VALÈNCIA. Ocho amigos valencianos llevaban ya varios años sin tener muy claro cuál podría ser su espacio de reunión para compartir proyectos e inquietudes. Para un bar eran muchos, en una biblioteca harían demasiado ruido y juntarse en un parque era muy poco factible. Si se reunieran en una casa sería casi un guateque y… luego a ver quién limpia todo el desastre creativo. Pero, ¿y si se montaran su propio espacio?.
Mimado con mucho cariño, con tiempo y, ahora sí, entre cuatro paredes Fran y Miki Garófalo, Esperanza Sanz, Naxo Lázaro, Dani Frechina, Víctor Benavides, David Trashumante y Pedro Verdejo abren los próximos días 31 de enero y 1 de febrero las puertas de Lalenta. Su lugar de trabajo, el hogar de su productora, una librería y un espacio abierto para todo tipo de usos culturales.
Entre música, poesía y una exposición de fotografía -del fotógrafo valenciano Iván Navarro y otros artistas- el barrio del Carmen da la bienvenida a un proyecto que se autodefine como “invernadero cultural” en el que las cosas se hacen despacito y con buena letra o como dicen los hermanos Garófalo: “Lentamente, pero arraigando bien”. Una mañana de enero, entre estanterías vestidas de libros, varias tazas de café y con algunos vecinos que entran a preguntar qué es “Lalenta” Miki y Fran abren las puertas de su casa para Culturplaza con motivo de explicar un poco como funciona este proyecto que, tras poco más de un año de espera, han hecho realidad.
Después de derribar los muros interiores del local y comenzar de cero, tuvieron claro el potencial de este espacio que se convertiría en hogar: “Nos interesaba unirnos e invertir en este espacio para poder trabajar en equipo y ofrecer al resto de valencianos los mismos cuidados para sus proyectos creativos. Nos interesa profesionalizar lo que ya tenemos y encontrar un lugar común para nuestros proyectos”, apunta Miki, quien asegura que Lalenta les sirve para desarrollar todos sus oficios creativos, desde la gestión editorial al trabajo de su productora bajo el mismo nombre. “Somos artistas, técnicos y trabajadores de la cultura de diferentes disciplinas, nos interesa generar un espacio que sea recíproco hacia el barrio y el entorno”. Esto se refleja en un enorme escenario que puede acoger desde conciertos a recitales de poesía y, tal vez, hasta grabaciones de podcasts en directo.
“Todos tenemos conocimientos de arte y sabemos lo que estamos haciendo, nos metemos de lleno en lo cultural porque sabemos lo que es gestionar este tipo de eventos”, destaca Fran, quien asegura que desde la sala de control -situada en la planta de arriba- pueden garantizar la calidad de los recitales, conciertos y las presentaciones que planean albergar los próximos meses, servicio que les distingue de una librería al uso.
“Queremos entrar en el mapa de actividades de la zona, que los vecinos se pasen por Lalenta para ver que se hace cada semana y situarnos en el mapa”. El “truco” está en que es un espacio de amigos y que ninguno de ellos depende de este para subsistir y pueden trabajar por sus producciones por separado, esa estabilidad -y los ahorros invertidos como equipo- les permite experimentar dentro del espacio. “No buscamos que Lalenta nos revierta, queremos generar un punto de encuentro y de ahí lo que surja”.
Tras más de diez años trabajando en cultura en València -desde el festival Vociferio hasta la editorial La Consentida- los ocho miembros de este proyecto creativo aprovechan sus conexiones entre compañeros del sector para avanzar y nutrir a su “invernadero creativo” del mejor abono posible para que todo crezca sin problema. La sala principal la preside un gran piano de madera prestado por una compañera, el lettering del vinilo que cubre el gran ventanal que les ampara y el logotipo del espacio han sido diseñados por Boke Bazán. “Somos ocho amigos, compañeros y profesionales con una gran red que nos ayuda a conectar, teníamos muchas ganas de contar con nuestro propio espacio en el que poder autogestionarnos y aprender de los demás”, destacan los hermanos Garofalo.
Lázaro, uno de los editores tras La Consentida, explica que la parte de la librería les interesa ir trabajándola con autores locales, además de centrarse en la poesía y el ensayo. “Queremos vender los libros que nos interesen y también ir, poco a poco, respondiendo a las demandas del barrio”, explica uno de los libreros en funciones, “de momento arrancamos con literatura infantil, narrativa y ensayo, pero más adelante retomaremos el contacto con algunas editoriales valencianas con las que no hemos podido trabajar por la Dana”, explica mientras señala las estanterías que les rodean, que mes tras mes irán renovando su stock con nuevos nombres de editoriales hermanas, que se sumarán a los artistas que habiten la galería, los poetas que hagan sus recitales y cualquiera que quiera entrar en este nuevo espacio cultural.
“Nos interesa generar un espacio abierto y a la vez luchar por ago de calidad -explica Fran- mientras nos centramos en artistas que nos interesen. Viniendo de la producción es fácil calcular esta realidad”, una en la que generar una cultura que se asiente más allá de la efervescencia de la apertura y siempre tranquilamente, sin prisas.
Que pueda echar raíces en espacios como Lalenta en los que creatividad, comunidad y originalidad brotan de la mano de ocho expertos artistas, productores, jardineros y libreros que están dispuestos a abrir sus puertas a todos los que quieran luchar por un proyecto “transformador, de proximidad y con un compromiso claro por la cultura viva”. Esta cultura que Verdejo quiere que se resguarde bajo un mismo paraguas: “Queremos hablar de Lalenta como concepto en el que queremos que florezcan las propuestas que nos interesan, somos mucho más que una librería”.
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