VALÈNCIA. La crisis energética y el reto de alcanzar una economía climáticamente neutra en 2050 ha acelerado la búsqueda de alternativas para generar energía de una manera más limpia. Una de ellas es el uso del hidrógeno, que se ha convertido en la receta indispensable para conseguir descarbonizar el sector energético y reducir la emisión de gases de efecto invernadero. “El hidrógeno es un comodín que permitirá descarbonizar aquello donde no llega la electrificación”, comenta Pedro Fresco, director General de Transición Ecológica en la Generalitat Valenciana. Lo hace recordando que es una alternativa a procesos industriales de complicada electrificación, como pueden ser los procesos industriales a temperaturas superiores a los 200 grados o el transporte pesado.
Una energía que hoy está en boca de todos pero que no es nueva pues hace más de un siglo el hidrógeno impulsó el primer motor de un coche y la Nasa lo ha utilizado en sus misiones espaciales. Sin embargo, producir hidrógeno era costoso y emitía CO2. Y lo sigue siendo en su gran mayoría pues lo más habitual es obtener el hidrógeno por un reformado químico de gas natural —el conocido como hidrógeno gris—, que se produce utilizando un combustible fósil, por lo que “se emiten gases de efecto invernadero y no es tan sostenible como parece". La otra opción es el hidrógeno verde —la óptima—, que se está impulsando en la actualidad y se obtiene a través de un sistema de electrólisis —consiste en separar los dos componentes del agua a través de la aplicación de una descarga de electricidad generada con energía renovable—. En resumen: se genera a través de la energía solar o eólica y es completamente limpia al no emitir gases de efecto invernadero.
Por tanto, se podría decir que las energías renovables son “la piedra angular” de ese proceso de creación de hidrógeno verde, que no solo podrá sustituir los usos actuales del hidrógeno gris sino que podría posicionarse como un nuevo recurso energético. Aunque, tal y como apunta Pedro Fresco, tiene sus defensores y detractores: “hay quienes piensan que el hidrógeno se puede usar para todo y hay quienes piensan que hay que electrificar absolutamente todo”. En su opinión, “donde exista una posibilidad de electrificación directa se debe dar y donde no tengamos la capacidad de hacerlo habrá que usar hidrógeno como, por ejemplo, en algunas industrias o en el transporte pesado”. Y es que, el hidrógeno verde es un sustituto ideal del carbón, el petróleo y el gas natural en el transporte y la industria.
En cuanto a las desventajas, Pedro Fresco destaca la pérdida de energía en su ciclo de producción pues “se pierde un pequeño porcentaje de la energía renovable y, además, ese hidrógeno se debe comprimir, transportar y liberar antes de quemar”. A ello se le suma su elevado coste de generación, de ahí que en la actualidad entre el 80% y el 90% del hidrógeno que se genera en el mundo sea producido a partir del gas natural, petróleo o carbón. “Conforme se vayan ampliando los usos del hidrógeno verde y generando la tecnología necesaria para desarrollarlo su precio comenzará a bajar”, comenta sobre la importancia de invertir en proyectos para abaratar sus actuales costes.
Un proceso lento pero necesario, como advierte Pedro Fresco: “la historia nos está demostrando que hay que correr para abrazar el cambio en todos los sentidos porque no tenemos más alternativas y lo tenemos que hacer entre todos”. Un cambio de paradigma en el que España y la Comunitat Valenciana tienen mucho que aportar por sus condiciones climáticas y geográficas, que propician el uso de energías renovables. “Somos un país con mucha energía renovable y esto abre la posibilidad de convertirnos en un exportador de hidrógeno verde”, comenta sin olvidar que antes son necesarios algunos cambios y la tecnología necesaria. De hecho, aquí los fondos Next Generation jugarán un papel fundamental pues el 37% irán destinados a proyectos relacionados con el hidrógeno verde.
Una mirada a largo plazo en la que el Gobierno central ya ha puesto una hoja de ruta para que España alcance la neutralidad climática y un sistema eléctrico 100% renovable de cara a 2050. Y en esa misma línea se sitúa la Estrategia del Hidrógeno Renovable de la Comunidad Valenciana 2030 (EH2CV), presentada a finales de enero de este año y con la que la Generalitat propone impulsar iniciativas centradas en generar una cadena de valor del hidrógeno basada en la producción y consumo de hidrógeno renovable en distintos sectores que necesitan mejorar su competitividad mediante la reducción de la factura energética, como son las industrias energético-intensivas, el sector portuario, la industria del refino, la movilidad y el tratamiento de aguas.
Una estrategia viable pero que, como apunta Pedro Fresco, "hay que seguir instalando renovables para producir la energía que queremos y luego ir transformando los grandes transportes y las industrias en las que no es posible la electrificación".