VALÈNCIA. La Mostra ha celebrado su gran noche este fin de semana, con una gala en el Palau de la Música con la que ha puesto el broche a su 40º edición. Una tarde amenizada por la presentación de la gala a cargo de Saray Cerro y Lluís Mosquera y con la proyección del mediometraje documental 10k, de la directora Gala Hernández López, que se estrenó en la pasada Quincena de Realizadores del Festival de Cannes y que sigue la vida de Pol, un joven de 21 años obsesionado con las criptomonedas.

La Palmera de Oro ha sido para la película egipcia Aisha Can’t Fly Away, la ópera prima de Morad Mostafa y tiene como protagonista a Aisha, una cuidadora sudanesa de 26 años que vive en el corazón de El Cairo. La joven se encuentra atrapada entre una relación ambigua con un joven cocinero egipcio y las amenazas de un gánster que la chantajea para hacer un trato inmoral a cambio de seguridad. Para el jurado, esta película es "dura y valiente y ayuda a mostrar la luz en los lugares más oscuros". Al no haber nadie del equipo para recoger el galardón se ha subido al escenario el concejal de cultura, José Luis Moreno, que ha agradecido a La Mostra que esta película "pueda llegar a distribuirse en España y que gracias al galardón tal vez pueda llegar a las salas". 

Ha obtenido la Palmera de Plata, el film Pieces of a foreign life, que se ha alzado también con el premio a Mejor Actriz para Zam Amir. La película narra la historia de Selma, una mujer siria devastada por la guerra que se ve obligada a huir dejando atrás a su hijo y a su esposo, desaparecido en las cárceles del régimen. Tras un peligroso viaje por Grecia, Macedonia, Serbia y Hungría, a pie, llega a Burdeos, donde lucha por obtener asilo y la oportunidad de reencontrarse con su hijo. En ambos casos ha recogido el galardón el productor de la película, que ha agradecido a La Mostra este premio y dar visibilidad a este "melodrama que habla sobre una mujer que huye de Siria y que sigue a una mujer que busca el espacio para su libertad". El premio a la Mejor Dirección ha sido para la directora turca Gözde Kural, que en Cinema Jazireh aborda la historia de Leyla, una mujer afgana que sobrevive a la masacre de su familia y emprende la búsqueda desesperada de su hijo desaparecido. La directora ha agradecido este reconocimiento como "un homenaje a las mujeres de Afganistán". 

El premio a Mejor Guion ha sido para Erige Sehiri, Anna Ciennik, Malika Cécile Louati, por Prometido el cielo, una película centrada en las vidas de tres compañeras de piso costamarfileñas de distintas generaciones y la niña huérfana a la que acogen. El film Primera pessoa do plural, de Sandro Aguilar se alzó con el premio a Mejor Fotografía y Mejor Actor para Albano Jerónimo, que ha querido dedicar su palmera a su madre, que falleció justo un mes antes de comenzar el rodaje de esta película: “Nací en un pueblo de pescadores en el que tenía dos posibilidades: sobrevivir en comunidad o con conocimiento y mi madre me ha dado los dos con el amor. Actúo porque para hablar de personas necesito conocer personas. Sandro Aguilar me da la oportunidad de hacer esto. Este trabajo es una celebración diaria de todo el patrimonio educacional que me dio mi madre, se lo dedico a ella”. El premio a Mejor Banda Sonora fue para Babis Papadopoulos por su partitura de Broken vein, de Yannis Economides, película que también se ha llevado el premio a Mejor Cartel. 

Palmera de Honor a Fernando Bovaira

Uno de los momentos álgidos de la noche ha sido la entrega de la Palmera de Honor al productor Fernando Bovaira, quien recibió el galardón a manos del director Alejandro Amenábar, que quiso destacar que cuando le conoció no se podía imaginar que se iba a convertir en su compañero de viaje: "Fernando, como buen productor, quiere dar voz a quienes contamos historias. Es maravilloso ver como defiende la voz de los actores y de los creadores, es como una especie en extinción. Fernando es un león contra el abismo de la incertidumbre audiovisual, sin su cabezonería no se podrían haber hecho varios de mis proyectos", ha destacado el director antes de darle el premio a Bovaira.

El productor ha agradecido a La Mostra este reconocimiento y ha querido destacar que "producir es un oficio apasionante que le ayuda, cada vez, a trasladarse a un mundo nuevo", algo que le ayuda a estar siempre en el lado de la creación, que asegura que está intentando acercar a "tierras valencianas": "València es muy rica en talento individual pero le falta una gestión colectiva. Intentamos acercarnos a esta tierra adaptando relatos como hemos hecho con Crematorio y La buena letra de Chirbes, y ahora estamos trabajando activamente en otro proyecto llamado El último mono dentro de la Comunitat. Voy a seguir esforzándome por que la industria valenciana siga creciendo". 

Otros galardones

La Cabina, la sección dedicada a los mediometrajes, que por primera vez se ha integrado en la Mostra también entregó sus galardones. El primer premio fue para Un ciel si bas, de Joachim Michaux, que retrata la fiebre del New Beat en la Bruselas de 1989; la Mención del Jurado recayó en Fanny à la plage, de Raphaëlle Petit-Gille, que retrata los deseos imposibles de una madre con dos pequeños. El Premi del Públic Ciutat de València fue a parar a manos de La voz de Hind, de la directora tunecina Kaouther Ben Hania. Estrenada en Venecia y proyectada en San Sebastián, la película se ha convertido en uno de los testimonios más estremecedores del genocidio palestino.