VALÈNCIA. El futuro Gobierno de coalición entre el PPCV y Vox ha tomado forma (y fondo) este jueves. Ambos partidos alcanzaron a un acuerdo exprés el pasado martes por el que el popular Carlos Mazón se aseguraba la investidura como presidente de la Generalitat y los voxistas la presidencia de Les Corts. Dos días después, en un movimiento exprés, ha llegado el pacto de programa y el reparto de competencias. La rapidez, las formas y la imagen de la distribución ha generado malestar en las filas del PPCV.
Vox tendrá una vicepresidencia primera con la cartera de Cultura y dos consellerias: Justicia y Agricultura. El torero Vicente Barrera, quien ha pilotado todas las negociaciones junto a Ignacio Gil Lázaro y Carlos Flores, será vicepresidente primero y dirigirá Cultura. Algo con lo que se deja entrever la idea que se deslizó desde el PPCV el martes: que haya dos vicepresidencias y la otra sea para ellos.
El departamento de Agricultura incluirá Ganadería, Pesca y Alimentación, por lo que se desgajan Medio Ambiente y Agua, que llevará el PPCV. El de Justicia tendrá Interior y Gobernación –no Función Pública, que también estará en manos de los populares–. Cultura, por su parte, no tendrá Educación, que dirigirá el PP como ya dejó claro el propio Mazón. Igualmente, se sacará de ella Patrimonio.
El reparto de áreas causó sorpresa este jueves porque Vox recibió gran parte de aquellas a las que aspiraba y por la celeridad en cerrarlo todo. Las opiniones entre los populares son diversas. Hay quien piensa que la jugada de Mazón ha sido acertada, tanto en los tiempos como en el resultado. Otros consideran que el hecho de tener a Barrera como vicepresidente, el planteamiento de los puntos del programa que claramente ha metido Vox o la excesiva rapidez no trasladan una buena imagen.
Tras el acuerdo inicial con Vox del martes, el PPCV anticipó que el Ejecutivo pasaría a tener un máximo de diez consellerias –serán exactamente una decena– contando con la Presidencia (actualmente hay doce). La distribución sería en función de la representación obtenida. Con los 40 diputados del PP y los 13 de Vox, todo parecía indicar que fueran ocho departamentos para los primeros y dos para los segundos. Sin embargo, la intención que de estos últimos era la de tener, en realidad, tres: una vicepresidencia con contenido y, aparte, dos consellerias. Así ha sucedido finalmente.
El resultado numérico, desde luego, le da ventaja a Vox, que se muestra satisfecho de lo logrado sin que las negociaciones hayan provocado tensiones públicas o rupturas en las conversaciones como en la etapa de la izquierda –cuyas peleas por amarrar hasta la última competencia de cada conselleria dejaron tardes de gloria entre el PSPV, Compromís y Unides Podem–.