Delegar la Alcaldía fue la primera acción de Ribó tras ser investido alcalde de València

VALÈNCIA. El pasado 15 de junio Joan Ribó fue investido como alcalde de València. El dirigente de Compromís revalidaba el cargo que había ostentado desde 2015 gracias a los votos de los suyos y de los socialistas. El pleno de investidura tuvo lugar por la mañana del sábado. Entonces se daba el pistoletazo de salida al nuevo mandato en el Ayuntamiento de València.

La coalición valencianista se encontraba inmersa en las negociaciones con el PSPV de Sandra Gómez, que otorgó sus votos a Ribó "a cambio de nada". Las líneas programáticas del ejecutivo de coalición entra ambos estaban todavía en ciernes. Curiosamente, la primera decisión del alcalde recién electo de la capital fue firmar una resolución en la que delegaba sus funciones en otro regidor de su formación, Sergi Campillo.

A lo largo del pasado mandato el primer edil suscribió decenas de resoluciones de este tipo. El propósito de éstas es delegar las funciones cuando el alcalde se encuentra fuera o está especialmente ocupado en algún asunto, de manera que 'deja al cargo' a regidores de confianza por si sucede algo extraordinario. Es lo que hizo el mismo día de su investidura. Ribó delegó sus funciones a partir de las tres del mediodía del sábado de su investidura -el pleno finalizó a eso de la una- hasta las ocho de la mañana del lunes siguiente.

Pero no fue la única ocasión que ocurrió en la primera semana de mandato. Este puente, firmó una resolución similar, ésta en favor del concejal Pere Fuset. En este caso, delegó sus funciones desde las ocho de la mañana del sábado 22 hasta las diez de la noche del lunes 24. Una cuestión que fue criticada por distintos sectores del hemiciclo municipal al considerarlo una falta de compromiso para con la formación de un nuevo gobierno y la gestión de numerosas cuestiones atascadas.