Francisco Saurí, propietario de Casa Picó. Foto: VP
15/11/2016 -
VALENCIA. Nada será lo mismo en Valencia cuando se acerque Carnaval o cualquier otra fiesta que un disfraz o cotillón requiera. Casa Picó, la referencia por excelencia de la ciudad en la materia, ha bajado la persiana. Lo hace por dos motivos: en primer lugar por la jubilación de su propietario, Francisco Saurí Fenollosa. El segundo es la elevada renta que le pedían los dueños del local, según explica él mismo.
"Tengo 66 años, ya había esperado un año más de la cuenta", relata el empresario. Saurí cuenta que no ha podido llegar a un acuerdo para el traspaso del conjunto del negocio, que además de la céntrica tienda de Baró de Càrcer cuenta con otra en Arquebisbe Fabián i Fuero -tras la Escuela Oficial de Idiomas-; y dos más fuera de Valencia, ubicadas en Burjassot y Alboraya. Al tratarse de una jubilación, las cuatro cierran en bloque.
El establecimiento original abrió sus puertas en 1889. Lo hizo en la calle Barcelonina para trasladarse a En Sanz a principios del siglo XX. "Picó es el apellido de los fundadores, pero siempre se ha mantenido. Era el apellido de la madre", indica. Allí estaría alrededor de ocho décadas hasta que hace 33 años se mudó al emplazamiento de Baró de Càrcer que ahora echa el cierre. "Los dueños pedían el doble de repente. Estábamos pagando 3.000 y pico euros de alquiler y nos lo querían subir a 6.000", afirma.
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Francisco Saurí, el último propietario, adquirió la tienda hace trece años y fue el responsable de la expansión del negocio con tres nuevas aperturas. Antiguo empleado de Bancaja, el empresario, que también regentaba un bar y un estanco de Baró de Càrcer, decidió dar el salto al conocer que el negocio se traspasaba. Pero llegada su jubilación no ha encontrado interesados para un nuevo traspaso que mantenga el negocio y la histórica enseña se despide de la ciudad tras 127 años de trayectoria.
Francisco Saurí, propietario de Casa Picó. Foto: VP
