VALÈNCIA. El lunes se abrió un nuevo frente en el Palau de la Música. El origen estaba -como casi siempre- en los tribunales. En esta ocasión, el TSJCV declaraba, tras el recurso a una sentencia, el despido improcedente de Manuel Muñoz. El periodista accedió al puesto por designación directa en 2015 tras la jubilación de Ramón Almazán, cuando las funciones de dirección del Palau eran principalmente administrativas y la programación dependía de la figura de subdirección. Pero todo cambió tras el concurso que eligió a Vicent Ros como máximo responsable del Palau.
Estos últimos años, los papeles han cambiado, y Ros definía el puesto de Muñoz así: “si está, pues perfecto; pero si no está, pues tampoco pasa nada, porque la función de programación y de intendente de la Orquesta la llevo yo, (…) De todas formas él tampoco programaba; recibía propuestas y las traía a esta mesa, donde programábamos los dos con el Director Artístico de la Orquesta (Ramón Tebar)”. Estas palabras se pronunciaron a las pocas semanas de que el Ros informara a Muñoz que no contaban con él en el organigrama.
El despido se hizo tras agotar las prórrogas de su contrato, y la solución entonces, en noviembre de 2019, estaba clara: “Esta semana mismo hemos dado la orden de que el procedimiento empiece lo antes posible, y así lo quiere el Ayuntamiento también. Lo que tardemos en redactar las bases es lo que tardará”.
14 meses después, la situación ha cambiado. Ante la petición del TSJCV de reponer a Muñoz en su puesto o indemnizarle, el Ayuntamiento está estudiando la tercera vía, la de recurrir. Y mientras, la subdirección sigue sin haberse resuelto. Según ha podido saber este diario, ni a corto ni a medio plazo lo hará. El Ayuntamiento ha cambiado de prioridades “y no ve prioritario que se cubra este puesto en el organigrama”. “No está encima de la mesa”, explican fuentes municipales.
Según las mismas, las funciones para las que estaba planeada esta figura ya se llevan a cabo por parte tanto de Vicent Ros como de Ramón Tebar (que tendrá que decidir su futuro a lo largo de este año), por lo que desde el Ayuntamiento prefieren paralizar ese proceso. Sin embargo, la OPE y el organigrama vigente no han hecho desaparecer el puesto, por lo que no es que se esfume per se, sino que se quedará sin convocar mientras no sea necesario. La próxima subdirección -eso sí- tendrá que elegirse mediante un concurso público.
Todo este proceso de intercambio de responsabilidades se verá con los años si se sistematiza o vuelve a mutar. Por ahora, la dupla Ros-Tébar parece funcionar, y la química Ros-Muñoz, por el contrario, no pasaba por su mejor momento cuando se produjo el despido. En todo caso, las personas pasan y la institución se queda. El idilio del maestro dirigiendo la Orquesta de València no pinta halagüeña, y Vicent Ros se tendrá que despedir del Palau de la Música en 2022, cuando agote su contrato ya prorrogado.
La decisión de que la figura de subdirección continue o no tampoco resuelve la patata caliente de estos días. El Palau de la Música tiene cinco días para indemnizar a Muñoz y diez para recurrir la sentencia. Fuentes municipales argumentaron cuál era su posición ante el criterio del tribunal de considerar al exsubdirector personal con contrato indefinido en vez de un cargo con contrato de alta dirección, lo que convierte su no-renovación en un despido improcedente. “El acceso de Muñoz al puesto de director artístico es el propio de una regulación laboral de carácter especial de personal de Alta Dirección: no pasó ningún procedimiento de selección ordinario (concurso o concurso-oposición o comisión de servicios)”, señalaron.
También descartaron el hecho de que el subdirector rindiera cuentas directamente al director del Palau, Vicent Ros, y no al Consejo Rector, sea determinante, ya que la ley "acepta que la autonomía del alto cargo pueda estar limitada por los criterios e instrucciones directas de las personas u órganos superiores de gobierno”. La batalla se libra entre criterios de derecho laboral.
Por su parte, Partido Popular y Ciudadanos valoraron ayer este nuevo conflicto recordando los anteriores. La edil del PP, Julia Climent, manifestó que “la gestión del Palau de la Música va de mal en peor porque sus gestores lo han metido en un pozo de decadencia que está erosionando su prestigio a pasos agigantados”. Mientras, Amparo Picó, de Ciudadanos, apuntó que "el Palau acumula tres autos en contra" y exigió que la concejala de Cultura, Gloria Tello, de explicaciones públicas por este caso.
Ni un partido ni otro se posicionaron en el debate sobre la cuestión laboral y se limitaron a señalar el “sectarismo” del equipo de gobierno, que supuestamente tiene como criterio “despedir a todos aquellos que no son de su cuerda”.