Llevan dos legislaturas hablando de bloques, y conformando gobiernos sumando bloques. Pero claro siempre y cuando los de siempre estén al frente.
Destrozaron vidas en pro de sus proyectos que no de ningún proyecto. Nos convirtieron en apestados, porque es su única forma de vencer al crítico que ellos entienden, PSPV y Compromís.
En Ontinyent la ciudadanía no les creyó y mantuvieron la confianza en un proyecto y en unas personas. Por dos veces seguidas. Igual, llámenme loco, es que la gente de Ontinyent está satisfecha con el modo en el que, pese a todas las zancadillas, han gobernado los que par otros eran "apestados".
Hoy la ciudadanía ha hablado y le ha quitado la responsabilidad de gobernar en la inmensa mayoría de sitios al llamado Botànic. Y sus primeras reacciones, como siempre, han sido dejar a los suyos colocaditos para pasar la travesía del desierto. Nada nuevo en su forma de proceder.
Pero les queda una posibilidad, vaya usted qué suerte. Y se lanzan como lobos a reivindicársela en propiedad, pero no por defender la esencia de las políticas progresistas, sino como castillo desde el que dirigir batallas de reconquista. ¿Reconquista social? No, eso luego con dos obritas y mucha prensa ya se conseguirá. Ahora toca las reconquistas de dentro.
Pero las sumas no salen y los apestados tienen que estar. Vaya usted por dónde.
Que "las fuerzas progresistas" continúen gobernando la Dipitacion ya no es tan importante, porque solo se quiere el bastón y el sillón del castillo.
Es lógico que la fuerza que tiene la llave y que ha sido maltratada pida garantías de que no se va a utilizar el castillo para sus guerras. Que van a seguir ocupándose de políticas y no de lacayos.
La única forma que hay, en esta nueva realidad política que han dibujado los ciudadanos, es que el árbitro sea quien tiene la llave. Porque la historia reciente que tanto les gusta olvidar, recuerda que las palabras se las lleva el viento y los acuerdos escritos se pierden en interpretaciones negacionistas.
Descansen de tanta guerra de poder y siéntense a recomponer las políticas que la gente demanda.
La garantía de que la Dipu siga el diseño que en 2015 empezó pasa por que la presidencia sea de una mujer feminista y de grandes valores progresistas, Natalia Enguix.
No tengan tanto apego a los sillones, si los van a tener. Si quieren, dl gobierno lo formarán 3 fuerzas políticas de progreso. Salvo que claro, las intenciones del acuerdo no fueran las que se decían.
Hay una nueva realidad. Asúmanlo. Y si quieren que los ayuntamientos estén a salvo de un gobierno provincial del PP y Vox dejen ya de jugar al juego de las sillas y pónganse a diseñar el futuro con esta nueva realidad. De lo contrario los apestados tendrán toda la legitimidad de ensayar nuevas fórmulas de gobierno con socios nuevos y la línea roja de la ultraderecha. Luego no digan que no estaban avisados.
Enrique Bataller es miembro de la Ejecutiva de Ens Uneix