Original CV es el proyecto de Isabel Reig, una joven sumiller que no quería vender paella y chufa para turistas, sino poner en valor la riqueza del territorio a través de los vinos y los aceites
VALÈNCIA. Justo enfrente del Mercat Central, que es uno de los edificios más espléndidos de València, hay otra pequeña joya histórica. Catalogado como comercio emblemático por el Ayuntamiento, que reconoce 45 en toda la urbe, su interorismo se remonta 120 años atrás y esto le convierte en el local más antiguo abierto al público. Allá donde un día estuvo situada la Farmacia Cañizares se encuentra ahora la tienda Original CV. Las estanterías, anaqueles y mostradores de principios del siglo XX han resistido el transcurrir del tiempo, pasando de almacenar ungüentos milagrosos a presumir de alimentos selectos. Todo, bajo una bóveda con artesonado de loza, pintada en 1880 por Dasí Ortega, uno de los ceramistas más ilustres de su época. A Isabel Reig, propietaria del negocio actual, no le dejan tocar ni una pieza del mobiliario. "Ni ganas, porque transmite la artesanía de nuestros productos", afirma.
Original CV nació para que el valenciano consumiera producto de la tierra. Así lo asegura Reig, quien fundó la empresa hace 9 años, después de haber estudiado ADE y formarse como sumiller. "Esto lo hice como apasionada de la gastronomía y para ofrecer la mejor selección de bebidas en la tienda", reconoce. Es de las que se ilusiona cuando alguien pide un vino valenciano en los restaurantes y lucha contra los prejuicios alrededor de la producción local. "Lo mismo con el resto de alimentos de la Comunitat, que a veces valoran más los de fuera que nosotros", defiende. Su discurso se ha consolidado conforme al crecimiento del negocio, que por momentos ha amenazado con convertirse en una tienda de souvenirs para 'guiris', pero siempre ha mantenido intacto su espíritu: mostrar la riqueza del territorio. De ahí que hayan dejado de lado los carteles de paella en favor de los aceites y las mermeladas.
La primera tienda de Original CV estaba ubicada en la estación de tren Joaquín Sorolla; luego vendría la emblemática localización de Plaza del Mercado. Dos enclaves muy turísticos, por lo que han ido maniobrando para no perder a los unos, pero conquistar a los otros. Hace apenas dos años, llegó un tercer espacio en la calle Grabador Esteve, con bastante más amplitud. En este último, el vino es el rey y se ha creado una bodega.
Si los restaurantes valencianos que suelen atraer turistas se preparan para una temporada de verano excepcional, donde habrá que apoyarse en la clientela nacional, e incluso en el consumo local, el pequeño comercio se encuentra ante el mismo escenario. La crisis del Covid-19 les ha tambaleado. En Original CV reconocen que están acostumbrados a recibir a "muchos madrileños", pero no temen quedarse únicamente con el público valenciano, que es el que ha seguido comprando durante la cuarentena. "Son los más fieles y nos exigen un producto de calidad", dice Reig. Por eso, han dejado de lado la exaltación de la valencianía (menos apología de la orxata y el Agua de Valencia), en favor de un producto más selecto y artesano. "No me gusta la parte del folclore, estoy buscando algo fino, donde prime la elaboración por encima de lo típico", explica. Y eso que ella se reconoce muy fallera.
Tuvieron kits de paella; ya no. "Ahora preparamos una cesta de vinos y aceites valencianos, que le compramos a pequeños productores. Hemos notado un poquito más de sensibilidad hacia la protección del territorio, de lo cercano", desarrolla. Por las estanterías de madera se prodigan viejos conocidos, como los patés artesanos de Vegadénia; los chocolates de autor de Utopick; los elixires secretos de Carmeleta y hasta los paquetes de papas de J. García; cursiladas las justas. De repente tropezamos con aquellos aceites del reino de Castellón, que producían en la Finca Varona la Vella. "Pues a lo mejor me sería más fácil vender Picual, pero quiero que la gente conozca el Farga", dice la dueña de la casa. Lo mismo le sucede con los turrones artesanos, siempre de almendra marcona de Alicante, o con las mermeladas, elaboradas a partir de Naranjas La Safor. "Yo misma estuve visitando los campos", apunta.
No vende nada cuya historia desconozca, y del mismo modo que a ella le apasiona el relato, trata de transmitírselo al cliente. "Quiero que los productos de esta tienda tengan alma. Si estoy ofreciendo una botella de Innato, no puedo evitar hablar de Noemí (Wines) y de todo su proyecto alrededor del vino", pone como ejemplo. De las 220 referencias que guarda en la bodega, 180 son de pequeños productores, puesto que únicamente se permite licencias con las cooperativas. El vino más exclusivo es el Quincha Corral, de Bodega Mustiguillo, cuya botella ronda los 80 euros. "Lo traigo por demanda de los clientes, pero sé que ya lo tengo vendido antes de llegar. Por lo demás, lo más caro de la tienda es un aceite de trufa blanca, valorado en 35 euros (una botella de 200 ml)", comenta, revelándose muy asequible.
De acuerdo, Original CV no es una tienda para turistas, al menos no en exclusiva. También se dirige a los autóctonos y, en general, a aquellos que sepan valorar lo que les rodea. Sin embargo, las posibilidades de negocio van más allá de la venta directa, y otra línea en la que trabajan son los servicios para empresas. Desde actividades de team building alrededor de la gastronomía, hasta regalos personalizados para trabajadores. Y es así como llegamos a la parte de las catas y los eventos que ofrecen en sus tiendas (principalmente, en Grabador Esteve, por una cuestión de tamaño). Charlas con productores, que narran de primera mano su historia, de tal forma que la gente "se enamora del proyecto" y ellos fidelizan clientes. Didáctica de lo local para todos los públicos. El último taller privado tuvo lugar este mismo lunes y trató sobre vermú, pero se restringió a seis personas (frente a las veinte de antes).
Isabel anda atareada con el albarán de unas cajas que tiene que enviar. Los clientes pueden encargar bolsas y cestas de regalo, por teléfono o por Internet, bien atendiendo a los modelos que ofrecen, o bien personalizando el contenido. La filosofía sigue siendo el mimo, así que los capazos son de ratán y tejidos a mano. Y en los repartos por la ciudad, siempre operan con bicimensajero para cuidar el entorno. "Esta línea ha sido nuestra tabla de salvación durante los meses de cuarentena. Hemos duplicado los envíos a domicilio, sobre todo dirigidos Valencia, pero también al resto de la Península. Había valencianos que querían hacerle llegar productos de la terreta a sus familiares en la distancia, a veces porque estaban aislados y no podían volver, como muestra de cariño", cuenta la empresaria.
Original CV se mueve bien en la improvisación constante. "Por ejemplo, vendemos mucho vermú. Como cada vez compra más el público local, me piden formatos más grandes. Así que me tocó hablar con la cooperativa y, desde la semana pasada, vendemos garrafas para casa", explica. Lo mismo con el aceite o la mistela. De repente todos queremos tener lo que teníamos; lo que nos hace ser quienes somos. ¿Serán cosas del escenario post-Covid? Ellos ya han abierto en el centro, y la semana que viene tocará la tienda de Joaquín Sorolla, que había permanecido cerrada por el parón de los trenes. "A partir de ahí, veremos. Ahora nos planteamos un escenario totalmente nuevo, es casi como una reapertura. Pero a la vez, nos vamos a reivindicar en la idea que ya traíamos: hay que trabajar cada vez más pensando en lo local", concluye. Apología de lo nuestro, de lo próximo, de lo de aquí.