LAS SERIES Y LA VIDA

El asombroso mundo de Anatomía de Grey

14/10/2017 - 

VALÈNCIA. Se ha estrenado hace unos días la temporada número 14 de Anatomía de Grey (Grey’s Anathomy). Atención: ¡temporada 14! Eso supone más de 300 capítulos (hay temporadas con 25 entregas). 12 años de emisión desde su estreno en marzo de 2005. Como su protagonista, esa sufridora Meredith a la que le han caído todo tipo de desgracias, la serie ha sobrevivido a todo, incluida la marcha de dos de los principales personajes, los interpretados por Sandra Oh y Patrick Dempsey, auténticos pilares de la ficción. Y ahí sigue, con una audiencia en Estados Unidos estimada en once millones de espectadores y como una de las diez series de más éxito de las networks (canales de network son lo que aquí llamamos cadenas generalistas, es decir, las que no son de cable). 

La serie es una creación de la productora y guionista Shonda Rhimes, una de las personas más poderosas de la industria audiovisual americana, que cuenta con su propia compañía de producción de nombre inequívoco y muy pertinente, Shondaland. Otras dos ficciones suyas se cuentan también entre las de más éxito, Cómo defender a un asesino (How to get away with Murder) y Scandal. Son series, como Anatomía de Grey, llenas de sorpresas, giros inesperados de guion y WTF! Constantes. 

Anatomía, empatía y resiliencia

Anatomía de Grey es esa serie, culebrón más bien, sobre cirujanos de élite capaces de salvar la vida de un paciente moribundo con una pajita y un lima de uñas pero que, en lo emocional, se comportan como adolescentes cachondos en un instituto. Aunque es un hospital donde cuidan y salvan a la gente, en realidad el Grey+Sloan Memorial Hospital es un lugar muy peligroso, especialmente para los médicos. Al que le toque ir allí debe saber que se arriesga a sufrir ataques terroristas, secuestros, accidentes de avión, incendios, epidemias, tiroteos o vete a saber qué. Eso sí, a cambio follará mucho y en cualquier rincón del hospital, las cosas como son. Y, esto es muy importante, tal vez más que lo del folleteo, siempre encontrará un hombro, a veces el más inesperado, en el que llorar.

Porque el Grey+Sloan Memorial Hospital es también un lugar donde todo el mundo es capaz de escuchar a quien sea. A su peor enemigo, a la persona que le ha hecho la putada de su vida, a la que le rompió el corazón. Equivocarse no significa ser un mal bicho, aunque esa equivocación traiga dolor. En este universo, todo el mundo, más tarde o más temprano, hace el esfuerzo de entender la motivaciones de la otra persona. Hay una fe extraordinaria en la palabra, en la necesidad de comunicación. No deja de asombrar esa necesidad de verbalizarlo todo, de no guardarse nada, de exponerse, a veces de manera muy estúpida o infantil.

Hay mucho dolor en la serie porque los personajes sufren todo tipo de desgracias, algunas verdaderamente inverosímiles. Porque Grey es, también, una manual sobre la resiliencia, la capacidad para resistir los golpes que da la vida. Y la vida de ficción de ese hospital da muchos golpes. Pero los personajes nunca están solos y el dolor se comparte, de ahí esa necesidad de hablar y de escuchar. La empatía es la marca de la casa. 

Y respecto al amor ese que todos y todas buscan en cualquier rincón del hospital, tiene sus peculiaridades. Por ejemplo, el hecho de que cuando se produce una ruptura, eso no significa que dejen de respetarse incluso aunque no se hablen, porque se entiende que nadie pertenece a nadie. Y si por algo luchan los personajes de la serie es por mantener su identidad y su libertad. No es poco frente al discurso dominante que nos bombardea sin piedad desde series y películas comerciales, realities o la publicidad, donde las relaciones de pareja y el amor acaban siendo sinónimos de posesión y dependencia.

Anatomía, diversidad e igualdad

Shonda Rhimes es mujer y es negra y estas circunstancias son determinantes para entender sus series. Como el hecho, por ejemplo, de que todas ellas estén protagonizadas por mujeres y, en el caso de How to get away with Murder y Scandal, mujeres negras con mucho poder, como la propia Shonda. Las mujeres de la serie quieren amor, como los hombres, por otra parte, pero no están dispuestas a renunciar a sus carreras o a sus sueños por encontrarlo. Podemos recordar a estos efectos que uno de los personajes centrales, Christina Yang, interpretado por Sandra Oh, decide abortar no una, sino dos veces, porque en su proyecto vital no entra el tener hijos. Y aun así, siguió siendo uno de los personajes más queridos por la audiencia. 


Otro aspecto central de las producciones de Rhimes es la multiculturalidad de la que hacen gala. Muy especialmente Anatomía de Grey y su spin-off Private Practice (titulado en España Sin cita previa), son mundos con gente de todos los colores, donde la etnia no es relevante para la definición del personaje. De hecho, en el guion inicial de Grey los personajes no tenían descripción física, a fin de elegir intérpretes sin tener en cuenta esta cuestión, lo cual no quiere decir, por supuesto, que a lo largo de los capítulos no se hayan planteado argumentos vinculados al racismo  y la discriminación. Igualmente hay que destacar que la diversidad no es solo étnica, también es sexual, con abundancia de personajes bisexuales y parejas homosexuales.

Nos gusta, lógicamente, hablar de las grandes series. De las innovadoras, de las que nos sorprenden, de las obras de gran calidad estética o narrativa. Pero junto a ellas hay otras ficciones, que vemos mucho más de lo que decimos, con altas audiencias y una capacidad de enganche innegable. Son series confortables, de las que nos podemos saltar capítulos sin mayor problema, y que ofrecen emoción a raudales. No solemos presumir de verlas. No tienen prestigio intelectual, pero sí grandes audiencias. Y sería justo reconocer que, precisamente por eso, por su audiencia, la cotidianidad y la naturalidad con la que en Anatomía de Grey se muestran las cuestiones étnicas, la diferencia sexual o la fortaleza de los personajes femeninos contribuye enormemente a la causa de la igualdad, a la visibilización de las diferencias y a normalizar la convivencia. Y eso nos gusta. Eso... y el placer culpable que nos ofrece el loco mundo de Grey.

Noticias relacionadas

EL CABECICUBO DE DOCUS, SERIES Y TV 

'Spaced', serie mítica británica sobre el fenómeno eterno: jóvenes precarios

Por  - 

A finales de los 90, una comedia británica  servía de resumen del legado que había sido esa década. Adultos "infantiliados", artistas fracasados, carreras de humanidades que valen para acabar en restaurantes y, sobre todo, un problema extremo de vivienda. Spaced trataba sobre un grupo de jóvenes que compartían habitaciones en la vivienda de una divorciada alcohólica, introducía en cada capítulo un homenaje al cine de ciencia ficción, terror, fantasía y acción, y era un verdadero desparrame