VALÈNCIA. Si hace unos días comíamos a la voreta del mar, ahora no podíamos pasar por alto a esos restaurantes, que si bien no están junto a la orilla, bien merecen una peregrinación a las calles del interior de Dénia.
En verano es prácticamente imposible reservar y cierran en agosto, pero si lo consigues una vez pasados estos meses, El Baret de Miquel es una de las joyas de Dénia. A Miquel Ruiz se le empezó a conocer en la Seu de Moraira y después, por ser uno de los primeros en renunciar a su estrella Michelin y dar un giro radical a su carrera abriendo un bar en el pueblo de Dénia. ¿Su filosofía? “No hay fórmulas mágicas, ni nada nuevo que inventar, solo claras intenciones: trabajar día a día, ofrecer lo mejor de nuestro saber hacer, cocinar lo que la tierra nos da en cada temporada y extraer el máximo partido de cada producto”, sentencia. Y es que tiene nombre de bar, pero lo que se hace dentro de estas cuatro paredes, es digno de restaurante de altura. La carta va cambiando, pero hay algunos platos que, con los años, se han posicionado como clásicos inamovibles. Esos son el figatell de sepia, los pastelitos de boniato y foie, el sashimi de caballa con almendra o la tarta de manzana.