VALÈNCIA. Al Institut Valencià de Cultura le crecen los conflictos laborales como lo hacen las setas en la montaña. Las condiciones en las que se ha desarrollado su programación en los últimos años y los asuntos pendientes desde hace lustros son, en este paralelismo, la humedad necesaria para que lo hagan. Pero la falta de soluciones desde el cambio de gobierno, hace ya cinco años, ha agotado la paciencia de muchas personas. Ocurre con el Cor, como ya viene contando Culturplaza, con un conflicto recrudecido.
Ahora, el equipo técnico también ha decidido plantarse ante una situación que denuncian como límite, por la "precariedad" que sufren y con la amenaza creciente de las externalizaciones. Así se decidió en una asamblea celebrada la semana pasada, según ha podido saber este diario. Tras muchos años de peticiones ignoradas, este paso al frente busca que, con una mayor visibilidad de su situación y tensando la cuerda, por fin la dirección del IVC y la Conselleria de Cultura ponga en marcha un programa para dar solución a esta.
Ya en noviembre de 2019, el Comité de Empresa emitió un durísimo comunicado hablando de una plantilla "al borde del colapso" debido a una “plantilla exigua, una programación creciente y una situación laboral insostenible”. ¿Qué ha ocurrido desde entonces? Nada que haya mejorado esta preocupante fotografía, reconocida por los propios gestores del IVC.
Por una parte, desde el equipo técnico se quejan de la falta de personal estable. Las interinidades sobrepasan los puestos fijos y no se ha creado una sola plaza nueva en más de 15 años. Únicamente se han cubierto bajas definitivas, defunciones y jubilaciones. Hay personas, al igual que el Cor, que llevan encadenando años y años esa situación de interinidad; algo que les hace vulnerables al paso de los años, cuando agotan su vida laboral sin saber cuándo pueden ser despedidos sin más y convocar la plaza y que no puedan acceder a ella.
En este sentido, desde el equipo técnico han presentado una propuesta para consolidar estos puestos a partir de una oposición que tenga en cuenta los años trabajados en el sector y que sirva para eliminar la enorme temporalidad y desprotección que padece esta sección.
Por otra lado, denuncian la gestión que se ha hecho de la externalización de parte del servicio técnico que se hizo en octubre de 2019 por parte del IVC. En principio, el contrato especifica "reforzar y cubrir las necesidades de exhibición de los espectáculos y eventos de carácter extraordinario, los festivales programados por el IVC, así como las giras de las producciones propias". Sin embargo, los trabajadores apuntan a que la presencia de las personas contratadas por la empresa externa, con condiciones diferentes y -en algunos casos, antiguos interinos del propio Institut-, es mucho mayor, superando en algunas ocasiones a la propia plantilla propia. "Se han hecho varias veces espectáculos con más del 50% de plantilla externalizada, y alguna vez también con el 100% o rozándolo", según explican los representantes del equipo técnico.
A esto se le suma que, en la licitación de las direcciones artísticas de los festivales, también se incluye la dirección técnica, "algo inédito hasta ahora y que dibuja un camino muy preocupante". En las externalizaciones ve la plantilla una "falta clara de apuesta por el empleo público" y la verdadera razón por la que se sostiene que "no es que no estemos mejor tras estos años, es que estamos peor".
También la falta de requisitos técnicos o una prueba práctica de las bolsas de trabajo ha creado "situaciones muy delicadas" para la plantilla. Según denuncian, los primeros puestos de las bolsas están copados por personas sin ningún tipo de experiencia en el montaje y manipulación de maquinaria, sino que ganan puntos con requisitos académicos, lo que les hace inútiles para el trabajo para el que se le contrata. Con los baremos en la mano, algunas de las personas que llevan desarrollando su trabajo durante años en los escenarios del IVC se presentaron a estas bolsas y quedaron más allá del puesto 100. En la práctica, esto ha supuesto la incorporación de personas en tareas especializadas sin ningún tipo de formación y experiencia específica que ha provocado episodios de riesgos laborales que podían haber sido graves y una merma en su ritmo de trabajo cuando se supone que deben ayudarles.
Y por último, el aumento de la carga laboral provocado por la mayor actividad del propio IVC. Más giras, más funciones, más agenda, más programación, más festivales, pero igual o menos plantilla. Una situación "insostenible" e "incomprensible": "no se puede apostar por hacer más programación mientras no cuidas a la plantilla", explican algunos trabajadores.
Con todo esto, su petición es que se convoquen 10 plazas de nueva creación en total para las cuatro secciones actuales (maquinaria, iluminación, audiovisual y sastrería) además de consolidar las interinidades. Esta propuesta arreglaría las deficiencias claras, haría prescindible la externalización y se podría asumir la carga de trabajo actual. Una petición que ha sido aceptada de palabra por los gestores del IVC pero que no se convierte en realidad. El tiempo pasa, la situación se hace más complicada y la plantilla ha decidido decir basta.
Los siguientes pasos serán los de trasladar al Comité de Empresa toda este conflicto para que exija y medie, buscar una mayor visibilidad de esta situación en los medios de comunicación, y fiscalizar el contrato de la externalización para asegurar que se esté cumpliendo a rajatabla y no se esté abusando de ella.
El argumento, tanto en las direcciones de los festivales ahora externalizadas, como en los puestos del Cor consolidados fuera del acuerdo, como en este callejón del equipo técnico siempre es el mismo: Hacienda. Pero desde la plantilla lo tienen claro: "si hay voluntad política real, algo se podrá hacer. No podemos seguir alargando esta situación para siempre".