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Sunken Screens

De cómo un cirujano plástico y un oftalmólogo acaban versionando a Tindersticks, Bowie y Nick Cave

El grupo formado por Pepe Mallent y Honorio Barranco ha querido dar nueva vida a las bandas sonoras de películas como Carretera perdida y Grease, y series como Los Soprano, The Wire y Peaky Blinders

14/07/2022 - 

VALÈNCIA. La mayor parte de los grupos de música se inician de una manera similar: suelen ser amigos del barrio o compañeros de colegio; gente que se conoce de los locales de ensayo o que coincide en las mismas salas de conciertos o centros sociales. A veces su primer encuentro se produce a través de un anuncio en la pared. Pero la historia de cómo Pepe Mallent y Honorio Barranco acabaron tocando juntos es mucho más peregrina. Aquel año, hace ya casi dos décadas, los dos trabajaban en el Hospital de La Ribera de Alzira, pero en dos especialidades diferentes. Mallent era jefe de servicio de Cirugía Plástica y Reconstructiva, y Barranco era jefe del servicio de Oftalmología. Fue la música cruzada entre sus dos quirófanos la encargada de hacer las presentaciones entre ambos. “No fue cosa de una ocasión; fueron varios días -rememora Pepe-. Creo recordar que un día me llegó una canción de Steely Dan y a él una mía de João Gilberto“.

“Empezamos a hablar en ese lugar donde coincidimos los cirujanos cuando nos lavamos las manos y nos ponen la bata y los guantes antes de empezar a operar. Ahí es cuando descubrí que Honorio había sido guitarrista de Sade, uno de los grupos de la Movida Valenciana de los ochenta. Empezamos a quedar y resultó además que era una persona con la que daba gusto conversar. No solo es un estudioso de la medicina, sino también de la música; tiene una memoria prodigiosa y una cultura inalcanzable. Yo, sin embargo, no tenía ninguna experiencia tocando instrumentos, más allá de que siempre me ha encantado la música. De hecho no tengo nociones de solfeo, pero a raíz de ese encuentro empezamos a hablar con otros compañeros del hospital. ¿Y si montamos un grupo, a ver qué pasa?”. 

Así nació Border Libres, un grupo formado por un oftalmólogo, un dermatólogo, un cirujano general, un cirujano vascular, un radiólogo intervencionista y un cirujano plástico. Probablemente sus conciertos eran los lugares más seguros de la ciudad: si te daba un patatús o te atragantabas con un chicle, estabas en buenas manos. “El nombre del grupo hace referencia al análisis que pedimos de los tumores que extirpamos. Si no hay células malignas, se dice que tiene los bordes libres, y es cuando nos quedamos tranquilos porque significa que el paciente está bien operado. Nos pareció un nombre gracioso”. La banda continúa en activo hoy en día, pero ya sin sus dos miembros fundadores. Honorio y Pepe emprendieron otro camino, cogiendo de pleno el auge de los grupos de tributos. 

Foto: CÉSAR MALLENT

Pepe Mallent entró a formar parte de una banda que hacía versiones de los Travelling Willburys, el supergrupo musical formado por George Harrison, Bob Dylan, Jeff Lyne, Tom Petty y Roy Orbison a finales de los ochenta. Una canción, “Tweeter and the Monkey Man”, compuesta por Bob Dylan, les inspiró en la elección del nombre: The Tweeters. Actualmente es el cantante del grupo de tributo oficial de David Bowie y de The Dance Side of Pink Floyd, formaciones a las que también pertenece Honorio Barranco, junto a otros conocidos protagonistas de la escena musical valenciana de los ochenta como el músico, compositor, arreglista y productor musical José Luis Macías (Glamour, Comité Cisne). 

Alejarse del original, sin traicionarlo

Macías es, precisamente, el responsable de dar fuste y uniformidad sonora a Sunken Screens, el disco de versiones de bandas sonoras que acaban de autoeditar Pepe y Honorio. Un álbum que comienza y finaliza con dos temas instrumentales: la canción de apertura de la serie Game of Thrones, del compositor iraní-alemán Ramin Djawadi, y una versión de “Running Wild” de Tindersticks, extraída de la banda sonora de Los Soprano (David Chase, 1999-2007). Entre una y otra, una hilera de canciones muy variopintas que en algunos casos se distancia sensiblemente de la instrumentación, estilo y tono general de la composición original. Ocurre por ejemplo con “Goodbye Horses”, canción de 1988 interpretada por Q. Lazzarus en El silencio de los corderos (Jonathan Demme, 1991) y que aquí se da la vuelta con arreglos de cuerda y una base rítmica menos misteriosa y más pop. Encontramos otro ejemplo en una canción mucho más contemporánea, el tema “Cold Little Heart” que acompaña a los títulos de crédito de la serie Big Little Lies (David E. Kelley, 2017-2019), compuesto por el cantante de soul británico Michael Kiwanuka y que los músicos valencianos han tratado de arrimar al sonido de REM. 

De los quince cortes del disco -que por cierto se ha editado en CD y ya está disponible en plataformas-, se sienten especialmente orgullosos de “I’m Deranged”, de David Bowie -obviamente, uno de los músicos a los que más han estudiado-. “En general hemos intentado alejarnos todo lo posible del original -explica Mallent-. Influido probablemente por Jay Jay Johanson, mi idea inicial era hacer un disco súper minimalista, con versiones de bandas sonoras de cine y televisión, pero que solo tuviesen guitarra, voz y a lo sumo un chelo. A Honorio la idea le encantó, y de hecho me dijo que le apetecía mucho incluir la canción “There Are Worse Things that I Could Do”, que canta Rizzo, la adolescente rebelde interpretada por Stockard Channing en la película Grease (1978). “Nos atraía la idea de mezclar canciones muy conocidas con otras mucho menos previsibles”, reconoce Pepe. Entre las más conocidas figura el tema de cabecera de la serie Friends, compuesto por Allee Willis, una de las compositoras más geniales y excéntricas de la industria musical del siglo XX, autora “en la sombra” de otros mega éxitos para bandas como Earth, Wind & Fire. Uno de estos hits universales fue “September”,  incluido en la serie de David Simon The Deuce (Las crónicas de Times Square). En esta misma banda sonora encontramos “The Dark Side of the Street”, que Sunken Screens versionan en este disco, solo que en lugar de arrimarse al original de James Carr, lo hacen fijándose en la interpretación que hizo Frank Black de los Pixies de este clásico del soul. Como vemos, el mundo de las versiones y las bandas sonoras está lleno de carambolas y saltos con doble tirabuzón. 

La idea inicial de grabar un disco muy minimalista se dejó de lado para dar espacio a una producción más sofisticada en la que han jugado un papel muy importante tanto José Luis Macías -que además de producir el álbum es el autor de muchos arreglos- como el chelista Samuel C. Ledesma (Cuarteto Nel Cuore), y diversos colaboradores procedentes del rock (Adolfo Barberá, Salva Ortiz), el folk (Jesús Barranco) y la música clásica (Mariano Siccardi, Emiliano Pérez). “Creo que el disco suena muy bien por el buen gusto y la sensibilidad de Honorio y Samuel como arreglistas, y especialmente por José Luis Macías. Date cuenta de que prácticamente son primeras tomas; nos metimos en el estudio casi sin ensayar, porque la verdad es que no tenemos mucho tiempo libre. No es fácil compaginar la medicina con un grupo de música, que además ya no solo es un hobby. Yo empecé a cantar y a aprender a tocar instrumentos con 40 años; ahora tengo 57 y la música ha ido conquistando cada vez una proporción mayor de nuestro tiempo”. 

El dilema de los tributos

Las versiones de grandes clásicos o de canciones contemporáneas muy populares pueden convertirse en un arma de doble filo: trabajas con un material incontestable como punto de partida, pero la sombra del artista original siempre está al acecho. ¿Cómo conviven con este hecho los músicos especializados en versiones y tributos? “Pues la verdad es que no lo pensamos demasiado. Esa parte un poco ingenua nuestra nos ha llevado a hacer versiones bastante libres, como las que aparecen en este disco. Canciones maravillosas de artistas increíbles, pero que hemos adaptado a nuestro estilo tratando de que no pierdan su esencia. Yo no creo que le vaya a molestar a ningún fan de Bowie o de otros músicos representados como Nick Cave o Tom Waits”. 

Foto: MAR BARRANCO

¿Han tenido que gestionar licencias de uso para grabar las versiones? “No hemos pedido ningún derecho de autor, pero tampoco nos han reclamado nada. Este es un disco elaborado de forma artesanal y sin ninguna pretensión comercial. Por el momento, se venderá únicamente en tiendas de discos de València”, comenta Mallent. Otro de los puntos de venta serán los propios conciertos; Sunken Screens -nombre que parte de un juego de palabras extraído de la letra de “Life on Mars?”- tienen previsto llevar al directo estas bandas sonoras de cine y televisión antes de final de año. Honorio y Pepe estarán acompañados de una sección de cuerdas y una sección rítmica que incluye un piano. “Más que en una sala de conciertos al uso, nos gustaría poder ofrecer esos conciertos en auditorios, teatros y espacios más íntimos”. 

“Creo que nos ha quedado un disco bastante elegante -concluye Mallent-. Un disco que huye de la vulgaridad de la que yo también huyo en la práctica de la cirugía plástica. Lamentablemente, en mi profesión se hacen muchas barbaridades. Para mí, tanto en la música como en la cirugía, lo más importante es la naturalidad”. 

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