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DE LA EVOLUCIÓN DE LOS TIPOS DE INTERÉS AL IMPACTO DE LA ADMINISTRACIÓN TRUMP

¿Cómo se comportarán las bolsas en 2025? Estas son las previsiones de seis curtidos expertos

3/01/2025 - 

VALÈNCIA. El ya terminado 2024 ha sido un ejercicio marcado por los recortes en los tipos de interés acometidos por los principales bancos centrales, entre ellos el Banco Central Europeo (BCE) y la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed). Unas bajadas realizadas en la segunda mitad del año y que parece que van a continuar en 2025, aunque de manera mucho más moderada y progresiva. El objetivo es claro: mantener la inflación cerca del objetivo del 2% y tomar decisiones en base a los datos entrantes. 

Las sucesivas decisiones en materia de política monetaria han tenido sus efectos en la evolución del euríbor y también en el desarrollo de los principales índices bursátiles. ¿Cómo evolucionarán las bolsas y los principales indicadores macroeconómicos en 2025? ¿Qué pasará en un año donde los tipos de interés volverán a bajar y donde Donald Trump regresará a la presidencia de Estados Unidos?

Para analizar todos estos factores y ofrecer una mayor pluralidad de opiniones sobre cómo evolucionarán las bolsas y los mercados en 2025, Valencia Plaza ha contactado con seis voces autorizadas del sector. Estas han sido sus respuestas:

Víctor Alvargonzález, CEO y fundador de Nextep Finance

Víctor Alvargonzález. Foto: NEXTEP FINANCE

Pese a que la opinión mayoritaria era que el mercado estaba caro y la inflación iba a estar "alta por mucho tiempo", en 2024 se ha vuelto a demostrar que el consenso se equivoca más que acierta . Al final, se impusieron los datos frente a los relatos: entrábamos en una revolución tecnológica impulsada por la llegada de la IA generativa y la tendencia de la inflación era a la baja. Se trataba, efectivamente, de un gran año para comprar y mantener. Especialmente en EEUU, protagonista de la nueva revolución tecnológica.

Por el contrario, 2025 va a ser un año más complicado. Ahora sí que hay precios elevados, se ha enfriado la expectativa de bajada de tipos en EEUU y parte de lo que trae la llegada de la IA a la economía está descontado en los precios. Y muchas de las personas que se perdieron las subidas de 2023 y 2024 se han incorporado recientemente al mercado, lo que implica que hay menos gente para comprar si se produce una corrección. Esto potenciará la magnitud de las correcciones. La política económica de Trump ayudará a empresas y consumidores en EEUU y la bajada de tipos al Euroxtoxx, pero será un año más volátil.

Ahora bien, las correcciones pueden ser una gran oportunidad para quien sepa aprovecharlas. O un quebradero de cabeza para quien no tenga el asesoramiento adecuado para hacerlo. Aprovechar las correcciones en lugar de sufrirlas es lo que va a marcar la diferencia para los inversores.

Pilar Lloret, directora general de Nao AM

Empezando por las perspectivas económicas, vemos un escenario relativamente dulce en 2025 en el que el panorama estará marcado por una moderación en las bajadas de tipos frente a lo que inicialmente se esperaba, especialmente en Estados Unidos, donde la Fed adoptará un enfoque más cauto ante una inflación persistentemente moderada y una economía que aún continua sólida gracias a la fortaleza del consumo privado y el mercado laboral. La previsión de solo dos bajadas de tipos sugiere que la estabilidad será clave, con tipos neutrales cerca de los niveles actuales. 

En Europa, a pesar de unas peores cifras de crecimiento debido a la débil situación en la industria alemana, la confianza empresarial y el repunte del sector servicios vuelve a dar señales positivas, aunque persiste la debilidad en las manufacturas lo cual hace que esperemos que la autoridad bancaria sea más proclive a seguir bajando tipos en la Eurozona, con expectativas de que estos terminen 2025 en torno a niveles de 1,75%. Con respecto a la repercusión de una posible política proteccionista de Trump no damos excesiva importancia dado que, primero tendremos que ver el calado de las medidas y, en segundo lugar, como mucho podría restar al crecimiento europeo una décima (eso sí, el impacto por sectores de actividad será desigual). En conclusión, vemos una economía europea yendo de menos a más mientras que en USA, a pesar de verse cierta desaceleración, los motores de crecimiento seguirán en marcha.

En cuanto a otros eventos geopolíticos (inestabilidad política en Europa, guerras, etc..) normalmente terminan siendo hechos puntuales que se diluyen con el tiempo por lo que aprovecharíamos la posible debilidad que puedan traer al mercado de renta variable para invertir.

En términos de posicionamiento en cuanto a activos, la existencia durante 2025 de una política de tipos aún laxa nos hace estar positivos en los mercados de renta variable, principalmente en Europa ya que consideramos que la valoración del mercado estadounidense es un cierto modo, un hándicap a pesar de esperarse un mayor crecimiento en esta zona.  En cuanto a construcción de cartera, consideramos crucial una estrategia basada en una combinación de sectores defensivos (farma o consumo estable, que ofrecen un crecimiento modesto pero muy seguro), y con un componente más cíclico (tecnología, lujo, publicidad). En tecnología estamos posicionados en dos temas claramente diferenciados, Sistema de información (SAP, Microsoft, Sopra) y Semiconductores (ASML, Broadcom, TSM), todas con modelos únicos y fuertes barreras de entrada.

También continuamos muy posicionados en eficiencia energética con empresas como Legrand, Schneider o Prysmian que lideran la transición hacia un futuro más verde, apoyadas por tendencias como electrificación, renovables y transporte limpio. Evitaríamos el sector autos, en el que vemos un panorama difícil para los próximos años, así como compañías de química básica o muy ligadas a materiales. Finalmente, muchas de nuestras compañías en cartera se benefician de un posicionamiento global en cuanto a sus ventas, lo cual hace que se puedan beneficiar también del crecimiento estadounidense. Es el caso de Publicis, Wolters Kluwer, Michelin, Legrand, Prysmian o las compañías de lujo.

Jorge Pérez, director del Área de Inversiones de Libertas 7

Foto: MARGA FERRER

Partimos de un ejercicio 2024 que nos deja un panorama desafiante, marcado por un entorno macroeconómico incierto, tensiones geopolíticas persistentes y perspectivas de beneficios empresariales positivas, pero moderadas.

Por lo que respecta a la Eurozona, la esfera macro sigue amenazada por una inflación todavía elevada, la cual, pese a las evidentes señales de moderación, permanece por encima de los objetivos del BCE, obligando a dicho organismo a mantener políticas monetarias restrictivas, frenando la actividad económica. A su vez, los recientes datos de actividad industrial y consumo en países como Alemania y Francia sugieren que la recuperación económica será más lenta de lo deseable, dentro de un proceso progresivo, pero constante, de pérdida de competitividad y dinamismo frente al resto de bloques económicos, con una creciente dependencia del exterior en términos de tecnología, materias primas y energía.

Por otro lado, las tensiones geopolíticas y conflictos bélicos son otro elemento de incertidumbre, con impacto negativo en los mercados, vía mayores costes energéticos y carencias en las cadenas de suministro. Los mercados permanecerán atentos a los posibles cambios en las relaciones comerciales entre Europa, China y Estados Unidos y a la reconfiguración de un nuevo escenario competitivo global.

Centrándonos en la Eurozona y en términos de beneficios empresariales, cabe esperar una evolución moderadamente positiva en términos generales, si bien persiste una presión creciente derivada de los altos costes de producción, de financiación y una elevada presión fiscal. La gran complejidad regulatoria en casi todos los ámbitos tampoco ayuda. Algunos sectores clave para la industria europea, como el automóvil o el financiero, se enfrentan a grandes dificultades para mantener su competitividad en un mercado global en transformación, donde las reglas de juego no son iguales para todos.

Por el lado positivo, las medidas de estímulo que algunas de las principales economías pueden poner en marcha, especialmente vía menores tipos de interés, desregulación y liberalización de ciertos sectores, junto a políticas encaminadas a la generación de energía a menores precios, podrían ser el contrapeso a un entorno donde el crecimiento sólido parece una excepción más que la norma, y donde los riesgos estructurales siguen pesando sobre los mercados.

Con todo lo anterior, y salvo shocks imprevistos, creo que podemos esperar un año 2025 con mercados en una tendencia lateral o ligeramente alcista, no exentos de momentos de volatilidad, donde se presentarán las mejores oportunidades para construir cartera a largo plazo.

Isabel Giménez, directora general Fundación Estudios Bursátiles y Financieros (FEBF)

Foto: EVA MÁÑEZ

La economía mundial evitó una recesión gracias a la moderación de la inflación y el nuevo ciclo de recorte de tipos. Sin embargo, creció el riesgo geopolítico en un año muy electoral.

Los sólidos beneficios y el crecimiento económico han alentado las ganancias del mercado de renta variable estadounidense en 2024 excesivamente concentrado en tecnología y servicios de comunicación (los siete magníficos) líder en ganancias y resultados; a medida que otros sectores más cíclicos (financiero, industrial) ganaban impulso el liderazgo se amplió.

En esta nueva etapa del ciclo económico, con reducciones en los tipos de interés, lo más importante es cuándo, dónde y a qué ritmo serán los recortes. El crecimiento se ha ralentizado, pero ya sabemos quién estará en la Casa Blanca.

2025 estará marcado por las decisiones de un Donald Trump legitimado en ambas cámaras, el desarrollo de los conflictos geopolíticos en curso, y las decisiones de los bancos centrales. En el primer caso, los mercados descuentan mayor volatilidad pero estabilidad en la tendencia, lo cual es una buena noticia. La mayor sorpresa puede ser el efecto de la recién inaugurada bolsa de Dallas (con grandes incentivos fiscales) sobre Wall Street.

Puede ser, además, un ejercicio en el que vuelva la inversión en China, y también los criptoactivos -bendecidos desde la Casa Blanca- pueden entrar en el menú de los grandes grupos bancarios. Se espera un año con inflación (cediendo poco a poco), y bancos centrales  apoyando el ciclo económico. Un ejercicio favorable en el que los elementos europeos más distorsionadores (sin contar la guerra de Ucrania, que Donald Trump dice resolverá en 24h) serán las elecciones en Alemania, y la incertidumbre política en Francia.

Las perspectivas para la renta variable estadounidense de gran capitalización siguen siendo positivas, gracias al continuo crecimiento de beneficios y bonanza económica. Sin embargo, la revalorización del S&P500 en 2024 ha superado el crecimiento de los beneficios, enfatizando la importancia de la selección; conviene centrarse en valores que generen un crecimiento que justifique su valoración (y no hay tantos).

El contexto de cambio estructural de tipos de interés elevados durante más tiempo, y algo de inflación, sigue favoreciendo los activos del mercado monetario. Los tipos en descenso abren la puerta a aumentar la duración en las carteras, y tomar posiciones en crédito, segmento que ofrece operaciones atractivas. Una opción complementaria atractiva es el high yield, no solo por su rendimiento frente a la renta fija, sino también frente a la renta variable.

Felipe Sánchez, responsable académico de Contabilidad y Finanzas en EDEM

Foto: EVA MÁÑEZ

El inversor en renta variable ha vuelto a sentir en su cartera lo diferente que es comprar acciones europeas, y por extensión españolas, frente a la alternativa de poseer acciones norteamericanas. Por ejemplo, en 2024 el Euro Stoxx 50 ha subido un buen 8,50% y nuestro Ibex 35 ha "despertado" y aumentado su cotización un estupendo 14%. Sin embargo, estos registros palidecen ante el poder de los índices yankees, ya que en el mismo ejercicio el S&P 500 se incrementó un 24% y el Nasdaq 100 un 27%.

¿Qué pasará en 2025? Predecir lo que va a hacer la bolsa es un ejercicio audaz, que incluso se puede volver en humillación si se relee dicha predicción dentro de un año. Pero, con la información que tenemos hoy seguimos creyendo que los mercados correrán por encima de dos ejes. Primero, que el alto flujo de dinero en dirección a los mercados de capitales estadounidenses continuará, lo que seguirá empujando las subidas. De hecho, en 2024 la friolera de 500.000 millones de dólares fue invertidos en fondos que compran acciones estadounidenses. De ellos la mitad llegó en el cuarto trimestre al calor de la reelección del presidente Trump. Una presidencia que es percibida como pro-mercado y pro-desregulación.

En este punto, es importante señalar que las empresas europeas tienen mejores valoraciones que las estadounidenses, algunas de las cuales como Tesla cotizan con un PER 170 a finales de 2024. Lo que significa que un inversor estaría dispuesto a pagar 170 dólares (¡170!) por cada dólar de beneficio que hoy obtiene la automovilística. Ese dato debería de poner en guardia a cualquier inversor, porque apunta a solo dos escenarios realistas: una enorme sobrevaloración, o un enorme rendimiento futuro. El primero termina en un sonoro y doloroso crac, el segundo, en días de vino y rosas.

La segunda idea en la que creemos es que habrá una fuerte volatilidad. Sencillamente, porque muchos precios están valorando la "perfección" y cualquier bache en el camino va a provocar caídas importantes. El gran obstáculo es qué pasará con la inflación. En Europa parece que las expectativas ya están ancladas al objetivo del 2%, pero en EEUU la inflación está siendo más "pegajosa" y se resiste a caer, lo que ya ha motivado que la Fed se replantea la velocidad de los recortes de tipos. Evidentemente, si en una economía se recortan impuestos, se imponen tarifas y se deportan trabajadores se llama a la inflación, lo que implicaría no recortes, sino subidas de tipos. ¿Qué haría entonces la administración Trump? Bueno, Trump no es estúpido y quiere un mercado fuerte que coree su nombre.

Por ello, los grandes bancos de inversión estadounidense como Morgan Stanley y JP Morgan Chase, que son los que manejan información de la buena, siguen pronosticando que el horizonte seguirá siendo dulce y soleado, puesto que prevén subidas del 10% en el S&P 500 para 2025. Ya lo veremos, porque el mercado hace siempre exactamente lo que quiere. Esa es su belleza y su misterio.

Antonio Castelo, especialista en mercados de renta variable en iBroker

Foto: IBROKER

El panorama de 2025 resulta especialmente difícil de valorar. Por una parte, la resiliencia económica estadounidense y las anticipadas medidas de política económica de Trump parecen volver a designar a la renta variable de EEUU como clara ganadora. Por otra, sin embargo, las exigentes valoraciones, el posible final de los recortes de tipos de la Fed y unas políticas extremas, pueden acabar propiciando una reacción violenta adversa en la economía y los mercados estadounidenses que, no olvidemos, son los que siguen marcando la pauta. En general, aunque se prevé un avance generalizado de los índices mundiales, este podría ser más moderado en comparación con el notable desempeño de 2024.

Otro asunto importante será la evolución que sigan las siete magníficas, porque seguirán siendo clave en 2025, con expectativas altas, pero enfrentando riesgos. Se espera un crecimiento del beneficio por acción del conjunto del S&P 500 del 10%, pero impulsado principalmente por las siete magníficas con un 35%, mientras que el resto de compañías englobadas en el índice de referencia, crecería solo un 4%. Pero también es verdad que los inversores podrían impacientarse debido a las valoraciones exigentes y a la lenta adopción de la inteligencia artificial en sectores no tecnológicos.

También preocupa el desarrollo de la guerra comercial entre EEUU y China. Las restricciones chinas a la exportación de minerales críticos y la presión sobre semiconductores extranjeros representan riesgos significativos para las tecnológicas estadounidenses. En resumen, aunque se espera que las bolsas norteamericanas mantengan una tendencia positiva en 2025, es probable que los rendimientos sean más moderados que en 2024. La evolución dependerá en gran medida de las políticas económicas implementadas, de las grandes tecnológicas y de factores geopolíticos que podrían influir en los mercados financieros.

De Europa sigue sin esperarse mucho más. Para 2025, las previsiones económicas son mixtas. La previsión generalizada es que la economía de la Eurozona se recupere gradualmente, impulsada por el aumento de las rentas de los hogares y la resiliencia del mercado laboral. Sin embargo, la incertidumbre geopolítica y las políticas económicas seguirán siendo factores clave. Alemania, Francia e Italia podrían seguirse viendo lastradas por los costes de la energía y los déficits elevados.

La inflación se prevé que fluctúe ligeramente por encima del objetivo del 2% del Banco Central Europeo, a partir del segundo trimestre de 20251. La relajación de las presiones sobre los costes y el impacto de las decisiones de política monetaria anteriores serán determinantes. A pesar de la desinflación, las empresas europeas seguirán enfrentando un aumento de los costes laborales unitarios, lo que podría limitar sus márgenes de beneficio. La recuperación económica y la estabilidad en la inflación podrían proporcionar un entorno favorable para las bolsas europeas, aunque el crecimiento podría ser moderado.

Aunque hay desafíos que enfrentar, las economías y bolsas asiáticas parecen tener un potencial significativo para 2025. Se espera que la economía china continúe desacelerándose debido a la caída del consumo interno y al aumento del proteccionismo internacional. Los inversores seguirán atentos a las medidas de estímulo que sea capaz de poner en marcha el gobierno chino. India sigue siendo una de las economías de más rápido crecimiento en Asia, impulsada por la expansión del sector tecnológico y el aumento de la inversión extranjera. Esto podría traducirse en un rendimiento positivo para sus bolsas.

La economía japonesa seguirá luchando para abordar problemas como el de su envejecida población y la baja inflación. Las políticas de estímulo económico podrían apoyar el crecimiento y beneficiar a las bolsas. Países como Vietnam, Indonesia y Filipinas están emergiendo como motores de crecimiento en la región, beneficiándose de la reubicación de cadenas de suministro y del aumento de la inversión extranjera.

Como resumen decir que las bolsas asiáticas podrían beneficiarse del crecimiento económico en India y el Sudeste Asiático, pero la desaceleración en China y los riesgos geopolíticos podrían introducir volatilidad en los mercados. Pensamos que no estaría de más dejar pasar el primer trimestre y no ser especialmente proactivos, hasta que inflación y tipos de interés de referencia se clarifiquen en su destino y un más que probable ajuste de precios se complete. Esperar y ver puede ser, más que nunca, la mejor receta.

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