VALENCIA. Quedan seis días para que se celebre el XIII Congreso Regional del Partido Popular de la Comunitat Valenciana y los puntos clave se clarifiquen definitivamente. Como ya informó el pasado viernes este diario, todas las miradas se dirigen al conseller de Gobernación, Serafín Castellano, como próximo secretario general del partido: el futuro número dos de Alberto Fabra.
Las propuestas por parte de la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, y del presidente provincial, Alfonso Rus, no han convencido al actual líder del PPCV. Lo que no esperaban, según admiten fuentes del entorno de ambos dirigentes, es que Fabra pudiera seleccionar, precisamente, al dirigente que menos deseaban para el cargo.
La alcaldesa nunca tuvo ‘feeling' con Eduardo Zaplana y, por extensión, con uno de sus máximos colaboradores, Serafín Castellano, quien además ostentaba la portavocía del grupo parlamentario cuando Francisco Camps recibió el ‘plantón' en Les Corts en 2004. Barberá, pese al viraje que dio en su día el conseller de Gobernación para situarse al lado del entonces presidente, siempre mantuvo su desconfianza en él.
Para más disgusto en el consistorio, la propuesta de la alcaldesa era el concejal Jorge Bellver, a quien muchos consideran el sucesor natural de Barberá como candidato a pilotar el consistorio. La relación entre alcaldesa y presidente no es especialmente buena y fuentes del PP de Valencia comienzan a dar por hecho que Barberá no va a dejar paso y volverá a presentarse en 2015. Todo apunta a que Bellver, deberá conformarse con una vicesecretaría general en la dirección.
En cuanto a la rivalidad entre Alfonso Rus y Serafín Castellano, se prolonga desde hace casi una década. El actual presidente provincial del PP de Valencia, ha propuesto diversos nombres a Fabra como posibles candidatos a la secretaría general.
Desde el entorno del también presidente de la Diputación, aseguran que Rus entiende que la designación de un cargo como secretario general, obedece a razones de estricta confianza. Sin embargo, el empeño en el nombramiento de Castellano, ha dejado la impresión en los afines a Rus de que la decisión de Fabra se debe a su deseo de demostrar que es la máxima autoridad. Los más críticos, directamente lo consideran "una provocación".
Castellano, de confirmarse su nombramiento, deberá intentar recuperar también el 'feeling' con Alicante. Su alineación con Camps le distanció notablemente del sector 'zaplanista'. En cuanto a los más cercanos en esta provincia a Alberto Fabra y al vicepresidente del Consell, José Císcar, también manififestaron a este diario su "sorpresa" por el probable nombramiento, aunque apoyan que el líder del partido escoja a un dirigente de su "estricta confianza". Una confianza que se ha forjado, según diversas fuentes, en estos últimos meses y que algunos cargos del partido atribuyen a encuentros entre Fabra y Castellano en el complejo de La Calderona para compartir la afición por nadar.
¿VOTO DE CASTIGO?
La duda que se plantea ahora es si va a existir voto de castigo en el congreso regional del próximo fin de semana. La configuración de la Ejecutiva será determinante para comprobar cuánta es la distancia entre los barones de Valencia y el presidente Alberto Fabra. En cualquier caso, el líder del PPCV ha demostrado con su decisión que no tiene ninguna intención de ceder lo más mínimo en cuestiones de este tipo con Barberá o Rus. Facilitara puestos a los 'pesos pesados', pero está por definir no solo el número sino la relevancia de los mismos.
El congreso regional -también los provinciales- serán importantes para comprobar cómo evoluciona la relación de Fabra con estos barones. No obstante, la legislatura se plantea dura con el constante azote de la crisis económica y las difíciles medidas a adoptar desde el Consell. Un cierre en falso del cónclave de los 'populares' valencianos podría debilitar al líder del PPCV, que está enfrentándose a un escenario de dificultades económicas en el que las discordancias en el partido podrían pasarle factura durante el mandato.