VALÈNCIA. Pocas cosas ocupan nuestra mente como lo hace el futuro. El inmediato, sí, y también a medio y largo plazo. La ilusión de antaño ha dado paso a una mirada que se enroca más en la preocupación, marcados por un presente tan cambiante que hace mella en los sueños de un mundo mejor. Quizá por eso, conscientes del pesimismo actual, los artistas Christto & Andrew, dúo formado por Christto Sanz (San Juan, Puerto Rico, 1985) y Andrew Weir (Johannesburgo, Sudáfrica, 1987), han decidido mirar al futuro… desde el pasado. Este es el punto de partida de su nuevo proyecto expositivo, que llega bajo el sugerente título 2022, que despliegan en la galería de arte contemporáneo House of Chappaz, una mirada al futuro pero de la manera en la que se acercaban en las décadas de los 60 u 80. Los artistas, residentes en Qatar, abren las puertas a 2022 en la que supone su segunda exposición individual en la galería valenciana, con una visión sobre el futuro que poco o nada tiene que ver con la realidad que se nos presenta. Y quizá sea mejor así.
-Después de unos años cargados de emociones, ¿qué significa para vosotros '2022'?
-2022 es muy simbólico para nosotros y tiene varias representaciones diferentes. En primer lugar, es muy simbólico en relación con nuestro trabajo y desde dónde lo hacemos, en Qatar, siendo además este el año en el que se llevará a cabo la Copa del Mundo. En los últimos años hemos sido testigo de la transformación que ha tenido lugar en Doha y, especialmente, de los cambios que se han llevado a cabo este año. Esto ha sido un gran tema de conversación algo que, por un momento, parecía muy lejano en el futuro. Realmente para nosotros el camino hasta este año ha sido monumental, ha tenido un gran impacto tanto en nuestro desarrollo personal como artístico. Además, 2022 para nosotros representa un año de grandes cambios, especialmente con la pandemia pasada y el efecto que ha tenido. Este año es un momento crucial. Su representación también forma parte importante de nuestro trabajo actual, la manera en la que se desarrolla en relación con el tiempo y nuestra propia comprensión del tiempo.
-Hace décadas la gente pensaba en el futuro vinculado al progreso. Hoy en día el enfoque es más pesimista. ¿Hacia qué lado os inclináis vosotros?
-Nos gustaría mantener el pensamiento del futuro desde el progreso, aunque el enfoque pesimista se ajusta mucho más a lo que vemos y sentimos a nuestro alrededor a diario. En este sentido, tratamos de reafirmar la estética de un futuro retro nostálgico para poner el foco en los aspectos positivos de soñar con el futuro. Como artistas, nos encontramos constantemente en una especie de contradicción al pensar en este tema, pero la intención sobrevive a la legado y vemos el futuro en una lucha constante con el tiempo. El tiempo, por supuesto, es una vaga expresión de nuestra limitada capacidad para comprender nuestra condición actual.
-En la exposición os inspiráis en la visión del futuro pero desde los años 60 y 80, ¿qué os atrae de esas décadas?
-Lo que nos inspira de esas décadas es, principalmente, la percepción de crear esperanza. Entonces el futuro parecía real, el avance de la tecnología era en un entorno de optimismo. En el mundo actual, el avance de la tecnología parece tener más que ver con un motivo de lucro y para jodernos mientras te sonríe en la cara. Nos gustaría revivir la sensación de cómo la tecnología puede estar más con nosotros y no contra nosotros.
-Algunos dirían que en futuro va de una tecnología sin alma, ¿dónde diríais que radica?
-Para nosotros es una batalla constante y no tenemos una respuesta definitiva a esa pregunta. Sin embargo, lo que sí sabemos es que no hay futuro sin pasado. Puede sonar cliché y no conforme con nuestro argumento de que el tiempo no tiene límites, sin embargo, sentimos de alguna manera que el alma vive en algún lugar del pasado. Dicho esto, no podemos estar demasiado seguros de si tenemos un pasado o un futuro y, por lo tanto, el alma quizás pertenezca más al presente.
-Hace unos meses vuestro trabajo se presentó en la exposición The Fucking Name (House of Chappaz, Barcelona), un proyecto que servía como introducción al mundo de NFT, ¿es el NFT el futuro del arte?
-Como artistas creemos firmemente que el arte es la interacción de la experiencia humana en la tierra, no tiene que ser física. El arte podría incluso ser una emoción. No podemos confirmar que el futuro del arte sea el de NFT, somos más cautelosos. Más bien pensamos en ella como una tecnología que quizás pueda unirse a la familia actual de medios y cumplir su deber de una manera quizás igual o más gratificante.
-Después de años de restricciones, también en los museos y el mercado del arte, ¿la pandemia está en el pasado del mundo del arte o todavía está muy presente?
-La pandemia fue claramente un shock para todos y ha tenido un impacto político y social muy grande en todos, tanto que las prioridades sobre buscar la belleza en la vida ha caído. Esperamos que esto se restablezca algún día.
La artista, que actualmente forma parte de una exposición colectiva en el IVAM, ha sido la ganadora del Beca Velázquez 2024/2025