VALÈNCIA. Finalmente, el jefe de Recursos Humanos de la Diputación de Valencia, Javier Bolinches, ha renunciado a las funciones asociadas a este cargo. Una decisión que se produce tras meses de disputas internas como consecuencia de su nombramiento y algunas de las medidas que había intentado llevar a cabo para racionalizar el funcionamiento orgánico de la corporación provincial.
El hasta ahora jefe de Recursos Humanos había generado bastante malestar entre los altos funcionarios de la Diputación y habilitados nacionales, tal como explican varias fuentes consultadas, y según las cuales Bolinches había mantenido un perfil bajo durante los últimos días y habría comunicado su renuncia a continuar ejerciendo las tareas asignadas como encargado de Personal. Ahora, la Diputación busca "una posible solución" para este imprevisto.
Desde el ejecutivo provincial, cuyo diputado provincial de Administración General es Ricardo Gabaldón, confirmaron la determinación de Bolinches: "Es jefe de sección con una atribución temporal de funciones como jefe de servicio y ha renunciado a esas funciones para volver a su lugar". De este modo, se quedará como jefe de sección de Innovación y Modernización, que era el puesto para el que había sido escogido antes de asumir las responsabilidades temporales como jefe de Personal la pasada primavera.
Bolinches llegaba a la administración provincial mediante un concurso de traslados procedente de la Generalitat Valenciana, donde había ocupado puestos relevantes tanto en la Conselleria de Educación que dirigía el exconseller Vicent Marzà como en la Conselleria de Justicia. Y en el marco de la renovación emprendida por el presidente de la Diputación de València, Vicente Mompó, se le adjudicó la jefatura de Recursos Humanos.
El puesto entrañaba no pocas dificultades y Bolinches trató de llevar a cabo diversas reformas del funcionamiento interno para incrementar los controles sobre los funcionarios de la corporación, especialmente de su cúpula. Por ejemplo, intentó implementar un sistema de fichaje al que se opusieron frontalmente altos empleados; y también quiso revisar algunos complementos y pagas extra que percibían algunos de los trabajadores para poner coto al coste salarial.
Los intentos del jefe de Recursos Humanos resultaron en un pulso interno hasta el punto de que Bolinches fue objeto de una denuncia anónima ante el Comité Antifraude por posible incompatibilidad para formar parte de los tribunales de oposiciones al haberse dedicado a la preparación de este tipo de pruebas. El organismo de control de la Diputación, que inicialmente abrió una investigación, la acabó archivando.
El gobierno provincial justificó que Bolinches dejó de dar clases preparatorias de oposiciones cuando entró a trabajar en la Diputación de Valencia y, añadió, no incurriría en ninguna irregularidad porque el nuevo decreto impediría a los jefes de Personal a formar parte de ningún tribunal. Y finalmente así fue: la nueva normativa, impulsada por el propio Bolinches, pone negro sobre blanco las reglas para evitar conflictos de intereses en la selección de empleados públicos de la Diputación de Valencia.