Que no, que el cordero no es solo navidad y barbacoa. Que entre pan está de muerte. Ahora, más de 25 bares de Valencia lo demuestran con su versión del Paquito: un bocadillo de cordero nacional con el que ayudarás a salvar el campo
Lechazo de Castilla y León, ternasco de Aragón, chuletitas de lechal... Con el cordero me pasa lo mismo que con las aceitunas, que solo imaginármelo empiezo a salivar cual perro de Pavlov. Me flipa la carne de cordero y no quiero que me inviten a una barbacoa en verano o que llegue la navidad para hincarle el diente. Por eso, me ha dado una alegría ver cómo los Paquitos desembarcaban en Valencia hace unos días y que algunos de mis bares y restaurantes favoritos lo incorporaban a su oferta.
El Paquito es una bocadillo de cordero que el pasado año desembarcó en más de medio centenar de bares y casa de comidas de Madrid de la mano de Interovic (la Interprofesional de la carne de ovino y caprino). El objetivo, llegar a un público más joven, que habitualmente no está acostumbrado a consumir cordero. ¿Cómo hacerlo? A través de un formato nuevo, algo diferente y asequible. Un bocadillo. Algo similar a su primo el Pepito, pero con su propia personalidad y un nombre propio: el Paquito. Un bocata que cada bar tuneó a su antojo: unos adobaron, otros marinaron, otros picaron... El resultado, casi 60 recetas diferentes y un montón de bocadillos haciéndole la competencia a ese bocata de calamares del que tanto se enorgullecen en la capital y que nunca he entendido muy bien (pero si Madrid no tiene mar...).
El Paquito ha llegado también a Valencia este año y más de 25 bares y restaurantes se han sumado a la iniciativa. Algunas de las recetas son espectaculares. Desde la clásica hasta la más sofisticada. Hay un Paquito para cada persona. Repasamos algunos de ellos.
Román Navarro fue el creador de la primera receta de Paquito exótica del planeta tierra. Es el papá de todos los Paquitos. Marina la pierna de cordero con una sala de pescado, galanga rallada y zumo de lima y lo sirve con una salsa que tendría que patentar. Lleva desde el año pasado en su carta. Puedes pedirlo para comer en casa a través de San Pastrami o pasarte por Tonyina. Es el Paquito 10.
El bar de Tino Fernández no se anda con tonterías. Su Paquito lleva coliflor, ajos tiernos, alioli y una reducción de una salsa elaborada con los huesos del cordero... Los encurtidos y las piparras logran quitarle pesadez a la carne. Si consigues zampártelo todo (yo lo hice), no querrás volver a comer ningún otro bocadillo nunca más. ¿Has dicho Chivito ¿Brascada? ¿Blanc i negre? Jajajaja. Después de probarlo ya nada será igual. Asegúrate que luego podrás darte una buena siesta.
“Este PAQUITO sí que sabe” (porque además de su sabrosura, es más listo que el hambre). Toma ya que nombre más guay. Mercatbar, el local de Quique Dacosta en la calle Joaquín Costa, hace un triple tirabuzón y se atreve con estos sesos de cordero al Jerez y piparra frita sobre pan de mantequilla al carbón, que además Manuel Romeralo ha armonizado con un vermut. Un bocado valiente que después de comerlo te hace más listo. Precio sin vermut, 5€, con vermut La Copa, 8,50€.
Ya hemos hablado en alguna otra ocasión de lo que nos gusta Farcit. Se come muy bien, hay luces de neón, cócteles y muy buen rollo. Es el lugar adecuado para empezar una noche de esas que recordarás mucho tiempo después. A su apetitosa carta, ahora se le ha sumado este Paquito Farcit, un bocadillo gourmet que sirven en pan roll planchado con mantequilla, una salsa de tomate muy especiada y una ensalada de verduras frescas. ¿Qué debe de tener un bocadillo de calidad como este? "Hay que tener en cuenta primero que el pan debe tener casi tanto valor como el relleno y la combinación de sus ingredientes debe tener sentido. Por eso la gente tiene que entender que hay que pagar por él” añade la cocinera.
En Gallina Negra han optado por un bocadillo con pan árabe, albóndigas de cordero, salsa masala y chutney de mango. Una combinación estratosférica que te traslada a Asia en el primer bocado. En esos sabores está condensada toda India y toda Tailandia.
Pasta de achiote, zumo de pomelo chino, zumo de yuzu, vino chino shaoxing, manteca de cerdo, pimienta negra, canela, comino, ajo y laurel. Menuda combinación de ingredientes la interpretación del Paquito de Mil Grullas. México y Asia unidos en un bao con una carne que se cocina 30 horas a 70 grados para que el cordero se deshaga. Vanessa Lledó ya está pensando en dejarlo en carta. Y su hermano pequeño, La Sangu, que abre sus puertas en breve, también tendrá su Paquito.
Son solo algunos ejemplos. Hay más muchos más. Paquitos de un estilo más clásico, como el del Bar Ricardo o La Tahona de Celia, Casa Mundo o Palace Fesol. Paquitos sofisticados como el Paquito del Montgó de Alenar bodegas creado por Carlos Medina y Tomi Soriano, un cordero a baja temperatura con puré robuchon de boniato, emulsión de anchoa, miel de pino, bearnesa del monte, boniatos asados, vinagre de hierbas del Montgó y mantequilla clarificada, que más que un bocadillo parece un monumento o la coca de jarrete lechal, mojo de naranja y pistachos, yema curada y encurtidos que propone Oganyo, o el bocadillo de cordero a baja temperatura, desmigado, tártara asiática, queso trufado y pepino osmotizado en lima del Aprendiz... Hay un Paquito esperándoles a cada uno de ustedes. Solo tienen que entrar en la web para encontrar el que mejor se adapte a sus gustos.
¡Que aproveche!