VALÈNCIA. Las consecuencias negativas para el Puerto de València si no sale adelante la construcción de su nueva terminal de contenedores son proporcionales a su apuesta por convertirse en el mayor recinto del Mediterráneo occidental. El grupo naviero MSC, el único que se ha presentado al concurso para construir y explotar esa nueva terminal, se replanteará su inversión de más de mil millones si surgen imprevistos que retrasen los plazos actuales, algo que sucederá si prospera la postura que abanderan el alcalde de València, Joan Ribó, y la consellera Mireia Mollà para obligar al Puerto a tramitar una nueva declaración de impacto ambiental (DIA).
Así lo advirtió este jueves su presidente en España, Francisco Lorente, tras su primer encuentro con el alcalde desde que este votase en el consejo de administración de la Autoridad Portuaria de Valencia (APV) en contra de la admisión de su oferta para realizar esa inversión si no se suspende el concurso hasta analizar si procede realizar otra evaluación del impacto del proyecto, ya que ha sido modificado. La consellera Mollà le ha reclamado por carta al Ministerio para la Transición Ecológica que solicite "de oficio" una nueva DIA al Puerto.
Lorente fue igual de contundente para defender que la inversión no peligra "en este momento" como ambiguo para adelantar qué pasaría si el Gobierno, tanto por medio del Ministerio de Fomento como del de Transición Ecológica, pide el nuevo examen ambiental y, por lo tanto, la ejecución se retrasa durante meses. Entonces todo dependerá de lo que decidan sus jefes en un despacho de Ginebra, donde tiene su sede el grupo naviero italiano.
La cuestión es que MSC tiene mucha prisa por disponer de esa futura terminal con capacidad para 5 millones de TEU, los mismos que ahora pasan por todo el recinto portuario valenciano a lo largo de un año. El motivo principal son los problemas de espacio en la terminal que actualmente explota en el Puerto de Valencia, de 337.000 metros cuadrados.
MSC Terminal Valencia no tiene actualmente suficiente superficie para atender a todos sus clientes. Ni siquiera para atender a los barcos operados por su propia naviera, una circunstancia que le obliga a desviar muchos de ellos a su competencia en València. El grupo naviero lleva años enviando buques a la terminal de enfrente la que explota Noatum Container Terminal Valencia, recientemente renombrada por Cosco como CSP Iberian Terminal Valencia.
La terminal que gestiona el grupo chino, con 1,4 millones de metros cuadrados, es sustancialmente más grande que la de MSC, lo que paradójicamente le ha facilitado consolidar al grupo italo-suizo como uno de sus mejores clientes en València, ya que le aporta cerca de un tercio de todos los contenedores que gestiona.
No poder operar directamente a sus buques le está generando un perjuicio a MSC en forma de pérdida de rentabilidad, una situación a la que espera poner fin a medio plazo con la construcción de la nueva terminal. La urgencia es tal que el grupo naviero ha planteado ir construyendo y ocupando el nuevo muelle por tramos, de manera que en 2025 ya podría estar operando sobre una primera fase de 715.000 metros cuadrados, más del doble que ahora.
¿Qué pasaría entonces si esos plazos quedase en el aire? El presidente de MSC lo dejó claro: si no hay nueva terminal, la actividad en la actual quedará reducida "solo para usos domésticos y poco más". Las consecuencias para el Puerto de Valencia serían nefastas porque no solamente vería esfumarse el compromiso inversor de la única empresa que se ha presentado al concurso de la ampliación, sino que además se quedaría sin buena parte del tráfico que ahora trae MSC a València, fundamentalmente de transbordo.
Lorente destacó que el tener que desviar barcos para que sean operados en otras terminales, incluso los suyos, le genera "un gran desgaste económico y extracostes de posicionamiento de contenedores" y recordó que los barcos "tienen hélices" y, por lo tanto, facilidad para decidir en un momento determinado si realizan sus escalas en uno u otro puerto.
Ante ello, explicó que sus planes son concentrar todo el volumen de actividad en una sola terminal, la de la ampliación norte, "en un futuro a corto plazo". "Somos una empresa muy viva, activa y trabajamos en unas condiciones en València que nos gustaría cambiar o mejorar", añadió Francisco Lorente, quien acudió al encuentro con Ribó acompañado del consejero delegado de MSC en Valencia, Nacho Ballester.
El máximo directivo del grupo en España coincidió con el alcalde de València en su deseo de que el proyecto se lleve a cabo con todas las garantías. Por ello, consideró que ahora la pelota está en el tejado del Gobierno, que es quien debe decidir si hace falta una nueva DIA "de oficio" como le pide la Conselleria de Transición Ecológica o no.
Lorente dijo que, si el Gobierno concluye que la DIA de 2007 tiene vigencia, MSC considera que ello debería ser "suficientemente aclaratorio para todos", incluidos quienes, como el alcalde, quieren que se pronuncie. Por ello, instó a que tanto Transición Ecológica como Fomento "den su paso adelante" cuanto antes.
Mientras tanto, se comprometió a "caminar juntos y de la mano para que los plazos se acorten al máximo posible" con el Ayuntamiento de València. Pero si la ampliación norte se alargara indefinidamente por la necesidad de una nueva DIA, entonces la inversión prometida "zozobraría bastante". También reconoció que tiene "ofertas" de otros puertos que se han interesado por el proyecto porque "quieren tener un gran hub dentro de su territorio".
Por su parte, Ribó destacó que tanto la empresa como el Consistorio están de acuerdo en que "la ampliación se haga bien" y tenga todas las garantías jurídicas. "Todos queremos que este proyecto triunfe sin alargamientos innecesarios", manifestó.
El proyecto de Terminal International Limited (TIL), la filial de MSC que se ha presentado al concurso, contempla una inversión de 1.021 millones entre 2020 y 2026 y la creación de 3.000 puestos de trabajo en la nueva terminal norte del puerto de València. El plan fue aceptado el viernes pasado por el consejo de administración de la APV con el único voto en contra del propio Ribó.
Por otro lado, respecto al acceso norte al puerto, el presidente de MSC aseguró que ven como "una idea magnífica poder dar al acceso norte una dotación de desembarco de ferrocarriles" para "ser más ecológicos e incluso minimizar costes", tal y como defiende el alcalde de València.
"Entra perfectamente dentro del proyecto que España tiene desarrollado", dijo para recordar en ese punto que la naviera adquirió recientemente el ferrocarril portugués y lo utiliza a nivel nacional con autorización de Adif y Renfe.
Ribó valoró pues como "profundamente satisfactoria" la posición de MSC de que "la solución deber ser fundamental o totalmente ferroviaria" complementada con una estación intermodal ubicada "en algún sitio".
Por último, sobre la Zona de Actuación Logística (ZAL) del puerto de València, el representante de MSC ha señalado que la naviera optó a dos parcelas, "una de ellas con gran ambición de poder ser útil a nuestro patrimonio: nuestra huerta, verdura, fruta, hortaliza, carne y pescado". "El alcalde se ha quedado un poco sorprendido de que tuviéramos ese concepto de emprendedores", destacó.