Escapadas hedonistas

Comer en Dénia a pie de playa

De les Deveses a les Marines, con la brisa marinera como compañera de mesa.

8/07/2022 - 

La carretera que une Oliva con Dénia esconde muchos tesoros. Playas casi recónditas, paraísos para los amantes del viento y el surf y un buen puñado de restaurantes y chiringuitos donde disfrutar de la experiencia de comer casi, con los pies en la arena. En Dénia se come de cine, ya lo vimos, tanto en su centro histórico  como al lado del mar . Quique Dacosta, El Faralló, Peix i Brases... pero también otros en los que lo que uno busca es algo más sencillo, un bonito espacio, en el que pasar un rato agradable sin grandes pretensiones. 

No es cuestión de terminar hasta arriba de arena, pero sí de beneficiarse de uno de los grandes placeres de comer a pie de playa, que no es otro que hacerlo con la brisa marina como acompañante. Si arrancamos en Les Deveses, allí se encuentra la primera parada, Los Baños Sunshine Bar. Ellos mismos se definen como 'the place to be'. Y es que si te gusta el rollo de restaurante-chiringuito tipo ibicenco, este es tu sitio. Madera, tejidos orgánicos, rafia, turquesas y hasta su propia furgo vintage


En la mesa apuestan por una carta para todos los gustos, con opciones desde tapeo patrio con  bravas, marinera murciana o tellinas de playa a nachos con queso o mejillones thai. Mucha de su materia prima viene de su granja orgánica y tienen hasta su propia cerveza artesana, una rubia tostada, elaborada con cebada fresca. También presentan una carta de paellas y fideuàs, suquet de peix y pescados y carnes a la parrilla. Otra muy buena opción es pasarse por allí a desayunar o a tomar un cóctel entre horas. 

Seguimos avanzando por la costa hasta llegar a La Calma, junto al espigón en la playa de la Almadraba. Aquí el momento chiringuito da un paso adelante en materia gastronómica. Sigue siendo un sitio muy bien puesto, con zonas de sofás al abrigo de sombrillas y árboles y un restaurante interior, para el que aunque quiera comer de cara al mar, prefiera hacerlo bajo el aire acondicionado. 

La carta es sencilla y sin estridencias, con raciones generosas y platos que gustan a todos, como croquetas de jamón ibérico o una ensalada de tomate y ventresca y una sección de platos peruanos, con causas, tiraditos y ceviches. Otro punto a tener en cuenta son sus arroces, desde la clásica paella valenciana a arroz del senyoret, pasando por clásicos como el arroz negro o el de marisco, todos ellos cocinados con arroz cultivado a pocos kilómetros del restaurante, concretamente de Pego Natura, dedicados al cultivo de arroz bomba y bombón. 


¿La copa/cóctel/cervecita a media tarde? En Mykonos, una coctelería chill out junto al mar, donde tomar tragos refrescantes y disfrutar del atardecer. Además, todos los sábados a las 9 de la mañana, organizan clases de yoga en su terraza. 

¿El punto más elevando gastronómicamente hablando? En dos opciones, Noguera y Estanyó. Ambos son clásicos de la zona y si por algo se caracterizan, es por el buen comer. El primero tiene más de seis décadas de historia y se encuentra en un espacio idílico, la bahía junto a la punta de L'Estanyó, en la desembocadura del río Girona y l'Alberca. “Sin artificios ni esferificaciones. Solo tradición, producto y cariño”, claman desde Noguera.


Estos sí que se han especializado en cocina marinera y mediterránea. Salazones, espencat, cocas caseras de la uela Rosa de mullador con espineta o de hierbas con hueva de maruca, gamba roja de Dénia, arroces de los mejores de la zona, con recetas clásicas y otras menos vistas como un senyoret de carne con albóndigas y garbanzos o un arroz de aladroc (boquerones), espinacas y ajos tiernos. 

¿Última parada? En la playa de Les Bovetes, en una de las grandes novedades de la temporada, Escondida de Bruno Ruiz. Tras conquistarnos con sus sabores en Aticcook en el centro histórico de Dénia, el chef abre nuevo espacio. Fiel a su forma de trabajo, en el que se entremezclan sabores de la Terreta con fusiones viajeras, ha creado su particular 'mar fusión Dénia' en un espacio relajado con alma de chiringuito. 


El sello inconfundible del chef, une productos de la zona, con elaboraciones de otras latitudes, dando lugar a una carta disfrutona. Puedes arrancar con un gofre de patatas bravas o lubina en adobo, para seguir con una coca de figatell laminado, cebolla caramelizada y cacahuete y terminar con costilla de vaca glaseada a baja temperatura o un taco de atún con quinoa, cítricos y encurtidos. La fiesta, junto al mar, está garantizada.