Los populares, con el partido debilitado en la ciudad, se desplomaron en las locales de mayo mientras los socialistas llevan perdiendo fuelle en las últimas citas con las urnas
VALENCIA. Los dos grandes partidos, PP y PSOE, se enfrentan este domingo a un gran examen global en el ámbito estatal. Unos comicios que, además del fundamental test autonómico que suponen, también serán un termómetro para conocer la salud de estas fuerzas políticas en el ámbito municipal. Bien es cierto que estas elecciones no pueden compararse a las autonómicas y locales, aunque en grandes municipios sí pueden servir para conocer quién está rentabilizando la gestión, quién resiste pese a estar fuera del gobierno o, también, que partido no ha conseguido la movilización de su electorado.
Una de las plazas que genera interés es Valencia ciudad. El vuelco vivido en las elecciones locales del pasado 24 de mayo apunta a mantener cierta continuidad, lo que puede dejar muy tocadas a las estructuras locales de PP y PSOE. Así, cabe recordar que la formación popular vio como perdía la mitad de sus votantes en estos comicios: si en 2011 lograba 208.727 votos en la capital (53,7%), el pasado mes de mayo caía hasta los 107.539 sufragios (26,2%), obteniendo 10 concejales, justo la mitad que en 2015 y con Compromís situado a 10.000 votos y solo a un edil de distancia. Un resultado que supuso el adiós de Rita Barberá del ayuntamiento y que fue calificado por la propia exalcaldesa con el gráfico: "¡Qué hostia, qué hostia!".
Para mayor malestar de los populares, su rival directo en las elecciones, Ciudadanos, irrumpió en el consistorio como tercera fuerza consiguiendo 60.441 votos y seis ediles. Un resultado muy importante que adelgazó los apoyos al PP pero que no alcanzó para que se produjera un pacto mayoritario.
Tras este resultado, la reacción interna del PP en el Cap i Casal ha sido más bien escasa. De hecho, tal y como ha informado este diario, buena parte de los distritos del partido en la ciudad han adelgazado su actividad y movilización en los últimos meses. Así, ni el propio presidente local, Alfonso Novo, ni el grupo municipal en el consistorio, atraviesan un momento demasiado boyante ante un sector importante de la militancia que reivindica autocrítica y renovación.
No le van mejor las cosas a los socialistas valencianos. La pérdida de apoyo en la capital está considerada por muchos dirigentes del partido como una de las causas principales del mordisco de Compromís al PSPV, que fue la segunda fuerza más votada en las elecciones autonómicas y locales de mayo pero con una distancia poco amplia respecto a la formación liderada por Mónica Oltra. De hecho, en el voto regional, la coalición superó en número de votos a los socialistas en la provincia que, no obstante, consiguieron alzarse con la Diputación de Valencia merced a los mejores resultados de sus candidatos locales.
Ahora bien, la catástrofe llegó en el voto municipal en la ciudad de Valencia. Un resultado que confirmaba la grave tendencia a la baja sufrida por el PSPV en la capital, dado que en las generales de 2011 ya había perdido 72.000 votos respecto a las de 2008, en las europeas de 2014 descendieron 60.000 votos respecto a las de 2009 y, en el final de esta nefasta serie, el PSPV amasaba solo 58.338 votos en 2015, muy por debajo de los 86.439 sufragios alcanzados en las municipales de 2011. Los socialistas, se vieron relegados a cuarta fuerza política en Valencia ciudad.
Mientras, y para mayor dolor del PSPV, Compromís casi triplicaba resultados en la capital, pasando de los 35.881 votos alcanzados en las elecciones locales de 2011 a los 96.151 sufragios, alcanzando nueve ediles y consiguiendo, merced al pacto con el propio PSPV y València en Comú, que Joan Ribó se convirtiera en nuevo alcalde. En estos primeros meses de gobierno, el dirigente de Compromís, así lo consideran incluso algunos cargos socialistas, está consiguiendo rentabilizar su puesto "más de lo que lo hace el propio presidente de la Generalitat, Ximo Puig".
A ello hay que sumar las consecuencias orgánicas de un golpe electoral como el vivido por el PSPV. Fuentes socialistas admiten que la reactivación y movilización de la estructura en el Cap i Casal está siendo costosa: por el momento, no se ha tomado ninguna determinación a la espera del futuro congreso del partido en el ámbito local y, de hecho, el que fuera candidato y portavoz local, Joan Calabuig, continúa al frente del grupo y de la formación socialista de la capital.
Con este escenario en las dos grandes formaciones, los resultados que se produzcan en Valencia ciudad en las elecciones generales, pese a que no son comparables a unos comicios locales ni autonómicos, podrían convertirse en un mal trago de nuevo para PP y PSOE si los partidos emergentes, con un voto notablemente urbano, confirman las buenas previsiones que están dándoles los sondeos.