La compañía murciana, con sede operativa en València, ha sido la elegida por el evento South Summit 2019 como mejor startup entre los más de 3.700 proyectos presentados para esta edición
VALÈNCIA.-El potencial de los deportes electrónicos a nivel mundial es ya conocido por todos. De estadios llenos de aficionados que asisten para ver jugar campeonatos mundiales de League of Legends o Counter-Strike a marcas que han visto este nicho como un filón para llegar al público joven —y no tan joven—. Según las predicciones de la firma analista del mercado de videojuegos Newzoo, los eSports cerrarán 2019 generando ingresos por encima de los mil millones de dólares, un 26% más que en 2018.
Patrocinios, derechos de imagen, publicidad, venta de entradas, distribuidoras de videojuegos... Pero ¿qué pasa con los miles y miles de streamers que crean contenido en directo desde sus casas y acumulan millones de seguidores en Twitch? ¿Cómo pueden sumarse a rentabilizar las horas que pasan generando entretenimiento? Ahí es donde vio la oportunidad Streamloots, una startup murciana con sede operativa en València que propone a estos jugadores monetizar sus retransmisiones gracias a su audiencia.
Fundada por Vicent Martí, José Miguel González, Javier Pastor y Alberto Martínez, su propuesta pasa por crear un modelo similar al de los cromos de toda la vida, pero en formato virtual. Los usuarios pueden comprar en su plataforma cofres sorpresa de sus streamers favoritos que, una vez abiertos, contienen tres cartas que les permitirán interactuar con ellos en directo, desde pedirles que les saluden a disfrazarse o cambiar el personaje de juego.
«Los cuatro somos muy gamers y si nos dejábamos el trabajo en el que estábamos antes, que era una consultora, sabíamos que era para hacer algo en una industria que realmente nos apasionase, así que pusimos en el centro el mundo de los eSports o el gaming», explica su CEO, Alberto Martínez. La plataforma funciona como un marketplace: cada streamer cuenta con su canal y tiene la posibilidad de crear sus propias cartas con una plantilla predefinida o diseño propio, venderlas al precio que considere e incluso regalarlas.
«Es como el paquete de cromos de toda la vida pero con los influencers de hoy en día. Sin embargo, no solo se vende el coleccionable, sino la interacción», apunta Vicent Martí, CMO de la tecnológica. Los cofres contienen cartas aleatorias que tienen cuatro rarezas (común, rara, épica y legendaria) y cuanto mayor es la rareza de la carta, más difícil es que salga, pero mayor será el premio que contenga. Algunas propuestas son jugar una partida con el espectador, regalar monedas del canal o poner una canción en el directo, pero también pueden contener regalos como, por ejemplo, camisetas. Cuando se canjea la carta, dependiendo de la naturaleza de cada una, aparece en la pantalla del directo indicando al jugador qué tiene que hacer.
Actualmente, la plataforma ya tiene más de diez mil streamers y más de cien mil usuarios activos mensuales. Desde que pusieron en marcha este modelo, no han parado de crecer, e incluso fueron los ganadores de la última edición de South Summit, uno de los principales eventos de startups a nivel nacional.
«Ojalá ganase yo lo que ganan estos jugadores en la plataforma como sueldo. No son todos, pero hay streamers que han llegado a ingresar 8.000 euros en un mes», asegura su CEO. Sobre los precios, la decisión corre a cargo de cada uno. «Hay streamers con muchos seguidores que quieren vender muchos cofres y los ponen a un dólar o dos, y otros que los ponen a ocho».
Gran parte de su modelo lo han desarrollado desde San Francisco, concretamente desde la aceleradora BoostVC, donde llegaron de rebote pues su viaje a California era para participar en la última fase de Y Combinator, programa del que surgieron compañías tan conocidas como Airbnb. Allí no fueron finalmente seleccionados pero conocieron a Alan Draper, de cuya red de inversión forma parte la aceleradora valenciana Bbooster. Fue entonces cuando decidieron presentarse a su programa de aceleración. Sin embargo, allí aterrizaron con su modelo anterior, Duely, un mercado de valores con tecnología blockchain para invertir en jugadores de competiciones de eSports.
«Si hay jugadores de eSports que necesitan dinero para empezar y fans que quieren poner dinero por ellos, pues vamos a permitir que inviertan por ellos y que, cuando empiecen a ganar dinero, retornen esa inversión a sus fans», pensaron a la hora de poner en marcha un modelo que acabaron por desechar. «Vimos que los jugadores ganaban en audiencia, de miles a millones de followers, pero no eran capaces de monetizar esa audiencia. No eran capaces de devolver a los inversores iniciales esa apuesta. Así que, pensamos que igual lo que les hacía falta no era tanto inversión sino monetizar a la audiencia que ya tienen y ahí dimos el salto a Streamloots», explica.
De hecho, su aventura en Silicon Valley empezó agitada pues se presentaron al programa de Draper con una idea que precisamente querían dejar atrás. «Desde que aplicamos a la aceleradora hasta que nos llamaron cambiamos todo. Lanzamos el día de Reyes, el 6 de enero, y en cuatro días teníamos 500 streamers apuntados en una lista de espera. Les contamos de nuevo la idea y nos dijeron que querían invertir en nosotros», recuerda Alberto Martínez.
Su modelo de negocio actual es cobrar una comisión por cada venta de cofres, pero actualmente el 80% de los usuarios no pagan porque los streamers también pueden regalar cofres. «Lo hacen muchos streamers pequeños para crecer y que su público se fidelice», explica.
Sin embargo, tiene claro que esta solo será la primera fórmula de monetización. «Hay marcas que se han interesado por patrocinar cartas, como en televisión, o diseñadores que quieren crear cartas para los streamers. Hay varios modelos posibles pero de momento estamos centrados en retener a los usuarios», reconoce. De hecho, asegura que cuesta mucho decir «no» a colaboraciones que les ofrecen desde grandes compañías, pero no quieren perder el foco. Una de sus claves es que su performance de canjeo de cartas se emite en directo en plataformas como Twitch, propiedad de Amazon, quien ya les ha pedido realizar varias colaboraciones. «Si el influencer tiene 20.000 espectadores en ese momento, cuando se canjea una carta la ven los 20.000 espectadores, no solo el que llega a Streamloots». Actualmente cifran sus visualizaciones en unos dos millones de espectadores.
Aunque su foco principal es el de los eSports, Streamloots se dirige a cualquier tipo de persona que pueda crear contenido en tiempo real. «Cuando acabemos con eSports, que no para de crecer, tenemos un montón de industrias. Desde streamers que tocan el piano en directo o que pintan, a algunos que incluso programan utilizando Streamloots», explica el CMO de la compañía. «Al final es contar lo que haces grabando un podcast, programando, diseñando videojuegos... Y todo esto es posible monetizarlo».
Actualmente, los eSports suponen el 80% de su plataforma y el resto de mercados llega de forma orgánica. «Nuestro foco sigue siendo los eSports porque ya tenemos las cartas e interacciones que mejor funcionan, pero también llega gente de moda que se maquilla en directo y le dicen la sombra de ojos que tienen que poner, por ejemplo», destaca Martínez. Ahora, han decidido entrar en el mundo de los torneos creando cartas dirigidas a los llamados casters (narradores de competiciones), a los que es posible enviarles preguntas o ponerles retos. También permiten interactuar con otros espectadores o con la pantalla del torneo, pero siempre acciones que no requieren molestar a los jugadores.
«Queremos replicar el modelo que hemos seguido en España y Latinoamérica en otros países», señala. Actualmente tienen el foco puesto en Estados Unidos: Desde hace dos meses ya hemos superado en EEUU la facturación que tenemos en España. Este año multiplicaremos por siete la facturación del año anterior», asegura sin dar la cifra exacta.
La compañía también fue invertida este año por Samaipata, fondo europeo de capital riesgo especializado en marketplaces y marcas digitales creado por José del Barrio (fundador y exconsejero delegado de La Nevera Roja) y Eduardo Díez-Hochleitner (inversor con más de treinta años de experiencia y presidente de MásMóvil). El fondo, con el que cerró una ronda de financiación de 800.000 euros, también ha invertido en compañías como 21Buttons, Spotahome y OnTruck.
Para entonces ya había cerrado otra ronda de 500.000 euros en la que participó capital riesgo de Silicon Valley, socios de Deloitte y Bbooster Dyrecto, entre otros.
* Este artículo se publicó originalmente en el número 61 (noviembre 2019) de la revista Plaza