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LA GENERACIÓN POST-CRISIS

Después del éxodo creativo: es hora de que los talentos valencianos vuelvan a casa

Cinco años después del cierre de Canal 9 y una década después de macroeventos como la Fórmula 1, València despierta de su letargo: la ciudad vive un despertar que va de la creación audiovisual y la comunicación a la cultura en general. Con este esperanzador panorama, los jóvenes que migraron a Madrid o Barcelona preparan su regreso

28/11/2018 - 

VALÈNCIA. El 29 de noviembre de 2013 cesaban las transmisiones de RTVV. Después de años de especulaciones, el llamado apagón de Canal 9 era ya una realidad. Estos días se cumple un lustro de aquel acontecimiento que significó mucho más que el fin –por entonces, definitivo– de una cadena pública. Que no es poco. Era la manifestación última de un panorama laboral pesimista, escéptico y sin vistas a posibles remontadas. No solo en el sector de la comunicación, sino de la creación en general. Tiempo atrás, se había empezado a gestar un éxodo creativo de valencianos a otras grandes ciudades. Mucha gente y pocas oportunidades. La opción de salir, en algunos casos, no era ni siquiera eso, una opción. Pero no era nuevo: en el resto del país se hablaba de fuga de talentos o de cerebros a las principales capitales del mundo. En València, una nueva generación emprendía camino a Barcelona o Madrid, Euromed o AVE mediante. Poco tenían que ofrecer a su terreta y poco tenía ésta que ofrecerles, especialmente en un momento en el que macroeventos que había acogido la ciudad, como la America’s Cup de 2007 o la Fórmula 1 de 2008, habían generado una infraestructura –con agencias de publicidad, patrocinios, medios e inversiones– insostenible a la larga.

Algunos, inicialmente, intentaron quedarse, como el realizador Marco Huertas (Alicante, 1990), que por entonces había formado parte del colectivo audiovisual The Films on Fire, con clientes como la casa de apuestas Luckia, la firma de moda Lois o el grupo musical Malva-Rosa. “Llevaba sin rodar meses y me sentía estancado a nivel vital y profesional, al borde de la depresión. La inmovilidad es una asesina. Quería dar el siguiente paso y pensé que más cerca de la fuente, es más fácil que te salpique todo. Un día tuve una catarsis y me fui con lo puesto a Madrid, en abril de 2016. En València, estaba todo bastante parado: se notaban todavía las secuelas de la crisis y Madrid y Barcelona le sacaban diez años de ventaja en casi todo. Recuerdo aquel principio de año con tristeza”, reconoce, ahora, de nuevo instalado en la capital del Turia y en plena celebración de la viralidad del último vídeo que ha dirigido: un anuncio de Worten con el músico Lory Money. Por su parte, tras pasar por Barcelona, Irene Herreras (València, 1990) es, desde hace tres meses, redactora y locutora del magacín musical Territori Sonor de À Punt Mèdia. Sobre esa época añade: “Mi promoción salió de la universidad en 2013, y tras cinco años en una burbuja, el presente que nos encontramos era nefasto. En ese momento, mi entorno, incluso antes de acabar la carrera, se habían ido a otras ciudades como Barcelona y Madrid. Intuían lo que iba a pasar o, mejor dicho, lo que no iba a pasar. Mi generación quería hacer cosas. El tiempo les ha dado la razón, pero en ese momento no había escenario ni soportes para desarrollarlo”.

El realizador Marco Huertas acaba de conseguir un éxito viral con el spot que ha dirigido para Worten, con Lory Money, con 2 millones de visitas en Youtube en 11 días. Crédito: D.R.

Mientras socialmente se hablaba de unos jóvenes narcisistas, vagos y sin ambiciones, los llamados millennials, enmarcados en aquella categoría de nini, la realidad que recuerdan los participantes de Cultur Plaza es más bien otra: surgió la cultura de la colaboración, de trabajar sin cobrar a cambio de forjarse un nombre, un portfolio o, simplemente, de mantenerse en movimiento. Sobre todo en campos creativos. Este grupo trataba de abrirse paso en un mundo laboral que sus mayores habían dejado “gris”, como describe Irene. Pero encontrar trabajo en las grandes capitales tampoco sería fácil: eran mercados saturados, por lo que muchos optaron por seguir formándose. “Recuerdo la frustración que suponía buscar trabajo y que, independientemente de que encajase o no en los puestos que podían interesarme, no había casi ofertas que fueran de mi interés. Por no nombrar las condiciones laborales por aquel entonces, que solían ser de becaria y sin remuneración”, comparte Amy G. Williams (València, 1990) que después de estudiar un máster de comunicación de moda en Madrid, volvió hace un año a València, donde actualmente trabaja como content manager y responsable de prensa de una concept store local de nueva creación. 

También apostó por ampliar conocimientos fuera la publicitaria y artista Carmen Sirera (València, 1988), conocida como Karma Cereza por su proyecto musical Mueveloreina. Consiguió una beca para estudiar en la agencia de creatividad Brother, en la Ciudad Condal. “Decidí volver [a Valencia] hace un año y medio, porque Barcelona me tenía muy quemada. Se me hizo muy pesada. Cuando Mueveloreina empezó a petar, y empezamos a tener conciertos, vimos que con lo que ganábamos ya podíamos más o menos vivir. Así que no teníamos por qué seguir allí pagando hasta por respirar, ni aguantar la masificación y la tensión esa rara que se respira”. Volvió, junto a su pareja artística y personal, Joaco J. Fox, y sacaron adelante la sede valenciana de la escuela de creatividad Vrother “para que todos los que son ahora lo que fuimos, no se tengan que ir a gastos pagados por los papis a las grandes capitales para formarse y encontrar trabajo”, continúa la joven.

“Recuerdo la frustración que suponía buscar trabajo y que, independientemente de que encajase o no en los puestos que podían interesarme, no había casi ofertas que fueran de mi interés”, Amy G. Williams.

En los últimos meses, sumándose a lo que muchos llaman el nuevo despertar de València, la oferta de posgrados en la ciudad ha mejorado. Destaca la de Barreira, que acoge el máster en comunicación de moda Fashion Now dirigido por Maite Sebastiá (València, 1982), periodista que dirigió la revista Tendencias de la editorial Ruzafa Show en aquellos años anteriores a la crisis. Así los recuerda: “Fueron años maravillosos, València vivía el furor de la Copa América. Fueron años de bonanza y diversión en los que conocí el tejido empresarial y cultural de la ciudad y en los que pude participar en iniciativas de moda como la Semana de la Moda. La llegada de la crisis coincidió con mi traslado a Madrid”. Allí ejerció de redactora jefe de la cabecera Telva y, después, de subdirectora de Vogue España. Ahora, dirige este máster, al tiempo que colabora con otros medios de estilo de vida y trabaja en un proyecto relacionado con el arte. Maite, además de la que lidera, destaca otras especializaciones de la escuela: “El máster impulsado por Estudio Savage enfocado a la artesanía y complementos, o los de cine que se imparten junto con el Centro Sperimentale di Cinematografia italiano. Que pasen estas cosas en Valencia es maravilloso”. También la universidad CEU Cardenal Herrera ha acogido nuevos títulos, como el Título Especialista de Comunicación y Marketing de Moda en el que la estilista Nuria Calaforra (València, 1986) será docente. Ella vivió también en la capital, donde trabajó como asistente de la directora de moda de la revista L’Officiel España, cuando esta histórica cabecera francesa aterrizó en el país. Pero siempre tuvo en mente volver a València. Así, la joven expresa sus razones: “La calidad de vida es altamente considerable, las distancias son las justas, hay suficiente ciudad para no cruzarte a alguien en años, pero no supone un desgaste infernal atravesarla como pasa en las grandes capitales. Y el mar, el sol, la luz que hay aquí... Ah, y no hay tanta contaminación como en otras ciudades. Esto lo tengo muy en cuenta”.La valenciana Carmen Sirera dejaba Barcelona después de cuatro años para volver a València, donde prepara el disco de Mueveloreina. Foto: D.R.

Como dice la ilustradora Carla Fuentes (València, 1986), que regresó hace cuatro años, “vivir aquí tiene muchas ventajas: el precio del alquiler, la comodidad que ofrece la ciudad, tener cerca a la familia... Si es tu casa, siempre tienes la tendencia de volver”. En su caso, tras compartir piso en Madrid y no disponer de un espacio propio de trabajo, a su vuelta a València lo primero que hizo fue trabajar en dar forma a su estudio. Pero se alegra del rumbo elegido. “Siempre lo digo, si quieres conseguir clientes, tienes que irte para luego permitirte volver con trabajo. Creo que hice bien en su momento”, valora la artista que, precisamente, estará presente este fin de semana (30 de noviembre y 1 de diciembre) en una exposición coral en la madrileña Gunter Gallery. Esos mismos aspectos positivos son los que han convencido a Dani Belenguer (València, 1989) de que ha hecho lo correcto dejando Barcelona e instalándose en Valencia después de diez años. “Soy autónomo, vivo solo y, temporalmente, en una casa que tienen mis padres en La Cañada –que es ideal para hacer ruido–. Dedico mi vida a Bearoid, mi proyecto artístico, y también soy productor musical para piezas comerciales y otros artistas, y de vez en cuando hago proyectos de branding”.

“Vivir aquí tiene muchas ventajas: el precio del alquiler, la comodidad que ofrece la ciudad, tener cerca a la familia... Si es tu casa, siempre tienes la tendencia de volver”, Carla Fuentes.

Por su parte, Dani empieza a recoger los primeros frutos de lo que para Irene Herreras es “una red de colaboraciones entre creativos que dan sentido a lo que en valenciano se conoce como germanor”. Acaba de presentar el videoclip de su nuevo single, Por dentro, en la plataforma Visuals de La Cabina, el festival internacional de mediometrajes que se celebra en la ciudad. En esa pieza se han implicado colegas valencianos del ámbito audiovisual y creativo, como Laia Lluch en la realización o José María Navas en la dirección artística. “Pese a los miedos que pudiera tener nada más llegar, en mi vida he tenido tanto curro”, admite el alma máter de Bearoid. En la misma línea, Carmen Sirera anuncia que en 2019 lanzará el esperado disco de Mueveloreina, en el que está trabajando. El entorno que encuentra aquí, sin duda, le favorece: “Pisos decentes a precios decentes. La luz de esta ciudad es un puto regalo. Todo está a mano y lo lejos que quede algo no se hace largo. Porque es más cómoda que ella sola. Es toda llana ella, llana en todos sus sentidos. València es eso: cómoda, caliente, divertida, pueblerina pero internacional, bohemia y garrula a partes iguales... Yo que sé, Valencia sabe a casa. Seas o no de aquí, eso es así”.

Irene Herreras dejó Barcelona en septiembre para trabajar como redactora y locutora en el magacín musical Territori Sonor, de À Punt Mèdia. Foto: D.R.

No solo València se ha convertido en una ciudad óptima para que estos jóvenes puedan crear, sino también para disfrutar de la creación de otros. Cada vez, la oferta cultural es mayor. Sucede lo que hacía tiempo que no ocurría: se solapen eventos dirigidos al mismo tipo de público e igual de interesantes. Incluso entre semana. Como transmite Nuria Calaforra, “en La Marina de València suele haber conciertos los sábados por la mañana, el Centro Cultural del Carmen acogió el Festival Volumens, que fue un éxito y, ahora, ha nacido Convent Carmen que alberga hasta pases de películas. Por otra parte, el colectivo The Basement se ha luchado cosas muy potentes como Día de Parque en Los Viveros, del mismo modo, el tándem formado por Luis Donat y Quique Medina está a cargo de Palau Electrònic junto a Borja Soler (Bora), que es todo una maravilla en un enclave espectacular. Ese dúo lleva también al frente del Deleste Festival siete ediciones, que se dice pronto. Adelanto que Borja Soler y Luis Donat están gestando Make it Happen!!”, comparte entusiasmada. Maite Sebastiá, por su parte, aporta: “Desde la apertura de proyectos de iniciativa privada como Bombas Gens (2017), Valencia ha adquirido una dimensión cultural mucho más apetecible. Recientemente, la segunda estrella de Ricard Camarena es algo para celebrar. A nivel de diseño, tenemos la suerte de contar con grandes arquitectos e interioristas como Ramón Esteve, Francesc Rifé (valenciano casi de adopción) o Masqueespacio, tres estudios que están dejando su impronta en proyectos y obras maravillosas en la ciudad”. Para Dani Belenguer, “a nivel cultural y uso de espacios creo que la ciudad está espectacular. También me gusta ver como están intentando renovar algunos barrios deprimidos sin convertirlos en paraísos hipster como el Cabanyal o Marxalenes”, algo que Marco Huertas describe así: “La ciudad se está pseudo-berlinizando en algunos aspectos”.

En cualquier caso, gran parte de los entrevistados coinciden en algo: no hay que olvidarse de los que se quedaron, a los que cuidaron de la ciudad en su ausencia. En ese matiz insiste Irene Herreras: “Admiro a los que siguieron en Valencia, porque nunca desistieron. Desde que se destruyó todo y se quedó como un solar vacío, empezaron a colocar los ladrillos y fueron reconstruyendo la ciudad contra viento y marea. Me parecen realmente los héroes, y no los que fuimos y volvimos. Esto no es la panacea, sigue quedando mucho trabajo por hacer, pero vamos por buen camino”.

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