Tengo, o tenía, ahora les explicare por qué, la posibilidad de trasladar de forma personal a través de redes sociales mis comentarios, y de paso las de las asociaciones de vecinos de Ciutat Vella, a uno de los principales directivos de Visit Valencia, empresa pública del Ayuntamiento encargada de la promoción turística, al cual conozco hace muchos años.
Hace unas semanas, y ante un comentario suyo en Linkedin exaltando la inauguración de tres nuevas rutas internacionales a Manises así como el World Paella Day me atreví, como he hecho otras veces, a poner el contrapunto a la euforia señalando que "mientras, los vecinos de Ciutat Vella a seguir aguantando la suciedad y el cutrerío consecuencia de la masificación turística" y cerrando con un comentario que resume mi opinión al respecto y es que "la política turística se va a cargar la maravillosa ciudad que era Valencia".
No me voy a detener ahora en los argumentos que sustentan dicha frase porque ya los expuse ampliamente en el mes de mayo en otra tribuna ("Turismo en Valencia, de mal en peor"). Y poco ha cambiado en estos meses, mas allá de los récords de ocupación de la ciudad en los meses de julio y agosto, los 25 nuevos hoteles autorizados recientemente por el gobierno municipal y la introducción del término "turismo sostenible" por parte de la autoridades, a todas luces incompatible con el objetivo de seguir creciendo en el número de turistas cuando la ciudad, o al menos Ciutat Vella, ha alcanzado hace ya tiempo su punto de saturación.
Lo que me gustaría en esta tribuna es incidir en la indiferencia y el ninguneo de nuestras autoridades municipales ante las discrepancias acerca de la política de masificación turística y el grave problema de convivencia que afronta Ciutat Vella, uno de los barrios mas emblemáticos de la ciudad.
De un año a esta parte, y a raíz de varios contactos casuales, empecé a participar en las reuniones, primero de los Grupos de Trabajo, y después de los Consejos de Distrito del Ayuntamiento en Ciutat Vella, así como en la Asociación de Vecinos Universidad.
Después de varias reuniones de los Grupos de Trabajo y del Consejo de Distrito, las principales asociaciones de Ciutat Vella vimos la falta de operatividad de las mismas a la hora de poder plantear los problemas que nos afectan y redactamos en el mes de junio una carta al concejal responsable donde, además de señalar esta falta de operatividad, pedíamos algo tan sencillo como un calendario de reuniones anual así como una mayor antelación en las convocatorias que suelen hacerse con escasos días de antelación lo que hace imposible preparar las mismas.
Sin haber recibido respuesta a la carta, la convocatoria a la siguiente Junta de Distrito el 8 de julio se realizó con 24 horas de antelación... En la misma, tome la palabra para reiterar el contenido de nuestra petición recibiendo la amable respuesta del concejal presidente del Consejo de Ciutat Vella, Santiago Ballester, diciendo que, efectivamente, habían recibido la carta y que "intentarían dar solución al problema que planteábamos".
Han pasado casi tres meses desde entonces y no hemos tenido más noticias al respecto. Bueno sí, que la siguiente reunión de la Junta de Distrito que debería celebrarse en el tercer trimestre ha sido anulada argumentando que ya se llevó a cabo en julio, cuando aquella fue una repetición de la anterior, ya que el equipo municipal no había trasladado en tiempo y forma la información correspondiente a algunos de los temas del orden del día.
¿Realmente tan difícil es contestar una carta, ya no de un vecino particular, sino de tres de las principales asociaciones del barrio?
¿Realmente es tan difícil mandar con antelación a los asistentes un calendario anual de reuniones de los Grupos de Trabajo y las Juntas de Distrito y convocar las reuniones con un mínimo de antelación? Juzguen ustedes mismos.
¿Por qué no se convoca la reunión correspondiente al tercer trimestre de la Junta de Distrito de Ciutat Vella? Parece claro que el actual equipo municipal no tiene especial interés en la participación ciudadana.
Y lo mismo podría decirse de las continuas comunicaciones que transmiten al ayuntamiento ciudadanos particulares y asociaciones vecinales denunciando el incumplimiento sistemático de las normas municipales en relación con terrazas y contaminación acústica despachadas con una respuesta estándar.
¿Es de recibo que los vecinos tengamos que soportar desde hace años estos incumplimientos continuos y sistemáticos de las ordenanzas municipales? Estamos hablando de cumplir la ley. No me parece serio.
Como guinda del pastel, la respuesta del directivo de Visit Valencia al que trasladé mi opinión expuesta arriba de que la política de promoción turística se va a cargar o mejor se está cargando ya la maravillosa ciudad que era Valencia fue bloquearme en su red social con un mensaje privado que prefiero no reproducir.
Mi conclusión es que los responsables del Ayuntamiento y los directivos de Visit Valencia no están interesados en la transparencia y en la participación ciudadana sobre todo si la misma es crítica con sus políticas.
Me temo pues que el temor que teníamos muchos de que Valencia o Ciutat Vella se convirtiera en un parque temático invivible para los vecinos, como pasa ya en otras ciudades como Venecia, Dubrovnik o Barcelona ha venido para quedarse porque el equipo municipal no va a hacer nada para evitarlo.
Incluso me atrevería a decir que Barcelona, según he podido comprobar en varias visitas recientes, está en una situación de menor masificación turística que algunas zonas del centro de Valencia como el Mercado Central o la calle Cavallers.
Por lo tanto, ante esta situación la única solución que nos queda a los vecinos es movilizarnos y un ejemplo de éxito de que a través de la movilización y la presión a las autoridades se consiguen resultados es lo ocurrido recientemente en Madrid, donde los vecinos han conseguido terminar con los conciertos en el estadio Santiago Bernabeu. Y el adversario, el Real Madrid de Florentino Perez, no era menor…
En breve, habrá una oportunidad en Valencia en la manifestación por el derecho a la vivienda, de transmitir en las calles nuestro hartazgo con la masificación turística y con el incumplimiento de las ordenanzas vigentes cuyo único resultado esta siendo que algunos, los hosteleros y otros que viven del turismo, se enriquezcan a costa de los demás.
Pero manifestarse una vez no es suficiente. Es necesario, y en eso vamos a trabajar las asociaciones de vecinos del barrio pedir al actual gobierno municipal y también al resto de partidos políticos representados en el Consistorio que definan y confronten con los vecinos la política turística que quieren llevar a cabo y que se resume en una sencilla pregunta: ¿Qué número de turistas puede soportar Valencia, y en concreto Ciutat Vella, para no acabar de perder definitivamente su esencia y que los vecinos no seamos expulsados de la misma?
He de confesar que no soy muy optimista al respecto, pero es la única esperanza que nos queda.
Jaime Palafox es experto evaluador para la Unión Europea y miembro de Asociación de Vecinos Universidad.