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El 8 de mayo se celebra el Día Mundial del Cáncer de Ovario 

El cáncer de ovario, una enfermedad silenciosa

8/05/2023 - 

VALÈNCIA. El cáncer de ovario es un tumor que, según cifras de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), a finales de año 2023, se habrá diagnosticado a 3.584 nuevas pacientes en España. De ellas, un 10% en la Comunitat Valenciana. Una enfermedad silenciosa debido a la dificultad para diagnosticarla a tiempo. “Los síntomas suelen confundirse con otras dolencias y solo se pueden diagnosticar a través de pruebas de diagnóstico por imagen”, señala el dr. Ignacio Romero, médico adjunto del Servicio de Oncología Médica del IVO.

¿Cuáles son esos síntomas? Hinchazón abdominal por la acumulación de líquidos, la sensación de ‘empacho’ con comidas ligeras, que puede ir acompañado de molestias en la zona pélvica, cambios en el ritmo intestinal y, en pocas ocasiones, la aparición de hemorragias vaginales entre ciclos menstruales o en mujeres menopáusicas. "Ante cualquiera de ellos resulta vital acudir a un especialista para realizar las pruebas pertinentes”, apunta el dr. Romero.

Esa visita puede ayudar a detectar a tiempo el tumor y evitar su diagnóstico en estadios avanzados, porque este cáncer, que representa el 3% de todos los tumores femeninos, es la quinta causa de muerte por cáncer en la mujer y la primera causa de mortalidad por cáncer ginecológico. La tasa de supervivencia a cinco años se sitúa en un 60% de los casos.

¿Cuáles son los factores de riesgo y cómo prevenirlo? El principal factor de riesgo del cáncer de ovarios es la edad. El cáncer de ovario es infrecuente en las mujeres menores de 40 años y casi la totalidad de los que aparecen se desarrolla tras la menopausia. “Como en la mayoría de tumores, el riesgo de padecer cáncer de ovario aumenta con la edad. La mitad de todos los cánceres de ovario se encuentran en mujeres de 63 años o más. Otros factores de riesgo son la ausencia de embarazos, el consumo de estrógenos en postmenopausia, o la herencia genética. En el momento en que se identifica una carga familiar o genética, se desarrollan programas de detección precoz e incluso cirugías profilácticas”, comenta el médico adjunto del Servicio de Oncología Médica del IVO.

Y aunque la edad y la genética son factores de riesgo sobre los que no podemos actuar para prevenir el cáncer de ovarios, sí que hay varios factores que pueden ayudar a reducir el riesgo de padecerlo: el uso de anticonceptivos, bajo control médico, en periodos superiores a cinco años; el embarazo y la lactancia, y llevar una alimentación saludable. 

Una de las líneas prioritarias del Laboratorio de Biología Molecular del IVO

En cuanto a los tratamientos, los avances más importantes pasan por los progresos en la identificación de los diferentes tumores de ovario a un nivel profundo, con mejoras sustanciales a nivel molecular. "Esto es lo que ha permitido disponer de herramientas para conocer, en cada caso, mejor el pronóstico y los tratamientos que se van a aplicar. Lo más curioso de los avances en el cáncer de ovario es que van de la mano de la identificación de las causas genéticas como son, entre otros, los genes BRCA1 y BRCA2”, explica el dr. Romero que destaca que “hoy en día se realiza, de forma rutinaria y en conjunto con las Unidades de Consejo Genético y el laboratorio de biología molecular, el despistaje de los casos de predisposición genética en prácticamente todos los tumores malignos de ovario. Y esto, junto con el desarrollo de los tratamientos dirigidos como lo inhibidores de la enzima PARP en cuyo desarrollo clínico hemos participado, permite que los utilicemos en el día a día”.

En este sentido, Raquel López, investigadora del Laboratorio de Biología Molecular del IVO asegura que el cáncer de ovario constituye una de las líneas prioritarias de investigación en el laboratorio “y en ella nos centramos en buscar biomarcadores predictivos de respuesta a fármacos. Sabemos que la inestabilidad genómica es uno de estos biomarcadores. Por ello, hemos desarrollado una herramienta basada en el análisis del tumor que integra datos de expresión y genómicos. A esta herramienta la hemos llamado Scarface score, ya que se basa en la identificación de cicatrices genómicas y su relación con la respuesta a fármacos, como terapias basadas en platinos e inhibidores del PARP”.

Además, paralelamente están desarrollando “una colección de líneas celulares primarias, establecidas a partir de tejido tumoral de pacientes, que se utilizará como plataforma de screening de tratamientos disponibles y en desarrollo, con el objetivo de seleccionar el fármaco que mejor se adapte a las características del tumor analizado. De esta manera somos capaces de comprender mejor la biología de los tumores y diseñar y elegir terapias personalizadas”, afirma Raquel López.

Investigaciones que tratan de identificar nuevas vulnerabilidades del cáncer de ovario y desarrollar nuevas estrategias y que, tanto el dr. Ignacio Romero como la investigadora Raquel López, reconocen que son posibles gracias a las colaboraciones nacionales e internacionales con otros grupos de investigación especializados en el campo. “Ir de la mano del conocimiento básico es clave, integrar y participar en el desarrollo de los nuevos fármacos como los nuevos anticuerpos con una quimioterapia adherida.  Y claramente esto está en nuestro ADN por la participación en ensayos clínicos internacionales muchos de ellos en colaboración con GEICO, el grupo español de investigación en cáncer ginecológico”, afirman.


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