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mirando al mar

El grano que le salió a Rita Barberá

| 18/06/2019 | 2 min, 24 seg

VALÈNCIA.-En agosto de 2008 València acogió el primer Gran Premio de Fórmula 1 en el circuito urbano que recorría en gran parte el magnífico puerto de Copa América y la que por entonces se llamaba Marina Real Juan Carlos I, que más tarde la política sectaria se encargó de cambiar el nombre. Un proyecto ambicioso que a la por entonces alcaldesa Rita Barberá le revolvía las tripas por varios motivos, uno de ellos porque se iban a cepillar la buena imagen que tenía el recién construido puerto valenciano para la disputa de la 32ª Copa América.

La chapuza quiso transformarse en un circuito desmontable tanto en su recorrido como en sus gradas para albergar al público. Se utilizó parte del puente, que estaba situado en el antiguo puerto de contenedores, para unir las Marinas norte y sur, para que los Fórmula 1 atravesaran el canal a doscientos kilómetros por hora. Un ‘obrón’ sin parangón, que solo Dios sabe lo que costó a la ciudad. Se asfaltaron más de 5.000 metros de carretera con una anchura de catorce metros, con la recta de salida y los boxes en el histórico Tinglado número 4. Sus veintinco curvas le daban la vitola de circuito lento (el récord de la vuelta lo tiene Timo Glockj con 1 minuto y 38 segundos), pero es que el trazado no daba más alternativas si se quería correr por las orillas de la dársena y aparentar un sitio de privilegio.

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Cuando Rita Barberá estaba relajada a la luz de unas velas y con un gin-tonic en la mano, le gustaba jugar a ser una persona normal, sin politiqueos y sin pelos en la lengua. Muy correcta, pero muy sincera, tanto que a veces ponía en duda los proyectos de la Comunitat. Cuando Francisco Camps y sus asesores de cabecera decidieron intentar engañar a Ecclestone para que València fuera la cuna de los circuitos urbanos de Fórmula 1 del mundo, Rita se puso pálida. No se lo podía creer. Iban a destrozar su obra, que tantos esfuerzos había costado. Además, estaba en marcha otra posible Copa América, el vis a vis que reclamaba Larry Ellison a Ernesto Bertarelli, porque el suizo se saltó a la torera, compinchado con el Desafío Español, el reglamento para la organización de la 33ª edición, y Rita quería que se volviera a navegar en aguas valencianas, en su amada Malvarrosa. «Como se marche la Copa América de aquí por culpa de esta chorrada, me van a oír», dijo.

* Lea el artículo completo en el número de mayo de la revista Plaza

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