en caja alta

El buen diseño como inversión y ejemplo a seguir

Lejos quedan los tiempos en los que la Comunitat era señalada por sus casos de ridículo; hoy es un referente en utilización institucional de diseño, pero ¿ha calado en el ámbito privado?

18/12/2017 - 

VALÈNCIA.- Es notable y objetivo que el nivel profesional del diseño en la administración, así como las nuevas fórmulas de contratación de campañas de comunicación gráfica, favorecen los buenos resultados. Lejos quedan los tiempos en los que la Comunitat Valenciana era señalada por sus casos de ridículo y ha pasado a ser un referente en utilización institucional de diseño, pero, ¿ha calado también al ámbito privado?

Pasado con creces el ecuador de la primera legislatura del Govern del Canvi, he reiterado en más de una ocasión desde estas páginas que, en lo referido al diseño, el canvi ha sido más que notable y objetivamente bueno. Bien por Llamadas a Proyecto (la fórmula de contratación que reemplaza al especulativo y nocivo método del concurso de diseño tan habitual hasta hace un par de años) o por encargos directos, se ha tejido una interesante red de nuevos proveedores que no hace más que ampliarse con cada nueva necesidad institucional. Estudios de diseño que nutren y dan servicio ya de manera habitual, y han logrado profesionalizar prácticamente toda la comunicación gráfica institucional que vemos en las calles, con Generalitat valenciana y Ajuntament de València abanderando este giro de 180º.

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Esto ha propiciado no solo, como decíamos, una imagen y campañas de comunicación de referencia a nivel nacional sino que se ha comenzado a notar cómo cunde el ejemplo también al ámbito privado. Y es que el empresariado ha percibido la mejora que supone tener diseñadores profesionales para solucionar sus problemas de comunicación.

El empresario que no estaba familiarizado con el perfil empieza a abrir los ojos y ha encontrado un ejemplo en lo que hace la administración pública contratando diseño, y así es cómo, a su vez, el ciudadano también ha comenzado a aprender a valorar lo que supone profesionalizar las labores de comunicación gráfica, con un retorno inmediato y una suma de valores a las empresas.

* Lea el artículo completo en el número de diciembre de la revista Plaza 

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