Bruno Murciano nació hace algo más de cuatro décadas en Caudete de las Fuentes, en el interior del interior de la provincia de València, casi donde se acaba la Comunitat y empieza La Mancha. Los oriundos del territorio dicen que viven en el reino de la uva bobal. Los padres de Bruno tenían un restaurante, el Asador Cris. El establecimiento era frecuentado por personas del vino, viticultores y expertos. De sus conversaciones le quedó a Bruno un conocimiento incipiente sobre el mundo de las cepas. De ahí, a estudiar Técnico en Hostelería y Turismo en el Costa de Azahar de Castellón. «En el año 2000 me fui a hacer el curso de sumiller en Toulouse. Comencé a trabajar en varios restaurantes de Francia e Inglaterra. Fui chef sumiller del Hotel Ritz de Londres, incluso me iba a comprar un piso en Londres. Hasta ahí todo había sido la cabeza: estudio esto, hago esto. Pero tuve la llamada del corazón, porque cada vez que venía por la zona, me partía ver cómo se arrancaba viñedo».
El corazón tiene razones que la razón desconoce
Bruno y su familia hicieron números. «El préstamo del banco que me daban era equiparable al valor que se vendía esta finca, hablamos con el señor que la vendía y la compramos. ¿Por qué esta y no otra? Por que hablando hablando nos contaron que esta era la uva de más calidad, que era una pena dejarla para granel».
Año 2010. Bruno era ya el propietario de seis hectáreas de bobales centenarias con dos hectáreas de bosque, todo al lado del parque natural de las Hoces del Cabriel. Al pago le llamaron Las Brunas. «De pequeño decía que tenía tres abuelas, porque son las tres hijas de mi bisabuelo Bruno quienes me han criado. Además, este viñedo tiene tres terrazas. En honor a ellas le pusimos Las Brunas». Junto a su hermano Jose Luis, formado como enólogo de profesión y con la colaboración de amigos y familia —sobre todo su padre, El Jefe—, realizaron su primera vendimia y elaboraron El Sueño de Bruno. Un vino de viticultura sostenible y ecológica que sigue prácticas biodinámicas. Una Bobal de cepas centenarias suelos de caliza muy pobre a pie de monte que responde a una reflexión de lo que Bruno y Jose Luís quieren conseguir con sus vinos: «Nos gustaría elaborar vinos que acaricien el corazón y emocionen el alma».