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el siguiente paso en el camino

Cuatro proyectos 'film friendly' de los que la Comunitat podría aprender

Una escuela de cine, una política fiscal propia, una tendencia fílmica y un festival. ¿Qué formula de éxito de otras regiones de España servirían a València?

8/02/2019 - 

VALÈNCIA. Desde hace unos años a esta parte, la Comunitat Valenciana se ha empezado a tomar en serio esto el cine. A pesar de los grandes proyectos anteriores, como sería la Ciudad de la Luz, y de los espejismos de algún rodaje o algún premio, la región no ha conseguido despegar y ponerse en el mapa de la cinefilia. Así, en los últimos años, se han dado pasos que han conseguido poner una especie de luz al final del túnel: Turismo se hecho cargo de atraer y gestionar los rodajes que vienen, À Punt ha reactivado la producción local y las opciones laborales que se veían enterradas con el cierre de RTVV, se ha recuperado la Mostra de València y el sector privado ha resistido el paso del tiempo para poder seguir existiendo. 

Todo esto significa solo el principio de algo, una tendencia que en cualquier momento puede revertirse. Depende de la voluntad política, del talento de los creadores, del talante del sector y del apoyo del público. Pero, ¿cuál podría ser el siguiente paso en el camino? Culturplaza ha querido fijarse en iniciativas de otras regiones como el País Vasco, las Islas Canarias, Galicia o Andalucía que han tenido una gran repercusión en su territorio y en los que la Comunitat podría fijarse.

Foto: Elías Querejeta Zine Eskola en País Vasco

Elías Querejeta Zine Eskola en País Vasco

En España hay dos grandes escuelas de cine, la ESCAC en Cataluña y la ECAM en Madrid. Son centros semi-privados que han sabido contar con un cuerpo docente muy profesional y producir los cortometrajes y largometrajes de sus alumnos para darles visibilidad (y los centros con ellos). El Reino, de Rodrigo Sorogoyen, cuenta con un puñado de profesionales de la escuela madrileña, y de igual manera Les Distàncies de Elena Trapé ha contado igualmente con talento salido de las ESCAC. Este año, el País Vasco ha querido aprovechar la estela del Donostia Zinemaldia para crear la Elías Querejeta Zine Eskola, una iniciativa que ha contado con un importante apoyo institucional y una notable demanda nacional e internacional en su aún primer curso. El centro, que es una iniciativa pública surgida de la Diputación de Gipuzkoa, ha conseguido ponerse bajo la lupa en pocos meses y la prensa especializada ya anota las iniciativas y los nombres que saldrán en la primera promoción.

Aquí en València hay pasado y presente: por un lado, existió la Fundación para la Investigación Del Audiovisual que se centró en la formación para guionistas que se fundó en 2001 fruto de un convenio entre la Universidad Internacional Menéndez Pelayo y la Generalitat Valenciana. En 2010, se anunció el fin del organismo y la conselleria liderada por Font de Mora argumentó que “la Filmoteca y la Ciudad de la Luz podrían asumir las funciones de formación”, cosa que -obviamente- no llegó a ocurrir. El presente está ligado a una iniciativa 100% privada, la subsede del presitgioso Centro Sperimentale de Cinematografía creada en Barreira A+D. Se trata de tres cursos, uno de filmaking, otro de guion y otro de interpretación y cuenta con profesorado de la talla de Mariano Barroso o Pablo Berger. Sin embargo, las apuestas de Madrid, Barcelona y País Vasco son mucho más ambiciosas. 

José Luis Moreno, director de Cinematografía del Institut Valencià de Cultura: “Hace muchos años que se ha pretendido montar una escuela de cine en la Comunitat Valenciana. Sería una gran noticia”. Las ideas necesitarían fondo, y ahora mismo la Escuela de Cine no está ni planteada, porque no hay recursos públicos que lo permitan. Antonio Mansilla, presidente de la asociación de productores AVAPI, opina diferente: “Tanto el CEU como la UJI promocionan a través de sus titulaciones de Comunicación audiovisual a grandes profesionales, pero nuestro sector no es aún tan dinámico para ir más allá”,  comenta.

Exenciones fiscales en las Islas Canarias

Los paraísos para rodar en España no se crean únicamente por los paisajes. De hecho, en la balanza de una producción, siendo igualmente bueno pesa más lo barato que lo bonito. Andalucía y las Islas Canarias son las comunidades autónomas que más rodajes reciben, y los beneficios fiscales de la segunda explican gran parte de su éxito: las producciones nacionales que se desarrollen en Canarias pueden beneficiarse de hasta un 45% de deducción fiscal sobre el primer millón de euros invertido, y un 40% hasta los 5,4 millones de euros. Las producciones internacionales también se pueden beneficiar de una rebaja del 40%, además de líneas paralelas como la Reserva para Inversiones en Canarias, la deducción por innovación o la destinada a propaganda y publicidad.

La Generalitat Valenciana no puede aplicar estas rebajas porque no tiene las competencias que sí ha transferido el Estado a las Islas Canarias, a Navarra y a País Vasco, pero sí puede coordinar una exención de tasas municipales como ya hace la ciudad de València a través de su film office. “Rodar en València se ha convertido en pocos años en algo mucho más cómodo para los productores, ahora se han agilizado los trámites burocráticos y se paga poco o nada”, cuenta Mansilla. Los incentivos fiscales de España están aún muy alejados de otros países europeos aunque en la Comunitat sé intento hace años que Ciudad de La Luz, cuando estaba funcionando, fuera una especie de puerto franco pudiera regular algunas desgravaciones fiscales, pero eso no llegó a formalizarse en ningún momento. Copiar el modelo València es una de las tareas pendientes de la film office de la Diputación de Valencia y de la film commision que se creará desde la Agencia Valenciana de Turismo.Foto: Rodaje de ‘Trinta Lumes’ de Diana Toucedo

Novo Cinema Galego en Galicia

Galicia tiene una Secretaría General de Emigración, un organismo dedicado a diseñar políticas que frenen la diáspora rural y la tendencia natural de los jóvenes de la región de buscar su futuro a duras penas en Madrid o en otras ciudades. El retorno del talento local es un pilar de las políticas regionales, entendiendo talento en el sentido más amplio. Dentro de esa asimilación natural de la sociedad por proteger lo suyo, ha nacido una tendencia fílmica que parece ser una de las vanguardias actuales del cine de autor nacional: el Novo Cinema Galego. Se trata de una serie de películas con un fuerte arraigo al territorio; intimista, posibilista y de autor. A fabrica de Marcos Nine, Mimosas de Oliver Laxe o Trinta Lumes de Diana Toucedo son algunos de los títulos que más han trascendido.

Mientras tanto, el cine valenciano se desarrolla sin arraigo ni coherencia. Algunos se quedan aquí y otros se van, como Daniel Monzón o Paco Plaza. Ahora se plantean, por la facilidad de rodar, volver aquí con la infraestructura de Madrid. “El otro día se publicó que Netflix iba a adaptar Memorias de Idhun y Valeria de dos autoras de éxito valencianas (Laura Gallego y  Elísabet Benavent) y lo harían sin contar con productoras de aquí. Eso nos tiene que hacer reflexionar sobre cómo está el sector”, dice Mansilla. “La salud de la industria es la que marca el retorno de sus cineastas. Actualmente, el cine valenciano está renaciendo con un volumen importante de largometrajes al año. En breve tendremos a cineastas valencianos que están trabajando fuera rodando en la Comunitat”, añade al análisis José Luis Moreno.

Foto: FESTIVAL DE SEVILLA

Festival Europeo de Cine de Sevilla en Andalucía

En València no faltan festivales de cine. En todo caso, podrían sobrar. A nivel nacional, destacan el de San Sebastián -por supuesto-, Valladolid, Gijón y Sevilla. Se trata de festivales medianos pero que llevan a la ciudad alguna o varias cintas que sí son relevantes para el panorama mundial de cine de autor. Es el caso de Sevilla, que marcando mucho su perfil de cine europeo, pudo contar con cintas como Amanecer, el segundo largometraje de Lazslo Nemes, o El silencio de otros de Almudena Carracedo y Robert Bahar, galardonado como Mejor Documental en los Goya de la semana pasada. Tal vez hacerse un nombre con el festival ha sido el origen de que los Premios de Cine Europeo de este año se hayan celebrado también en la ciudad, al igual que los Goya, que no tenían dinero para realizar la gala en Madrid y decidieron salir por segunda vez en su historia.

“Desde AVAPI siempre hemos creído que se deberían juntar Cinema Jove y la Mostra de València para tener un único festival con dos categorías: una oficial y otra con cine más joven y arriesgado, como Cannes con su Quincena de Realizadores o San Sebastián con Zabaltegi. Pero como cada uno depende de una administración diferente, parece que estén condenadas a no entenderse”, explica Antonio Mansilla en nombre de su asociación.

Otro punto importante es el carácter profesional de las citas de este tipo. Si la industria viene por el interés del festival, será la ocasión perfecta para mostrarse como tierra de cine y atraer producciones y atención sobre el cine que se hace en el territorio. Desde el IVC adelantan que “Cinema Jove, que es el certamen que depende del IVC, está potenciando mucho su carácter industrial. La Mostra y Cinema Jove están creciendo después de unos años en el que el primero desapareció y el segundo estaba en plena reconstrucción”. 

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