Discurso con boogaloo
En esta plaza de Algirós la diversión está garantizada. Ir al Garatge es pasarlo bien, un juego sobre seguro, efectividad bien ejecutada. El proyecto de Vicent Martínez y Javier Serrano con Nanay a los fogones —en el sentido literal de la palabra, de esas cocina salen llamaradas con tintes sudasiáticos— lleva cinco años de fusión mediterránea y asiática con coherencia. Una propuesta asentada pero que no se estanca y que ha ido desplazándose hasta una república particular con mucho producto de aquí especiado y salseado como si estuviéramos en Manila, Sichuan o Bangkok. Todo comenzó con poca pasta, un local hecho polvo y ese “andando y viendo” que refleja la idiosincrasia local.
En su día ya hablamos del pulpo a la brasa con patata y salsa romescu. Lo pedimos y añadimos las brochetas de pollo saté y de ternera. Las primeras con marinada tailandesa de cacahuete y las segundas con mirin. También croquetas, de cocido y pollo Kiev. Comida sencilla, formatos básicos y mucho discurso con boogaloo. València sigue necesitando restaurantes como El Garatge.