La investigación se centra en concejales y asesores que ingresaron 1.000 euros en una cuenta y que más tarde les fueron devueltos en dos billetes de 500 a menos de un mes de las elecciones municipales
VALENCIA. Las líneas de investigación de la operación Taula son infinitas y, como en todo caso de corrupción que se precie, la financiación ilegal de partido y el blanqueo de capitales no podían dejar de aparecer en el sumario. Pero además, y tratándose del Partido Popular, tampoco podían faltar los ‘sobres’. La fórmula utilizada era sencilla: ingresos de 1.000 euros por cabeza, que más tarde eran devueltos en dos billetes de 500 por persona. Todo ello a menos de un mes de las pasadas elecciones municipales.
La secretaria del Grupo Municipal del Partido Popular de Valencia Mari Carmen García-Fuster, mano derecha de la exalcaldesa Rita Barberá, es la principal acusada del presunto blanqueo de capitales del PP de la capital del Turia. Un blanqueo destinado a ocultar la presunta financiación ilegal del partido.
Junto a la cabecilla del entramado también están imputados el actual número uno del partido en el ayuntamiento Alfonso Novo, el asesor Luis Salom; el exasesor Pedro Aracil y la secretaria de García-Fuster.
Según ha podido saber Valencia Plaza, la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil lleva meses investigando a García-Fuster como la pieza principal de un entramado que “pedía a asesores y concejales que ingresaran 1.000 euros en la cuenta ES85 0081 ***** 0237”. También les decía que “no se preocuparan porque automáticamente les devolverían el dinero en dos billetes de 500”. Billetes que en varios casos fueron presuntamente entregados dentro de sobres.
La única condición que García-Fuster ponía a todas y cada una de las personas que realizaban el pago era que bajo ningún concepto ingresaran el dinero en su cuenta bancaria para no levantar sospechas. Hasta tal punto tiene el fiscal del caso, Pablo Ponce, claro que la secretaria municipal es la reina de este tablero que este miércoles pidió su ingreso en prisión, aunque finalmente no fue a Picassent porque el magistrado la dejó en libertad con cargos.
Si bien es cierto que la imputada trató de lograr que todos pasaran por el aro del blanqueo, finalmente no todas las personas a las que García-Fuster llamó quisieron entregar el dinero. De hecho, la Guardia Civil ya ha empezado a enviar citaciones a los implicados para corroborar quiénes ingresaron el dinero voluntariamente y quiénes lo hicieron “por miedo a posibles represalias”. Hasta hubo gente que lo ingresó y luego no fue a por los dos billetes de 500.
Una vez recibido el dinero, el disimulo de aquellos que habían hecho los ingresos, siempre según la investigación, brillaba por su ausencia. Tal y como consta en el sumario, uno de los imputados salió del ayuntamiento levantando los billetes en una mano al grito de “y ahora cómo me gasto yo esto”. Un concejal, en la puerta del consistorio, gritó “Jo he segut el primer”.
Según ha podido saber este periódico, las formas de gastar los dos billetes recibidos en metálico fueron muy diferentes. Una concejala presuntamente blanqueó su parte en su empresa, varios asesores y concejales prefirieron ir a un centro comercial y comprar productos electrónicos en metálico que luego devolvieron, pidiendo en la tienda “billetes pequeños”, y así infinidad de trucos y artimañas para que no se notara.
Que Mari Carmen García-Fuster es la mano derecha de Rita Barberà quedó acreditado ayer cuando, a la salida del juzgado, iba acompañada por el cuñado de la exalcadesa, José María Corbín, que fue el encargado de defenderla en sede judicial.