VALÈNCIA. Controversia sería la palabra para definir lo que ha rodeado desde el principio al hotel de hasta 15 plantas que proyecta el Plan Especial del Cabanyal (PEC) en uno de los extremos de la fachada marítima. Se ganó el recelo de las asociaciones vecinales, incluso de las menos combativas, que finalmente han aceptado como un mal menor gracias al cual financiar parte de los equipamientos previstos para el resto del barrio -unos 8 millones se podrían sacar de la parcela-. Pero también ha motivado reservas en el Ministerio de Transición Ecológica, que mediante la Demarcación de Costas ha puesto en solfa el edificio y ha obligado a paralizar el Plan hasta que no se subsanen las deficiencias.
Esto se produce después de que el Ministerio ya advirtiera al consistorio a finales de 2019 sobre deficiencias en la colocación del hotel en este enclave porque podría estar contraviniendo la Ley de Costas. Pero el Ayuntamiento hizo caso omiso al aviso ministerial escudándose, entre otras razones, en la existencia de otros edificios próximos que podrían encontrarse en la misma situación, como un edificio hotelero proyectado en La Marina de València.
Las consideraciones realizadas por el Ministerio al Ayuntamiento en diciembre, y que constituyen parte de los motivos de la actual paralización, cuestionaban el edificio hotelero previsto en la primera versión del PEC porque la Ley de Costas impide que en los 500 primeros metros desde la línea de costa las construcciones deben evitar "la formación de pantallas arquitectónicas" o la "acumulación de volúmenes". Así, Costas recordaba que las edificaciones deben presentar "una disposición y altura armónica con el entorno, sin romper la perspectiva litoral", y en este sentido indicaba que los edificios del entorno tienen una "altura sustancialmente menor".
No obstante, la concejalía encargada del PEC, la de Urbanismo, que dirige la vicealcaldesa Sandra Gómez, decidió mantener el edificio en la segunda versión, como publicó este diario. Argüían en el departamento de Gómez que las indicaciones de Costas eran sólo recomendaciones y sostenían en que el edificio no iba a actuar como muro arquitectónico entre el litoral y la ciudad por su situación y su disposición.
Pero en el escrito de respuesta a aquellas alegaciones los técnicos redactores del Plan Especial esgrimen, además de este motivo, que hay otras construcciones existentes o previstas en el litoral que no han tenido problemas hasta el momento. Sobre las alturas, los redactores suponen que la pretendida "armonía" que busca el Ministerio intentando conseguir "la disposición de alturas iguales para todas las edificaciones de la zona" es una opción que "podría considerarse de monótona y anodina".
Y es aquí cuando recordaban que el Plan Especial de La Marina, que salió adelante sin problemas, "prevé siete plantas de edificación" en una pastilla propiedad del Puerto. "O lo que es más significativo", proseguían, "prevé un hotel de 30 plantas (el doble de las propuestas en el hotel del PEC) localizado en suelo de dominio público en el interior de La Marina". También citaban en la respuesta al Hotel de Las Arenas como un edificio que, a diferencia del hotel planteado en el Plan, sí acumula volúmenes arquitectónicos y podría suponer una pantalla respecto al mar.
Fuentes de la concejalía de Urbanismo recordaban entonces también que el Consell Valencià de Cultura, en un informe al respecto, señalaba que el hotel "contrasta con la cornisa del entorno, sin duda por considerarlo un hito visual ubicado en un lugar único", pero subraya que sin embargo, los diferentes bloques previstos en sus alrededores "tal vez le resten la preeminencia visual que se le debe suponer a un hito urbano". O en otras palabras: la altura del edificio tendría sentido en tanto en cuanto se considera un hito visual, y que incluso las construcciones próximas pueden restarle esta capacidad de destacar.
Según las respuestas a las alegaciones, el Consorcio Valencia 2007 -que gestiona el espacio de La Marina- hizo consideraciones respecto a la afección visual que podría tener el hotel de 15 plantas del PEC. Al Consorcio los técnicos contestaron recordándole que uno de los edificios más próximos a La Marina, el de Docks, podría incurrir en la misma deficiencia. "Conviene recordar -dijeron- que en el edificio protegido de Docks está prevista la sobre elevación de tres plantas -además de las dos actuales- con una morfología no mimética". Algo que, a juicio de los redactores del Plan "supone de facto la mayor afección visual que pudiera darse", y cita de nuevo las siete alturas de la pastilla del Puerto.
El Consorcio también cuestionó la tendencia a la terciarización de la fachada marítima del Plan. Sobre ello, y centrándose en el PAI de Eugenia Viñes -antiguo PAI de las Piscinas- los técnicos respondieron que "se mantiene en su uso residencial de vivienda libre puesto que no se puede alterar por tratarse de aprovechamientos consolidados" y que el Plan ha limitado las viviendas turísticas al 10% por manzana. Además, aquí los técnicos vuelven a señalar a La Marina y recuerdan que el Plan Especial de La Marina "posee como uso global el terciario y como incompatible el residencial".