VALENCIA. -"Sr. Graham, ¿usted recomienda que una persona de clase media incluya, como regla general, acciones cuando invierte sus ahorros a largo plazo?
-Mi respuesta sería absolutamente sí, bajo condiciones normales.
-¿Por qué?
-Porque las acciones ordinarias tienen la ventaja, en primer lugar, de representar el sonido del crecimiento inversor de la economía estadounidense, con rentabilidades superiores a las que obtendría en bonos, y, en segundo lugar, porque aportan cierta protección contra la inflación”.
Así empieza la entrevista a Benjamin Graham que US News & World Report publicó el 3 de junio de 1955 bajo el título 'How to handle your money' ('Cómo manejar tu dinero'). En esta entrevista el padre de la inversión en valor desgrana cómo acercarse a la toma de posiciones en renta fija y renta variable, qué esperar de ellas y cómo evitar los errores más básicos a la hora de hacerlo. En el caso de la renta fija siempre viene bien recordar dos cuestiones que a menudo se malinterpretan como son que se trata de un préstamo del comprador al emisor y que pese a su nombre no es fija, ya que el precio varía a lo largo de su vida.
De la renta variable, en el caso de las acciones ordinarias emitidas por empresas cotizadas, siempre debemos recordar que es una parte alícuota del capital de una sociedad anónima y que por tanto su adquisición confiere al poseedor de la misma unos derechos. Es decir, cuando compramos acciones de este tipo nos estamos convirtiendo en dueños de la empresa y como tal deberíamos considerarlo.
Como consecuencia de lo anterior, cuando nos acercamos a comprar acciones o bonos se hace especialmente relevante saber si el activo en cuestión reúne las características adecuadas. Para ello existen dos factores de análisis fundamentales como son la calidad y el precio del mismo. O lo que es lo mismo, el valor intrínseco y el precio de cotización.
Y para entender lo que significa cuando hablamos de valor intrínseco nada mejor que citar la definición que de él hace Graham en el libro que coescribió con Dodd bajo el título de Security Analysis: “En términos generales se entiende ese valor que es justificado por los hechos, por ejemplo, activos, ganancias, dividendos, perspectivas definidas […] Pero es un gran error imaginar que el valor intrínseco es un concepto único y determinable como es el precio de mercado.”
Por lo que vale la pena que avancemos unas cuentas páginas en el mismo libro para tener en cuenta que el mercado no es una precisa báscula, en la que el valor de cada activo se obtiene a través de un mecanismo exacto e impersonal, de acuerdo con sus cualidades específicas. Más bien debemos entender que el mercado es una máquina de votación, en la que un sinnúmero de individuos registran su opinión con diferentes combinaciones de razón y emoción, según cada individuo.
Y como solo el tiempo pone las cosas en su sitio, también en este caso damos fe de ello matizando que pese a que muchos creen que a lo que se dedican los empresarios e inversores es a tomar riesgo lo que realmente hacen es buscar rentabilidad y a minimizar éste. Para ello el largo plazo es un aliado esencial en un proceso que viene marcado por la necesidad de estudio de los activos y no menos importante tarea de actuar con precaución y paciencia hasta que el mercado nos dé la razón o nos la quite definitivamente.
Para ello el inversor indio-americano Mohnish Pabrai nos ofrece una buena metáfora cuando en sus charlas nos hace imaginar al gestor o al inversor paciente como aquél que en mitad de una habitación vacía simplemente sigue trabajando mientras espera hasta la próxima oportunidad.
Para eso es fundamental informarnos tanto como podamos, leer, escuchar y aplicar dos cinturones de seguridad que son de gran utilidad. Con el margen de seguridad buscamos que las probabilidades de beneficios sean mayores que las de pérdida en el activo concreto, mientras que con la diversificación a medida que aumenta el número de valores buscamos eso mismo para el conjunto de la cartera. Sin olvidar nunca que leer libros de los mejores no te convierte en el mejor, trabajar como ellos sí.
Conclusión con la que Graham acaba su entrevista con la que abríamos el artículo:
-“¿Usted cree que la persona de la calle está capacitada para invertir por su cuenta?
-Bien, teniendo todo en cuenta, diría que no. Quiero decir, si coges una persona al azar y le das el ambiente adecuado, educación y consejo, puedes convertirla en una persona capaz de hacerlo. Pero, bajo las circunstancias en las que viva actualmente, probablemente no obtenga buenos resultados”.
Para ello, desde sus inicios en 2009 las EAFI han crecido considerablemente hasta las 161 firmas en noviembre de 2016 y con unos activos bajo asesoramiento que alcanzan los 25 billones de euros, lo que supone casi un incremento del 20% respecto 2015 y como demuestran los resultados de rentabilidad es en la gestión independiente donde se encuentran algunos de los mejores fondos y vehículos de inversión a nivel internacional.
Miquel Boix es director comercial de Buy & Hold Asesores EAFI