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a mi modo de ver / OPINIÓN

El escarnio transversal

Foto: A. MARTÍNEZ VÉLEZ/EP
16/11/2023 - 

Todos los artículos tienen su historia. La elección del tema y los trazos iniciales definen la estructura e incluso el tono del escrito. En este caso, deben saber mis lectores que no ha sido así. Inicié este artículo teniendo claro a favor de qué había de dirigir mi análisis y argumentación; nuestro cauce del río. Todo se ha visto trastocado, porque en el proceso de elaboración del texto no pude eludir que  la expectativa del nuevo gobierno y la aprobación de una Ley de amnistía dominaba mi día. Nada sabíamos de lo que las nuevas fechas nos aportarían. Solo cabía esperar el momento de la revelación; hasta ese minuto todo había sido ocultación, el más puro y riguroso cónclave vaticano. Por tanto, siendo esta la situación, era sensato reivindicar el cuidado y conservación de uno de los bienes que más favorece la vida de los valencianos. ¿Para qué conjeturar sobre un pacto, cuyo desarrollo nos era negado, cuando un espacio fundamental para la organización del ocio de los valencianos daba muestras de claro abandono? Pero en la tarde en que escribía esas primeras líneas tuve una desorientadora percepción: el silencio ganaba terreno, se había adueñado del espacio de la política nacional; también Ucrania había dejado de contar y Palestina se resistía a verse silenciada porque el horror soportado por sus gentes no tiene límites y no puede ser ocultado ni aplaudido.

En estas estaba cuando llegaron los primeros avances provocados por la firma del documento PSOE/Junts, la foto de los participantes en esa “"Canosa”" invertida, indigna de cualquier causa civil y democrática. A la vista de los detalles, debía tomar posición porque esa no es la única solución democrática ni posible. Es claro, apuesto una vez más por lo dicho por Felipe González y por unas nuevas elecciones: los siete votos que precisa el Sr. Sánchez están dispersos por nuestros pueblos y ciudades; no están en algún despacho del Parlamento europeo o de un hotel colindante. Solo precisa hacerles frente y ganarlos con un coste menor  para todos. Pero no es esta la óptica del Sr. Sánchez  quien apuesta siempre sobre seguro y tengo para mí que el PSOE sentirá en lo más profundo de la organización el ganapanismo  de los delegados y delegadas en el gran comité federal en el que no les basta con aplaudir sentados; lo hacen en pie, como un solo hombre, y hasta con una cierta marcialidad. ¡Qué cuadro! ¿Tienen un maestro de ceremonias? ¿Habían acordado en qué afirmación romperían en aplausos, puestos en pie?

No le basta al Señor Puigdemont la labor de control de los diputados de Junts en las Cortes; precisa de un entorno más de su gusto y desea que todos  puedan disfrutar de su presencia. ¿Para qué acudir al Parlamento si se pueden reunir todos los meses en una habitación los verdaderos reguladores? Y siendo esto así, solo le hace falta dar un paso más: ¿para qué el Parlamento? Toda una forma de entender la democracia. Espero que, al menos, todos los diputados y senadores se lean la ley de Amnistía y que nadie tenga que verse sorprendido, andando el tiempo, como en su día aconteció con la ley "Solo sí es sí". ¿Se imaginan una comisión de las Cortes analizando los fallos de los tribunales de justicia que no hubiesen aplicado la Ley de amnistía como la hubiese aplicado el Sr. Puigdemont o cualquier otro diputado de los que defienden con fervor esa ley?

Ya estoy convencido de que Sánchez no aporta un ápice de verdad ni de sosiego a nuestro país con el acuerdo firmado para disponer de siete votos; los acuerdos firmados pueden incumplirse, pero con ellos solo otorga a esos votos una presencia y valor que excede y en mucho el peso de los votos. Vienen tiempos de profunda reflexión y prudencia extrema para no perturbar los intereses y necesidades  de la gran mayoría del pueblo español. El mismo principio que obliga a respetar el gobierno que surgirá de la coalición del PSOE con unos veinte partidos, obligaría a respetar una posible y cercana coalición de la gran mayoría representada por el PSOE y el PP. Solo así podremos enfrentar los cambios que pueden acontecer impulsados por las presiones de unos, los desafíos reiterados de otros y la irritación de quienes, siendo los más, cada día se sienten más desfavorecidos en sus aspiraciones cotidianas.

La coalición  surgida ha mostrado que todo es cuestión de sumandos,  que siempre habrá un gusto que satisfacer y con el que legitimar una firma, que cualquier coalición puede ser posible, que a nadie se requiere coherencia y, por ello, habremos de llegar a ver que una diputada en las Cortes, Tesh Sidi, diputada de Sumar por Madrid, nacida en uno de los campamentos saharauis, criada en una familia alicantina sensible a aquella política de ayuda al pueblo saharaui que tanto propulsó el PSOE que hoy se denosta por el oficialismo del PSOE seguidor de Sánchez, no solo votará al Sr. Sánchez, sino que también se pondrá en pie para celebrar con entusiasmo su nombramiento en fecha próxima; que la coalición PSOE-Sumar haya dejado fuera de programa hasta la simple mención del Sahara Occidental no es obstáculo para ese voto y ese aplauso. Sra. Tesh Sidi, una camiseta no borra ese escarnio. ¡Qué ironías somos capaces de soportar sin denunciarlas a diario! Lo que más me preocupa no es el porvenir del Sr. Sánchez ni cómo lo recordarán en las escuelas; lo que comienza a carcomer mi tranquilidad es el futuro del PSOE, tan necesario para todos nosotros.

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