Los valencianos no podemos permitir que se utilicen las Fallas como trampolín político. Si por algo se caracteriza a la fiesta fallera es por la convivencia, paz y armonía de cientos de familias, que aparcan sus filiaciones políticas a las puertas de los casales. La crítica y la sátira, son dos componentes fundamentales que durante cinco días toman las calles y plazas de la ciudad de València. Nos hacen reír. Nos hacen no soñar.
Por desgracia la nuestra, algún oportunista de turno, siempre intenta sacar rédito político de esta fiesta de origen pagano, que la Virgen ha eclipsado al mismísimo José carpintero. La Virgen ya tiene su día. Y en mi humilde opinión, sacaría la Ofrenda de las calles en el mes de marzo para reubicar el acto en el mes de Mayo. Son las fiestas del Patrón. Con esta apreciación no quiero ofender a nadie. Ni que nadie se moleste por esta sugerencia.
Las últimas Fallas, las de la paciencia y la pandemia, han centrado todos sus objetivos en la polémica surgida tras el indulto de la comisión fallera Duque de Gaeta, al conjunto que representaba a la Media Luna. O el alunizaje político del diputado de Compromís. Sr. Baldoví: la crítica debe aceptar la crítica. Es la esencia pura y dura de la fiesta fallera. No cuesta nada pedir disculpas. No hay argumentos válidos en sus declaraciones. Con todos mis respetos, no tiene defensa posible.
El otro foco del incendio lo han protagonizado los otros, equivocándose en su propio discurso de los que se autodefinen liberales. En el caso de la Media Luna, quienes tienen la capacidad y toma de decisión del indulto es y solo es de la propia comisión. Nadie debe usurparle su papel en el planeta fiesta. Pese a que con los impuestos municipales de todos, una parte de ellos se destinen a sufragar parte de los costes de la construcción del monumento. Con esto mi mensaje es claro, no es lo mismo servir a las Fallas, que servirse de las Fallas.
Y así ha sido. Ayer mismo, Carlos Garsán Las Fallas más polémicas y la reflexión que nos dejan opinaba en un brillante artículo sobre lo acontecido. No voy enumerar los recientes casos de indultos, pero ahí están. No es nada nuevo. Pero sí una comunidad religiosa, particular o institución solicita el indulto de una figura, la legitimidad radica en la comisión. Y suscribo la siguiente perla que nos dejó la alcaldesa de España, Rita Barberá. ¿Cómo vamos a quemar a la Virgen?