VALENCIA. A simple vista no parece muy parlanchín, pero Joan Baldoví, primero de lista por Valencia de la coalición Compromís-Equo al Congreso de los Diputados, insiste en cada entrevista que concede en que su misión en Madrid será "devolver la voz al País Valencià en la política española", ya que, según él, todos los diputados valencianos que han llegado hasta ahora a la capital se han vuelto "sordos y mudos".
Joan Baldoví nació hace 53 años en una ciudad con un gran significado político y social para la Comunidad Valenciana: Sueca -ciudad natal de Joan Fuster y una de las regiones que se disputan el codiciado origen de nuestra querida paella-. Actualmente, Baldoví es profesor de educación física en excedencia, pero podría haber sido muchas otras cosas, ya que en su juventud fue un trabajador polifacético: tanto se dedicaba a asesorar empresas, como hacía declaraciones de la renta, escribía para El Levante o daba clases de valenciano.
La militancia política también llegó a su vida en aquella época, concretamente de la mano de Unitat del Poble Valencià. Y un buen domingo de mayo de 2007 llegó a ser alcalde de su pueblo, encabezando la candidatura del Bloc y gracias a un pacto con PSPV i EUPV.
El ya exalcalde de Sueca fue avalado por un 60% de los votos emitidos en el Consell Nacional del Bloc, celebrado el pasado mes de septiembre, frente a un 36,5% que apoyó al expresidente de Escola Valenciana Diego Gómez. De esta manera, Compromís antepone un perfil "de partido" -más desconocido en la capital- a un perfil más "social" -ligado sobre todo a la enseñanza del valenciano.
Así pues, Joan Baldoví encabezará una lista en la que las siglas de su partido van acompañadas de las de Equo (quien a su vez engloba a Iniciativa del Poble Valencià y Els Verds-Esquerra Ecologista), una macedonia política en la que ha sido inevitable escuchar algunas críticas, como que su cabeza de lista sea un firme defensor dels "bous al carrer" -a pesar de que Sueca acabó prohibiéndolos por motivos de seguridad-.
Todas las encuestas apuntan a que, si Compromís consigue fidelizar a dos de cada tres votantes que les apoyaron en las pasadas autonómicas por la circunscripción de Valencia, obtendría un diputado por esta provincia. Y en esta ocasión parece que las encuestas merecen la credibilidad del partido -en mayo los sondeos les dejaban fuera de la Generalitat-, ya que la ilusión se respira en el ambiente y sobre todo en la cara de su candidato Joan Baldoví, a quien muy mal le tendrían que ir las cosas para que no hiciera las maletas.
Para Baldoví su principal reto en la capital española consistirá en ser capaz de hacer política valencianista y en romper con los conceptos de Levante o playa de Madrid. Ha dicho ya en diversas ocasiones que "los valencianos debemos tener la dignidad de representarnos a nosotros mismos" e insiste en que sus ejes clave serán las infraestructuras -sobre todo el corredor Mediterráneo-, la reforma de la ley electoral -ha presentado su propia propuesta de modificación, bautizada entre los suyos como el "referéndum Baldoví"- y la defensa de la lengua e identidad valencianas.
Joan Baldoví sabe de sobra que no tiene el tirón mediático ni el carisma de su compañera de partido Mònica Oltra -quien rechazó encabezar la lista por Valencia al Congreso-, sin embargo confía en ser capaz de hacer ruido en Madrid, incluso aunque el Partido Popular obtenga la mayoría absoluta. Argumenta que experiencia no les falta en Compromís en eso de ser la voz crítica en una cámara teñida del mismo color y que fue precisamente ese espíritu el que les procuró los buenos resultados de las pasadas elecciones autonómicas -siendo conscientes de que la debacle socialista fue un factor sine qua non de su éxito electoral-.
Otro de los principales retos a los que se enfrenta Joan Baldoví es a no quedar diluido en un grupo parlamentario que haga caso omiso de los intereses de los valencianos. La coalición con Equo tiene un claro interés electoralista -sumar esfuerzos para conseguir un grupo parlamentario propio en el Congreso-, pero el exalcalde de Sueca insiste en que sus intereses van ligados al valencianismo político y no oculta su poco entusiasmo por la "política verde". Así pues, habrá que esperar para ver si los pronósticos se cumplen y si, en ese caso, Baldoví es capaz de gritar con fuerza y ser todo oídos para romper con la sordomudez valenciana que tanto reprocha.
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(*) Sandra Bravo Ivorra es asesora en marketing político y comunicación estratégica