Nunca una coliflor fue tan apetecible
Soy de esas personas que creció creyendo que la coliflor era una verdura hostil. En los duros años 80 (duros sobre todo para las verduras) solo se comía hervida, pasada de cocción, sin ningún tipo de gracia ni salero. Y encima apestaba la casa cada vez que había coliflor. Así que la desterré de mi dieta. En cuanto pude elegir, ya no volví a ingerirla y cuando me emancipé jamás la cociné. Hasta hace unos años que hicimos las paces. Aún así, mi imaginación culinaria no ha llegado muy lejos, en casa la tomamos en crema o en alguna ocasión con bechamel. Quizás por eso, esta coliflor que probé en Balbeec (es uno de sus platos estrellas) me maravilló.
"En este caso el plato lo hemos fusilado de Oklava, un restaurante Turco de Londres. En la cocina podemos ser artistas que creen, o artesanos que ejecutan. Se da mucho valor a la creación y insuficiente a la artesanía. No hay nada malo en reproducir el trabajo de otro siempre que se acredite", cuenta Steve Anderson desde Indonesia.
Con la técnica precisa y los condimentos adecuados, esta coliflor brilla por sí misma y está a la altura de muchos otros platos de la carta. Bravo por convertir un alimento que cuesta en esta maravilla.