Convocatoria por la democracia vs Podemos

La configuración del actual Gobierno español acarreó unas consecuencias políticas de largo alcance. Por decisión de los dirigentes de Sumar, en especial de Yolanda Díaz, a ningún miembro de Podemos se le concedió un ministerio. Tras esa exclusión, los podemitas dejaron de considerarse socios de Sumar. En consecuencia, se concedieron la libertad de votar en contra del Gobierno.

Más recientemente, Sumar ha apoyado una moción del PP y este una de Sumar. ¿A qué obedece esta inesperada porosidad? La causa reside en que los dirigentes de Sumar han percibido que estaban perdiendo apoyo electoral a favor del PSOE. Ante esa amenaza pensaron que la solución consistía en diferenciarse del partido mayoritario de su bloque. Y la mejor manera de lograrlo era votar ocasionalmente junto con sus adversarios. Es difícil averiguar si esa táctica les dará los frutos deseados, pero lo cierto es que estaban padeciendo un cierto declive electoral. Tanto era así que, si hubiese ahora elecciones, Sumar no aportaría los suficientes escaños para repetir el Gobierno de coalición con PSOE. Y eso, aunque los separatistas siguieran apoyándolos.

"el programa electoral de los federalistas resultaría incompatible con el de los confederales"

Más ambicioso, Antonio Maíllo, dirigente máximo de IU, ha lanzado una Convocatoria por la Democracia. Como viejo rockero, sospecho que ese nombre se inspira en la Convocatoria por Andalucía que lanzó Julio Anguita hace medio siglo. Ese fue el germen de IU, la cual, como en una especie del retorno al futuro, propone ahora construir su propia Convocatoria. Lo apellidarla Democracia no deja de ser un truco retórico. ¿Es que los comunistas son los únicos demócratas en España? Nadie lo creería. Por el contrario, ya dijo Pablo Iglesias que lo de Podemos era la dictadura del proletariado, pero que hablaban de democracia porque era lo que le gustaba a la gente.

En cualquier caso, el objetivo de la Convocatoria por la Democracia es preparar una única candidatura electoral en la que participen todos los partidos de extrema izquierda sin vetos cruzados. Como anticipo programático han propuesto conceder el derecho a votar a los jóvenes de 16 años, romper relaciones diplomáticas con Israel, impulsar una sanidad de calidad e intervenir el mercado inmobiliario. Todo bastante coherente con el ideario de IU, pero hay un problemilla: Maíllo propone que en ese movimiento político se integren tanto las izquierdas federales como las confederales. 

Al parecer, los dirigentes de IU todavía no han comprendido que la concepción federal de España es incompatible con la concepción confederal. Aunque en ambas fórmulas aparezca el trisílabo "federal", +. Un juez puede sentenciar culpable o no culpable al acusado y, aunque en ambos casos aparece el trisílabo culpable, sus respectivos significados son completamente opuestos. En esa línea, el programa electoral de los federalistas resultaría incompatible con el de los confederales. La única solución sería difuminar los puntos de fricción, como se han visto obligados a hacer con la soberanía fiscal de Cataluña, una idea que no gustaba nada a IU, pero que contaba con el apoyo de los Comunes. Solución: que nadie sepa ahora qué piensa Sumar del cupo fiscal catalán, tan absolutamente insolidario.

Ante la propuesta de Convocatoria por la Democracia, Podemos ha reaccionado pidiendo que los diputados de Sumar se unan a sus cuatro diputados para doblar el pulso a Sánchez. En vez de meter en un futuro programa electoral lo de romper con Israel, romper de inmediato; en vez de anunciar que se intervendrá en el mercado inmobiliario, intervenirlo de inmediato. Y así sucesivamente. En eso acierta Podemos: elaborar un programa electoral para un nonnata Convocatoria por la Democracia, en vez de aplicar ahora las medidas previstas, solo se explica por la voluntad de IU de no fastidiar al Gobierno español. Si los diputados de Sumar se conchabasen con los de Podemos, sus cinco ministros quedarían en precario. Y eso no lo quieren ni en pintura. Así pues, los de Sumar están tratando de diferenciarse del PSOE, pero pretenden seguir formando parte del Gobierno de coalición. Preparar una plataforma electoral unitaria y negociar un ambicioso programa electoral, sí; exigir ahora esas medidas arriesgándose a adelantar las elecciones, no. Afrontan un problema irresoluble: no tiene ningún sentido programar ciertas medidas a aplicar tras las próximas elecciones cuando, formando parte del gobierno, podrían aplicarlas de inmediato.

"Quizás Podemos haya decidido poner en crisis al Gobierno con tal de perjudicar a Sumar"

Más difícil resulta averiguar si Podemos estará dispuesto a romper de verdad con el Gobierno. Hay indicios de que podría atreverse a ir a elecciones anticipadas. Después de todo, Irene Montero seguiría siendo eurodiputada e Ione Belarra podría repetir fácilmente en su puesto de congresista. Es posible incluso que Pablo Iglesias esté interesado en volver a la primera línea política, en cuyo caso quizás querría acelerar el calendario político. Quizás hayan decidido poner en crisis al Gobierno con tal de perjudicar a Sumar. De hecho, van a consultar a sus bases si deben aprobar los Presupuestos nacionales en el caso de que el Gobierno no rompa con Israel, ni baje por ley a la mitad el precio de los alquileres. Nadie sabe si se reservan la baza de abstenerse, en cuyo caso los presupuestos saldrían adelante. Eso sería una tetra infantil. Ya aclaró hace medio siglo Rosa Aguilar, la feroz dirigente comunista que acabó en el PSOE, que no facilitaría un Gobierno del PP ni por acción, ni por omisión. En plata: daría lo mismo que los diputados de Podemos votasen a favor de los Presupuestos o que se abstuviesen; si las bases lo deciden, tendrían que votar en contra.

En resumen, tanto Sumar como IU han puesto un límite a su porosidad política, mientras que Podemos está jugando con la idea de plantear un órdago. La prueba de fuego reside en los presupuestos nacionales: si Sumar los apoya, que es lo más probable, debilitará la credibilidad de la Convocatoria por la Democracia de IU; si Podemos los apoya, es que su ruptura era de boquilla. En efecto, nadie cree que el PSOE vaya a romper ahora relaciones con Israel, ni a intervenir drásticamente el mercado inmobiliario. Lo malo de los órdagos es que a veces te los aceptan.