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análisis

El Palau de la Música cierra la era Tebar, la revolución que no cuajó

La estrella no llegó a sintonizar ni con la Orquestra de València ni con el público | Su relevo, Alexander Liebreich, ha cambiado la atmósfera en un contexto adverso

25/05/2023 - 

VALÈNCIA. Ayer, jueves 25 de mayo, fue la despedida de Ramón Tebar del Palau de la Música, una fecha señalada por casi nadie porque la relación entre el maestro y la institución musical no ha estado marcado por la cercanía y el calor entre ambos. Tebar se va, y ya no es que a rey muerto, rey puesto, es que su sustituto, Alexander Liebreich, lleva en el trono desde hace ya dos temporadas.

Tebar llegó en 2017 como un potencial revulsivo para la Orquestra de València. Sustituyó al isreaelí Yaron Traub, un director que estuvo más de una década al mando de la formación y al que no se le sustituyó porque los mismos profesores votaron muy mayoritariamente por una necesaria renovación. La sombra de Traub sería alargadísima, pero la Concejalía de Cultura, que venía ya de renovar la dirección y la subdirección del Palau de la Música, fichó a Tebar, cuando en realidad ya era también el principal director invitado de Les Arts de Davide Livermore.

El reto era grande… Y Tebar acaba siendo la propuesta para despejar la x y poder lidiar con una compleja transición. El maestro tenía un elemento clave que lo hacía interesante: sus relaciones internacionales. En el momento de su entrada en el Palau de la Música, además del compromiso en la misma ciudad con Les Arts, tenía que conciliar la dirección artística de la Opera Naples, ser el principal director de la Florida Gran Opera y estar al frente de la Palm Beach Symphony. Lo que podría parecer una saturación también se podía convertir en una ventana abierta para la Orquestra de València, una oportunidad para internacionalizarse y realizar grabaciones.

Pero no ocurrió. A veces uno cae de pie y otras no, y en el caso de Tebar, la relación con la formación no tuvo siquiera fase de enamoramiento. No es un secreto ni para la prensa ni siquiera para el público valenciano, que tampoco mostró entusiasmo en ningún momento con el gran fichaje. Las cifras de la caída de abonados en el Ciclo OV desde antes del cierre del Palau así lo certifican: tras su primera temporada al frente, se perdieron un 11% de abonos 10 meses antes de la caída del techo del Palau. Liebreich empezó a resucitar la cifra, aún lejos de aquella temporada 2017/2018.

Foto: ESTRELLA JOVER

¿Qué pasaba entre Ramón Tebar y el Palau de la Música? Dos factores parecen clave. En primer lugar, Tebar es especialista en la ópera y el repertorio sinfónico-coral. Si bien también ha cosechado grandes éxitos dirigiendo programas puramente sinfónicos, los ensayos eran mucho  más duros y quemaron a la Orquestra de València. Por otro lado, la posible internacionalización, la potenciación de la formación, y todos aquellos podría necesitaban de un mimo que Tebar no tuvo, poniendo a València al final de la lista de prioridades. Cuadrar agendas parecía difícil, pero lo que fue realmente imposible es hacer cualquier cosa más allá de eso.

Aún así, la dirección del Palau y la Concejalía parecía tener buena relación con él. Cuando despidieron de manera improcedente al subdirector de la institución, decidieron amortizar el puesto porque Tebar ya trabajaba codo con codo en el diseño de la programación. 

Por otra parte, una escena: como si fuera el final de una cita en First Dates, en la presentación de la temporada 2020 empiezan las preguntas sobre su renovación. Tello no dudó en afirmar que ella estaría encantada. El director, por su parte, se limitó a agradecer su cariño y emplazar a una conversación que tendrían en un futuro.

Liebreich no ha necesitado ninguna transición

Y llega febrero de 2021, y la conversación se dio: Ramón Tebar no seguiría al frente de la Orquesta de València, pero sí vinculado. Las cancelaciones por culpa del coronavirus se reprogramaron y se utilizaron como una especie de momento de transición entre él y el nuevo director, Liebreich. El Palau de la Música creó el puesto de “director principal asociado”: “Mucho del tiempo requerido en mi trabajo aquí en València entra en conflicto con mi agenda de conciertos y ópera, por lo que hemos decidido conjuntamente dar este paso y seguir colaborando de una forma distinta”, explicó Tebar entonces. Gloria Tello, presidenta del Palau, habló entonces de “una transición lo más positiva posible”.

Y el cambio fue positivo, pero sin transición. Liebreich, en su primera entrevista con este diario, confesó que él no tenía relación alguna con Tebar, sino con Vicent Ros. Desde el principio marcó perfil propio y se hizo con la complicidad de la Orquestra de València. Liebreich es una persona carismática que, además, llegó con la promesa de empaparse de la tradición musical valenciana, y así desquitarse el peso de sustituir a un director valenciano.

Tebar, que debutó con la Orquestra de València interpretando la Sinfonía nº1 de Mahler, Titán; se despidió ayer de ella en silencio (no ha concedido entrevistas) pero de manera poética, con la Sinfonía nº 6, titulada Trágica.

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