VALÈNCIA (EFE). Uno de los grandes retos de los centros históricos de ciudades como València es poder conjugar el atractivo turístico que ejercen estos espacios, plagados de edificios emblemáticos, con la protección que precisan estos monumentos, pero también sus vecinos, que ven cómo los turistas, muchas veces, les comen el terreno.
El casco histórico de València, conocido como Ciutat Vella, no es una excepción: vecinos, comerciantes y Ayuntamiento llevan años tratando de conjugar los intereses de los distintos usuarios de una zona donde vivir, y convivir, no siempre resulta sencillo. Uno de los retos a los que es necesario hacer frente en el barrio es el de la turistificación y la proliferación de pisos turísticos, un asunto que ya se ha empezado a regular por parte de las Administraciones pero que no convence al vecindario, que cree que se está haciendo "la vista gorda" con estos espacios.
La percepción vecinal es que estos pisos proliferan en el barrio ante la permisividad del Ayuntamiento. Sin embargo, los datos que maneja el Consistorio muestran una realidad completamente diferente. Según los registros de Visit València, el número de apartamentos turísticos ha caído un 18 % en el último año en el centro histórico de la ciudad (eran 1.498 en diciembre), mientras que las plazas se ha reducido un 21,3 %, al pasar de 7.488 en diciembre de 2020 a las 5.890 en 2021.
A las críticas de inacción, el Ayuntamiento replica que en 2021 se abrieron 72 expedientes de restauración de legalidad de apartamentos turísticos en el centro histórico y se determinaron 37 ceses de actividad y reposición del uso residencial de las viviendas. Además, se realizaron 96 informes de compatibilidad urbanística de apartamentos turísticos, de los que 71 fueron favorables y 23 desfavorables, mientras que dos aún están pendientes de emitir.
Precisamente, desde la plataforma vecinal Amics del Carme se denuncia el elevado número de licencias que se está permitiendo, así como el cambio de calificación de algunas parcelas de residenciales a terciarias, y alerta de la terciarización que se está produciendo en un barrio, que cuenta, además, con muchas dotaciones de ciudad, pero pocas para los residentes.
Otra de las reclamaciones históricas de los vecinos de Ciutat Vella ha sido limitar el tráfico en el barrio y la última apuesta del Ayuntamiento ha sido establecer un Área de Prioridad Residencial (APR), un sistema de cámaras que solo permite la entrada a los residentes de la zona afectada, y que no acaba de contentar a los vecinos, que creen que no se ha hecho pensando en ellos. Desde Amics del Carme reconocen que la movilidad del barrio ha cambiado y ahora empieza a ser normal ver a gente pasear por las calles, y, según los datos oficiales, el tránsito de vehículos se ha reducido más de un 30 %.
Sin embargo, lamentan que la vida cotidiana de los vecinos no ha mejorado en la misma medida, y denuncian que la APR está diseñada “desde los despachos” y enfocada a que “los turistas puedan pasear por la zona monumental sin que les atropelle un coche”, pero no para mejorar la accesibilidad del vecindario al barrio. Como ejemplo, destacan que mientras en Ciutat Vella hay censados 10.191 turismos, en la APR hay registrados 26.219 vehículos, unas cifras que, a su juicio, no cuadran y demuestran que algo no se está haciendo bien. Afirman que ampliar el número de calles en las que los residentes pueden optar a circular por el área restringida mejoraría la residencialidad y no supondría ningún aumento significativo del tránsito.
El concejal de Movilidad, Giusseppe Grezzi, niega esta afirmación. “No está pensada para el turista ni mucho menos”, afirma a EFE, sino que está enfocada a garantizar la accesibilidad, proteger el centro histórico y crear espacios de calidad y más amables para la ciudadanía. Entiende que siempre que se ponen en marcha medidas innovadoras, como puede ser esta, existan resistencias, como ya ocurrió con la peatonalización de la plaza del Ayuntamiento o del entorno de la Lonja, pero cree que con el tiempo la gente verá los beneficios de la iniciativa.