VALÈNCIA. Joan Cerveró, ahora Director Adjunto de Música y Cultura Popular del Institut Valencià de Cultura (IVC), fue durante 18 años director del festival Ensems, hasta que dimitió por "la pérdida de interés por parte de la política hacia la música contemporánea" en 2014. En su recién estrenado cargo, no solo vuelve a tener cerca la gestión del festival, sino que lo tiene bajo sus competencias. Y en su proyecto avecina cambios de calado en la dirección de este.
Así lo planteó en una entrevista publicada ayer por Culturplaza. A la pregunta sobre si quería asumir la gestión directa del festival, Cerveró responde que “No. Lo podría hacer, evidentemente, porque yo sigo conociendo muy bien el mercado, y las tendencias. Es una cuestión más profesional y emocional. Pero, al menos en música, en el IVC ninguno de los que pertenecemos al equipo organizativo vamos a ser directores artísticos de ningún festival. Vamos a colaborar, vamos a apoyar, vamos a coordinar”.
En todo caso, esto no significa la continuidad de Voro García, que accedió al puesto en 2017, al frente del mismo. Cerveró plantea cambiar la dirección única por varios comisariados que programen ciclos concretos: “El sistema que creo que se va a establecer, porque está dentro de las conversaciones, es un sistema más curatorial. Si en Ensems hay un ciclo de músicas y naturaleza, habrá una persona que dirigirá este ciclo con sus tres o cuatro conciertos y lo contextualizará. Antes las líneas estilísticas eran dos o tres, pero ahora hay mil. Y la gente que conoce estas están muy atomizados”.
De esta manera, no habría una cabeza visible sino “personas que se dediquen a cuatro o cinco conciertos, que defiendan el ciclo, que lo justifiquen y que sean parte de un equipo creativo”, que estaría coordinado internamente por el IVC.
El director adjunto compara este nuevo modelo “como lo hacen los museos. Donde cada sala la ha comisariado una persona y el museo es el contexto. Ensems encierra muchas músicas. Si no, al final queda una cosa pues muy ortodoxa o muy de conservatorio. Y nosotros no hacemos la música para los músicos, hacemos la música para la gente”.
Este modelo se acercaría también al planteado por Teatros del Canal, en la Comunidad de Madrid, donde han cambiado una dirección única por varios "residentes especializados" en diferentes áreas, que se coordinan por la propia consejería.
Este cambio de modelo coincide en el tiempo con, al menos, dos procesos que se han puesto encima de la mesa en otras direcciones adjuntas. Por una parte, la de artes escénicas, liderada por María José Mora, empezó con una particularidad: fue nombrada a pocas semanas de que empezara el festival de la que era directora, Dansa València, aunque su nuevo cargo pone precisamente el festival bajo su paraguas. En una entrevista con este diario, Mora adelantó que "Se van a estudiar fórmulas. Está claro que mi propuesta es continuar con la dirección de Dansa València para terminar de asentar el proyecto. Entiendo el proyecto dentro del IVC, como siempre lo he entendido, como directora del festival también. Y creo que estratégicamente juega a favor del proyecto global".
De hecho, abrió la puerta a que las externalizaciones de Sagunt a Escena y Espai La Granja tampoco se alargaran más allá del contrato actual: "A partir de ahí podemos hablar de las opciones que se pueden platear para el festival y el espacio. Este es un tiempo para ir estudiando y no precipitarnos".
Por otra parte, la dirección adjunta de Audiovisuales, a cargo de María Fuster, tiene sobre la mesa avanzar en una posible fusión con La Mostra de València, planteada por el Ayuntamiento del cap i casal. En todo caso, tal y como afirmó ella misma, "aunar esfuerzos, fusionar manteniendo la personalidad de los dos festivales, es un proyecto soñado. Estoy en contacto con José Luis Moreno, lo hemos hablado, estamos estudiando la posibilidad, pero todavía sigue siendo una idea romántica".
En estos cuatro casos (Dansa València, Sagunt a Escena, Espai La Granja y Cinema Jove), sus direcciones artísticas se licitaron como una externalización ante el laberinto burocrático en el que la anterior dirección fue incapaz de sacar un concurso público de personal ordinario. Los contratos de estas direcciones se agotan el año que viene y el IVC tiene que decidir qué hacer con cada uno. De hecho, otro contrato con esta misma naturaleza, la dirección del EACC, se ha extinguido y asumido internamente.
Voro García era una excepción porque su dirección artística se contrataba también como una externalización, pero sin necesidad de licitarse porque era un contrato menor (es decir, que costaba menos de 15.000 euros anuales). Como se actualiza año a año, el IVC no tiene, actualmente, ningún vínculo temporal vigente con el hasta ahora director y tiene capacidad de cambiar la estructura.