”
- Zárate y Blanco... ¿Un amor imposible?
Antonio: No, a Zárate y a Blanco no les quiero acercar demasiado porque yo no creo en el amor. Pero me parece bien que la gente lo persiga y lo busque, y también los personajes. Está bien, pero yo no estoy a favor de que esta historia de amor sea feliz, porque quiero hacer novela realista no ciencia-ficción.
Jorge: Zárate y Blanco quieren ser felices y nosotros, de momento, lo hemos evitado en otras quinientas páginas más. A ver si conseguimos seguir.
Agustín: lo tienen complicadito los pobres.
- ¿Con qué personaje de la novela os identificáis más? ¿Y menos?
Jorge: No me identifico con ninguno pero caerme bien Reyes Rentero.
Antonio: Por el rasgo de carácter, Buendía, que es el forense que ve mucho horror en esos cadáveres y sin embargo mantiene una bonhomía y un buen humor. Conecto con eso, con intentar mantener el buen humor en circunstancias estresantes o desfavorables.
Agustín: Aquí los personajes están muy mal de la cabeza y no sabría decirte. Me cae muy bien Violeta, pobrecita, aunque la Nena también me gusta mucho.
-Juanito: ¿No quiere una copa? Invitación de la casa -Elena: La pedía, sabes que ya no bebo
- Llama la atención la evolución de Elena Blanco, sin sus grappas, sus quedadas en el aparcamiento…
Antonio: Hemos conocido a una Elena Blanco, muy oscura, muy cínica, muy amargada y en esta cuarta entrega queremos que vaya camino de la luz. Efectivamente, hay una evolución y tiene dos propósitos: Acoger a la nena y el amor estable. ¿Qué quieren los tres autores? Ponerle obstáculos todo el rato para que le cueste conseguir esos dos objetivos y después consiga uno, los dos o ninguno.
Jorge: En cambio, Zárate pasa de policía idealista a todo lo contrario por todo lo que ha vivido en otras novelas.
- ¿Es la evolución de Carmen mola reflejada en ella?
Agustín: Hay una evolución evidente en Carmen Mola, si coges la Novia Gitana y Las Madres se nota que vamos creciendo. La mayor virtud que hemos tenido desde el principio es la libertad a la hora de escribir y probar cosas. Podíamos habernos acomodado y nos lanzamos a hacer un thriller histórico (La Bestia). Es decir, nos atrevemos a otras cosas sin perder el ritmo de la novela, que es lo más complicado.
- De hecho, podríamos decir que ahora hay dos Carmen Mola, la de thriller histórico y la de la novela negra…. ¿Seguirá teniendo esa dualidad?
Sí, vamos a seguir. De hecho, estamos trabajando en un thriller histórico ambientado también en el siglo XIX, aunque no tiene nada que ver con La Bestia en cuanto a personajes, pero sí que nos lo pasamos muy bien escribiendo La Bestia y nos gustó el thriller en otra época, en el siglo XIX y en una España muy distinta.
- Y La Novia Gitana salta a la pequeña pantalla… ¿cuál es vuestra opinión?
Jorge: Antonio ha estado de coordinador de guiones de la serie por lo que todos los cambios los hemos ido conociendo. Además, nosotros hemos estado también al otro lado, como guionistas que hemos adaptado novelas de otros y hemos visto a esos escritores que se niegan a que se cambie nada. Nosotros no queríamos eso porque entendemos que una novela y una serie no son mismo; tienen un lenguaje distinto. Hay cosas distintas que mejoran la novela, otras que no dicen nada y otras que me gustan más como lo hicimos nosotros, pero en general la adaptación es fantástica.
Agustín: Yo creo que siente más shock el lector, porque es quien ha entrado en la novela, se ha hecho una imagen de cómo es todo, de qué cara tienen los personajes y, de repente, ves a esos personajes interpretados por unos actores. Entonces, puede coincidir con lo que tenía en la cabeza o no, pero eso pasa mucho con todas las adaptaciones.
Jorge: Nosotros nunca hemos descrito a Elena Blanco, salvo que era una mujer atractiva, y mucha gente la imaginaba rubia, morena, teñida, con canas… Es como Carmen Mola, que la gente se la imaginaba de una manera y aparecimos nosotros tres.